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Washington y Londres han caído en una trampa evidente y ya no depende de ellos cómo saldrán de allí.

Karin Kneissl, excanciller de Austria,

al diario ruso Védomosti

19/01/2024.- Si algo es notorio en el sistema educativo estadounidense es la subestimación en el estudio de la historia. Por ejemplo, en la visita de Barack Obama a Hanói, la capital de Vietnam, en 2016, el mandatario se mostró incómodo cuando le tocaban el tema de las agresiones de Estados Unidos a numerosos países, entre ellos Vietnam. Y es que mientras el visitante recorría Hanói, el Medio Oriente sufría los embates de las fuerzas militares estadounidenses que él había prometido regresar a casa, tras los bombardeos desatados por órdenes de George W. Bush, a quien el simpático trigueño superó en materia de agresión militar, con un récord vigente de ocho años continuos de plomo parejo sobre el Oriente Próximo.

Con Obama en Hanói, en 2016, ha debido ser imposible para cualquier vietnamita no recordar aquel masivo bombardeo, durante doce días y doce noches, de tres mil aviones made in USA, sobre Hanói y Hai Phong, durante las navidades del año 1972.

Cuando los palestinos podían desplazarse libremente por su territorio, cultivar sus tierras y pastorear a sus animales, el pueblo vietnamita vivía esclavizado bajo el látigo francés, que había irrumpido el territorio indochino en 1858. Un siglo después, la historia muestra a una Palestina sometida a un bestial ataque armado, aupado por aquellos mismos agresores que sembraron el terror en Vietnam, pero que fueron derrotados por un pueblo capaz de vencer a tres imperios: el francés, el japonés y el estadounidense.

Esos agresores, empeñados en apoderarse de tierras ajenas, sembrando terror —como lo hacen hoy en Siria, Irak, Palestina y Yemen—, se resisten a recordar que en una ciudad de apenas 3 mil 360 km², como Hanói, fueron derribados 81 aviones de los más modernos, en doce días y doce noches, forzando de esa manera a Henry Kissinger —por orden de Richard Nixon— a firmar la retirada de las tropas yanquis de territorio vietnamita.

Yankee, go home

El 23 de enero del año 1973, tras aquella derrota de la aviación militar estadounidense de 1972, bajo el cielo de Hanói y Hai Phong, el gobierno de Richard Nixon debió regresar a la mesa de negaciones de París, a rubricar lo que significó la estruendosa derrota de los militares del país norteamericano en la parte sur del suelo vietnamita, para entonces controlado por los Estados Unidos a través de varios gobiernos lacayos desde 1954.

El llamado Acuerdo de París, de nueve capítulos y veintitrés artículos, consideró el retiro de las tropas estadounidenses que ocupaban parte del territorio vietnamita desde que los franceses habían sido derrotados en la batalla de Điện Biên Phủ, el 7 de mayo de 1954.

Por resolución del Acuerdo de París, las tropas de Richard Nixon y las de sus aliados, los mismos que hoy están atacando al Yemen, debían abandonar Vietnam, desmantelar todas sus bases militares y no involucrarse ni intervenir en los asuntos militares de Vietnam del Sur. Además, estaban obligados a aceptar de inmediato al gobierno revolucionario provisional de Vietnam del Sur, lo que significaba el reconocimiento inmediato de dos gobiernos, dos ejércitos y dos áreas de control.

El acuerdo incluía la firma de cuatro protocolos:

  1. Cese al fuego en Vietnam del Sur y las Comisiones Militares Conjuntas.
  2. Creación de un comité internacional para el control y supervisión.
  3. Liberación del personal militar capturado y detenido.
  4. Limpieza, desactivación total y destrucción, por parte de Estados Unidos, de las minas sembradas en puertos marítimos y en mares de Vietnam.

Sin embargo, un mes después, el 16 de febrero de 1973, la Comisión Militar Conjunta, que estaba integrada por cuatro delegaciones, debió hacer un llamado urgente a las partes en conflicto, para poner fin a los combates en el territorio del sur de Vietnam, porque las tropas del gobierno del sur, con el apoyo de Estados Unidos, no estaban respetando el alto al fuego.

Los hechos demostraron que la delegación estadounidense, si bien retiró sus soldados, violó varios artículos del Acuerdo y el primer protocolo sobre el cese al fuego. Además, el gobierno títere del sur no permitió la realización de la consulta electoral que debían definir la unificación, o no, del norte y sur del país.

Ciertamente, Estados Unidos había retirado sus tropas, pero aumentó la ayuda militar al gobierno títere del sur y mantuvo cientos de asesores militares dirigiendo los combates, de tal manera que el conflicto entró en una nueva etapa. Sin embargo, en el año 1975, las tropas revolucionarias del Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur (FNL), mediante la campaña Hồ Chí Minh, lograron avanzar exitosamente hacia Saigón, la antigua capital del sur, donde capturaron y sometieron al gobierno títere de Duong Van Minh, quien apenas tenía nueve días en el poder, tras la fuga hacia el exterior de los anteriores mandatarios, Nguyen Van Thien y Tran Van Huong.

El presidente Van Thien y su gabinete fueron capturados en el despacho presidencial, a las 11:30 a.m. del 30 de abril de 1975, cuando las tropas revolucionarias del FNL irrumpieron en el Palacio de la Independencia, hoy el principal museo militar de Ciudad Hồ Chí Minh.

“Subestimamos el poder del nacionalismo que motivó a una nación a luchar y sacrificarse por sus ideales y valores. En la actualidad, continuamos subestimando el poder del nacionalismo en muchos países del mundo” (Robert McNamara, exsecretario de Defensa de Estados Unidos).

Washington y Londres han caído en una trampa evidente y ya no depende de ellos cómo saldrán de allí.

Karin Kneissl, excanciller de Austria,

al diario ruso Védomosti

19/01/2024.- Si algo es notorio en el sistema educativo estadounidense es la subestimación en el estudio de la historia. Por ejemplo, en la visita de Barack Obama a Hanói, la capital de Vietnam, en 2016, el mandatario se mostró incómodo cuando le tocaban el tema de las agresiones de Estados Unidos a numerosos países, entre ellos Vietnam. Y es que mientras el visitante recorría Hanói, el Medio Oriente sufría los embates de las fuerzas militares estadounidenses que él había prometido regresar a casa, tras los bombardeos desatados por órdenes de George W. Bush, a quien el simpático trigueño superó en materia de agresión militar, con un récord vigente de ocho años continuos de plomo parejo sobre el Oriente Próximo.

Con Obama en Hanói, en 2016, ha debido ser imposible para cualquier vietnamita no recordar aquel masivo bombardeo, durante doce días y doce noches, de tres mil aviones made in USA, sobre Hanói y Hai Phong, durante las navidades del año 1972.

Cuando los palestinos podían desplazarse libremente por su territorio, cultivar sus tierras y pastorear a sus animales, el pueblo vietnamita vivía esclavizado bajo el látigo francés, que había irrumpido el territorio indochino en 1858. Un siglo después, la historia muestra a una Palestina sometida a un bestial ataque armado, aupado por aquellos mismos agresores que sembraron el terror en Vietnam, pero que fueron derrotados por un pueblo capaz de vencer a tres imperios: el francés, el japonés y el estadounidense.

Esos agresores, empeñados en apoderarse de tierras ajenas, sembrando terror —como lo hacen hoy en Siria, Irak, Palestina y Yemen—, se resisten a recordar que en una ciudad de apenas 3 mil 360 km², como Hanói, fueron derribados 81 aviones de los más modernos, en doce días y doce noches, forzando de esa manera a Henry Kissinger —por orden de Richard Nixon— a firmar la retirada de las tropas yanquis de territorio vietnamita.

Yankee, go home

El 23 de enero del año 1973, tras aquella derrota de la aviación militar estadounidense de 1972, bajo el cielo de Hanói y Hai Phong, el gobierno de Richard Nixon debió regresar a la mesa de negaciones de París, a rubricar lo que significó la estruendosa derrota de los militares del país norteamericano en la parte sur del suelo vietnamita, para entonces controlado por los Estados Unidos a través de varios gobiernos lacayos desde 1954.

El llamado Acuerdo de París, de nueve capítulos y veintitrés artículos, consideró el retiro de las tropas estadounidenses que ocupaban parte del territorio vietnamita desde que los franceses habían sido derrotados en la batalla de Điện Biên Phủ, el 7 de mayo de 1954.

Por resolución del Acuerdo de París, las tropas de Richard Nixon y las de sus aliados, los mismos que hoy están atacando al Yemen, debían abandonar Vietnam, desmantelar todas sus bases militares y no involucrarse ni intervenir en los asuntos militares de Vietnam del Sur. Además, estaban obligados a aceptar de inmediato al gobierno revolucionario provisional de Vietnam del Sur, lo que significaba el reconocimiento inmediato de dos gobiernos, dos ejércitos y dos áreas de control.

El acuerdo incluía la firma de cuatro protocolos:

  1. Cese al fuego en Vietnam del Sur y las Comisiones Militares Conjuntas.
  2. Creación de un comité internacional para el control y supervisión.
  3. Liberación del personal militar capturado y detenido.
  4. Limpieza, desactivación total y destrucción, por parte de Estados Unidos, de las minas sembradas en puertos marítimos y en mares de Vietnam.

Sin embargo, un mes después, el 16 de febrero de 1973, la Comisión Militar Conjunta, que estaba integrada por cuatro delegaciones, debió hacer un llamado urgente a las partes en conflicto, para poner fin a los combates en el territorio del sur de Vietnam, porque las tropas del gobierno del sur, con el apoyo de Estados Unidos, no estaban respetando el alto al fuego.

Los hechos demostraron que la delegación estadounidense, si bien retiró sus soldados, violó varios artículos del Acuerdo y el primer protocolo sobre el cese al fuego. Además, el gobierno títere del sur no permitió la realización de la consulta electoral que debían definir la unificación, o no, del norte y sur del país.

Ciertamente, Estados Unidos había retirado sus tropas, pero aumentó la ayuda militar al gobierno títere del sur y mantuvo cientos de asesores militares dirigiendo los combates, de tal manera que el conflicto entró en una nueva etapa. Sin embargo, en el año 1975, las tropas revolucionarias del Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur (FNL), mediante la campaña Hồ Chí Minh, lograron avanzar exitosamente hacia Saigón, la antigua capital del sur, donde capturaron y sometieron al gobierno títere de Duong Van Minh, quien apenas tenía nueve días en el poder, tras la fuga hacia el exterior de los anteriores mandatarios, Nguyen Van Thien y Tran Van Huong.

El presidente Van Thien y su gabinete fueron capturados en el despacho presidencial, a las 11:30 a.m. del 30 de abril de 1975, cuando las tropas revolucionarias del FNL irrumpieron en el Palacio de la Independencia, hoy el principal museo militar de Ciudad Hồ Chí Minh.

“Subestimamos el poder del nacionalismo que motivó a una nación a luchar y sacrificarse por sus ideales y valores. En la actualidad, continuamos subestimando el poder del nacionalismo en muchos países del mundo” (Robert McNamara, exsecretario de Defensa de Estados Unidos).

Ángel Miguel Bastidas G.

Fuente de consulta:

Huy Toan, N. (2010). Vietnam, guerra de liberación (1944-1975). Vietnam: Editorial Thế Gi

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