Por: Giordana García Sojo
El domingo 11 de julio sucedieron varias movilizaciones a lo largo del país, atendidas por el propio presidente Díaz-Canel y con un fuerte componente mediático internacional.
El domingo 11 de julio tuvieron lugar movilizaciones en varias localidades del país. Las protestas comenzaron en San Antonio de los Baños, a 26 km de la capital de La Habana y han sido convocadas y coordinadas por redes sociales. Estas movilizaciones están acompañadas de una amplia cobertura mediática, con gran apoyo de artistas influencer que posicionaron desde el 5 de julio la etiqueta #SOSCuba y el llamado a la “intervención humanitaria” en redes sociales. La atención mediática y las denuncias de supuesta represión han superado ampliamente las desplegadas contra las actuaciones de la policía colombiana que dejó 60 personas fallecidas. Como en otras ocasiones, los aparatos de propaganda anticastristas se han activado con fuerza.
Las protestas se centraban en principio en los cortes de electricidad de los últimos días, así como en la escasez de algunos alimentos y medicinas. Sin embargo, la proyección desde medios internacionales y algunos enfrentamientos el día domingo, muestran a grupos pidiendo cambio de gobierno y el fin de la “dictadura”. No obstante, hasta los momentos las movilizaciones tienen una dimensión acotada, como refleja el hecho de que se haya denunciado el uso en redes sociales de imágenes de movilizaciones foráneas como si fueran en Cuba.
El mismo domingo, el presidente Miguel Díaz-Canel llegó a la ciudad de San Antonio de los Baños para dialogar con los sectores movilizados. Enseguida comenzaron a formarse movilizaciones en defensa de la Revolución. Asimismo, se realizaron dos ruedas de prensa del presidente Díaz-Canel el 11 de julio y del Gabinete de ministros junto al presidente el 12 de julio para informar de inmediato sobre los hechos y las medidas económicas y sanitarias del Gobierno.
Uno de los aspectos abordados en las ruedas de prensa fue el concerniente a la producción de energía eléctrica, menguada durante los últimos días. El ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, explicó los esfuerzos por reparar instalaciones afectadas por las restricciones de compra de insumos, sumado al incremento de la demanda por la situación de atención sanitaria, lo que ha generado cortes de electricidad.
El Gobierno asumió que hay situaciones críticas que generan malestar y descontento, pero acusa una operación desestabilizadora financiada desde EE. UU. que utiliza elementos típicos de guerra no convencional, como el despliegue de campañas mediáticas que muestran un país ingobernable, Estado fallido y crisis absoluta, así como el financiamiento de mercenarios para generar violencia interna.
Uno de los antecedente directos de estas movilizaciones es el Movimiento San Isidro convocado en noviembre de 2020 mediante una serie de protestas de artistas –especialmente jóvenes– que terminaron en una concentración de aproximadamente 300 personas a las puertas del Ministerio de Cultura, donde hizo presencia el jefe de la misión diplomática estadounidense, Timothy Zúñiga-Brown, a lo que la cancillería cubana respondió convocando al funcionario ante lo que consideró injerencia en los asuntos internos. En adelante, el Movimiento San Isidro se ha convertido en centro de las protestas antigobierno.
El gobierno de EE. UU. se pronunció el 12 de julio apoyando las movilizaciones, afirmando que la crisis económica de la isla es generada por el gobierno de la Revolución sin mencionar el bloqueo económico de más de 60 años.
Con la administración Trump el bloqueo a Cuba se recrudeció, situación que la actual administración Biden no ha modificado. En 2020, Estados Unidos aplicó 55 sanciones al amparo de la Ley Helms-Burton y aplicó el título III de la norma lo que compromete inversiones foráneas –muchas europeas– en la isla. Además incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo dificultando la llegada de divisas vía remesas. Cuba importa cerca del 70 % de los alimentos que consume. La crisis económica agravada por la sanitaria y los bloqueos de EE.UU. ha llevado a una caída del PIB del 11 % en 2020, según estimó el Gobierno cubano. El 23 de junio de este año, en la Asamblea General de Naciones Unidas 184 países estuvieron a favor de la eliminación del bloqueo.
Las restricciones a la isla, que afectan la compra de alimentos, insumos y medicinas, han golpeado con dureza en medio de la pandemia ya que los principales ingresos de divisas de la isla –turismo– desaparecieron. Actualmente el país atraviesa un rebrote del virus, con un sector salud golpeado por el bloqueo que, sin embargo, ha logrado producir dos vacunas probadas en todas sus fases: Abdala (92 % de efectividad) y Soberana 02 (91 %), un hito a la altura de muy pocos países del mundo. Para el domingo 11, se contabilizaron 6.423 contagios y 42 fallecimientos por COVID-19 en la isla, las cifras más altas desde el comienzo de la pandemia con un promedio de casi 4.900 casos positivos nuevos al día y un pico máximo de muertes alcanzado ayer con 47 fallecidos. No obstante, el índice de mortalidad del virus en Cuba es de 0.66 %, de los más bajos a nivel mundial.
En el lado opuesto, el presidente mexicano, Manuel López Obrador, declaró más temprano que apoyaba al pueblo cubano y que “la mejor forma de ayudarlo es levantando el bloqueo contra el país”.