DE LOS MISILES Y LAS BALAS EN LA POESÍA VENEZOLANA – MARÍA EUGENIA BRAVO


    por elelefantebocarriba

 

La poesía define el paso ético del hombre sobre la tierra, así lo afirma Holderlin y en su morral o su cuaderno de notas hasta tablet los jóvenes del actual milenio en Venezuela, dan pasos firmes hacia ese camino trazado por los clásicos, desde una perspectiva metafórica que deconstruye el lenguaje y desarma antiguos asideros. Así, Isaias Cañizales ángel (Boconó, ) se transforma en un preso político de la dictadura y desde su ideología de izquierda denuncia las torturas y humillaciones, exhibiendo una realidad poco retratada en el país, salvo en la poesía de OLGA LUZARDO, quien también emplea recursos del teatro para poner a hablar a la madre con la hija, en el recinto carcelario. En MONÓLOGO Cañizales revela los cambios que sufre un militante, ante los métodos que utilizan los dictadores para minar la resistencia de los comunistas. En SUR el autor insiste en el tema, pero añade la visión anti-imperialista y de crítica de fondo de la cultura televisiva y mass mediática en una metáfora contundente por lo que lleva implícita aquella mujer pobre a la que no le calzan las zapatillas oligárquicas a lo Disney. Definitivamente, el estilo de este joven no hace concesiones y fustiga al lector, retratando con crudeza el futuro de una inminente invasión estadounidense en CUANDO AMANEZCA como si la cotidianidad de una familia, fuera trastocada por un ataque con misiles, allí en el hogar hay una niña que grita ante la pesadilla de ver morir a sus padres en ello revive muchas escenas de guerra cuando la bomba nuclear cae sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

Otras voces, de impronta femenina y tesitura erótica es FLORIMAN BELLO (barquisimeto, 1983) quien con el atrevimiento irónico de una LYDDA FRANCO FARIAS o MIYÓ VESTRINI ya que BELLO se lanza con su verbo deconstructor de discursos y formas tradicionales porque desea asumir una posición de revuelta permanente, de EVA REIVINDICADORA de su identidad, sobreviviente de las balas y guarimbas callejeras; a veces, lápiz en mano, como una Maga cortaziana, parte de la escritora comola resolución de un crucigrama y sin dar cuenta, a cada paso de su femineidad deja ese perfume como disidencia en el aire.

En el caso de MIGUEL GUEVARA (Barinas, ) es además de poeta, ensayista, definido por su disidencia y desenfado, también puede decirse que su palabnra poética es la de un DIÓGENES de la era cibernética y los apocalipsis, cuya MEDUSA representa una revolución en la época más caótica del planeta; desde allí cuestiona la hydra como mostruo de mil cabezas en la que se ha convertido, gracias a las batallas que ha tenido que librar, debido a los miles de obstáculos que le ha colocado la burguesía mundial. Lo cierto es que podemos afirmar que estamos en una época en la que emergen nuevos , con una espada flamígera en sus , para hacer frente a las amenazas imperialistas y el mejor escudo son estos versos postmodernos, que ya no gozan tanto de la estética, pero que tienen los pies hundidos en la belleza de urgar las verdades del ser, colocando un dedo en la llaga y tratando de hacer crecer las flores en el jardín de heridas, que atraviesa nuestro país.

Concluyo, con militantes de la vieja izquierda, como los poetas: EDUARDO MÁRMOL y NEREIDA PÉREZ, la primera surgida de las tablas actorales o desde la taberna urde una poética del desencanto y desenfado femenino, en esa lucha entre soledades y enfrentamiento con el patriarcado, asumida como bolero y curiosamente también como tango; algunas veces como militante en el texto político que rememora a Hugo Chávez, con el “dolor en la trilla de la bandera.” Seguidamente, el poeta EDUARDO MÁRMOL, heredero del Chino Valera Mora, exhibe su condición de ñángara, desde el ámbito duro del comunismo; pero contaminado por su condición de articulista de prensa, exhibiendo unas metáforas descarnadas y lejanas a las torres de marfil e imágenes gongorinas, exhentas de maquillaje, como lo hiciera Calcaño con las campesinas o Luzardo con las indígenas que se defienden de los latifundistas. Poesía de pies desclazos y techo de carton, que marcha junto al pueblo, denunciando la hiperinflación, la guerra cultural y la guerra mediática. La figura de Trump es convertida en una figura caricaturesca y barbárica, cuya pareja es una modelo que cumple la función de encubrir con su belleza las torpezas de su cónyuge, a la manera de Vicente Fox. Finalmente, Dannybal Reyes Umbría, José Javier Sánchez y Mario Fernández responden con su verbo a las amenazas del imperio y del neoliberalismo, desde la nostalgia por el comandante invicto, el poeta maneja la crudeza de una óptica social inédita, que exhibe en postales casi cinematográficas, pero  iluminadas con la realidad del hombre de la calle. Es también el caso de José Javier Sánchez que como un Vallejo postmoderno, se adentra en el barrio, para a través de la piel de sus habitantes, darle click al encuadre de la violencia (guerra cotidiana de la urbe) y su hermana siamesa, la muerte.

A continuación, dejaremos que hable la poesía y sus autores.

 

ISAIAS CAÑIZALES ÁNGEL

AL SUR

Al Sur de estos mapas habita un dolor que no termina nunca. Un lamento que no han podido borrar las comparsas de la televisión ni las transnacionales de la desmemoria. Si caminas por Huérfanos, puede que sientas el desvarío de los cuerpos tullidos en aquellas noches donde reinaba el estupor, y los caprichos del General escogían, a dedo, al azar, por gusto, por aburrimiento, el nombre de los próximos difuntos. No te dejes atrapar por el esplendor de las ofertas de verano ni por los carteles de las tiendas donde se exhiben elegantes poleras que maquillan el presente, que decoran el futuro en cómodas cuotas.  No siempre la miseria calza perfecta y tranquila en un par de zapatillas nuevas. Todavía hay quien recuerda esos días y se agarra el pecho, cierra los ojos, y siente que vuelven esos gritos, esos olores a pólvora, esos aullidos de furiosos gorilas, esas interminables madrugadas donde terminamos aceptando tantas formas del dolor: Es que esos latigazos se meten en los oídos, recorren todo el cuerpo, se hacen tu sombra, taladran la piel y caminan por entre los huesos. De repente un escalofrío te corta el aliento, uno se pone verde, le suda el poto, se agarra las manos y agradece por el sólo hecho de haber sobrevivido.

MONÓLOGO

La gente dice

que ya no soy

el mismo

que tengo la mirada

extraviada

y las solapas

llenas de falsas

corazonadas

que no frecuento los mismos

parques

que mis amigos

-ahora-

se emborrachan sin mí

que ya no armo berrinches

en la madrugada

ni le miento la madre

a los burócratas

que algunos aguaceros

me sueñan despierto

que ya no me rasgo

las vestiduras

que tengo la piel verde

que han visto a mi novia

pololeando con otro

que me florecen gusanos

en las orejas

que huelo a hierba mojada

que ya no me burlo

de mis antepasados

que desde el primer

latigazo

las costillas me sonaban

me hicieron escupir

los dientes

y la boca se me puso morada

los dedos se me engarrotaron

las encías me ardían

los ojos se me fueron apagando

que vomitaba sangre,

nombres,

direcciones,

números telefónicos,

que me puse pálido

que intentaba ponerme

de pie

que balbuceaba

la Internacional

que el último corrientazo

me arrancó

una extraña sonrisa

que se escucharon

unos balazos

y

después

vino

el silencio.

CUANDO AMANEZCA

Un misil,

no,

dos:

entraron por la ventana

pasaron por la cocina

-desprevenidos-

se metieron

uno,

en el cuarto de mi hermana;

el otro,

en la cama de mis padres.

Yo no los vi.

No se dejan ver.

Sientes un silbido

rasante

y el estruendo

de un volcán

sin lava

Pero que incendia

todo lo que toca.

Mis padres

no se enteraron

porque hace rato

que ardieron

en medio de la calle.

Mi hermana,

mi hermana

sí los vio.

Ella tenía

pedazos de hierro

metidos en la piel.

Un brazo

chamuscado

y las piernas

separadas,

como sus muñequitas.

Me gritó:

“Corre, corre,

corre…”

Pero yo no sé correr.

No sé correr con miedo.

Los misiles son el estupor

de la carne.

El miedo su posibilidad certera

de alcanzarnos.

Entran en tu casa,

en la mía,

en la del vecino.

Irrumpen en la noche

y nos siguen porque

ya traen escritos

nuestros nombres.

Cuando amanezca,

los vecinos

gritarán

llorarán

clamarán al cielo.

No serán escuchados…

A los misiles,

 nadie no los vio entrar ni salir.

El día y la madrugada

le pertenecen.

Nosotros apenas si tenemos

estos zumbidos

que vienen y van.

FLORIMAN BELLO

Después del silencio

te espero

ya queda solo un enemigo por enterrar

Te sigo

me ha tentado la ausencia

Te alcanzo

déjame morir un poco más

a veces me cubre la tierra

otras, el hombre

***

Cuento tus partes

las nombro

las llamo calma, lluvia, boca

las nombro casa, sudor, frente

las llamo cabeza, herida, bala

cuento tus partes

-por partes-

***

Es una versión

el poema de ayer no fue un poema

sino una intención vana de contar cuántas balas caben en un cuerpo

este poema fue una versión agitada

de una mujer que permanece sentada

lápiz en mano

-haciendo un crucigrama-

MIGUEL ANTONIO GUEVARA.

Por favor encender la lámpara

Denunciar el asedio

los casi sesenta candelazos que circulan

por el mediterráneo

en esta madrugada de abril

(nada extraño

nada justo)

se parecen al fósforo en el interior de la tienda

tambaleante llama en medio del desierto.

Una balanza que equilibra de rodillas

a la tribu del vacío

y las palabras repetidas

(como un rastro de arena

como camión destartalado tras el bombardeo

dejó regados niños

víveres

y ancianos)

[Por favor encender la lámpara]

Crónica de una búsqueda

 Hubo un ser

que entre sueños escuchaba:

“Detente / Comienza / Espera”

De vez en cuando

desaparecía una que otra frase

y volvía el tormento:

“Busca / Comienza / Espera”

y se quedó con “busca”

y de ella salió un grano

y del grano otro

que soñaba como él

y decía: “espera

ya saldré

y daré de comer a ti

y a los tuyos”

 

Medusa

Es el poema de la medusa,

eléctrica/ inmortal.

Es el poema de la verdad, es decir, del dolor

que es la única verdad.

Bicho de las profundidades,

como la palabra racimo.

El ojo que registra los patrones de vuelo de ciertas aves,

la piel de la espalda de ella mientras dormía,

el caballo triste de Miguel Páramo,

la hojilla con que rajé mis pies

para que volvieran a casa los animales.

La otra espalda, la que le han metido una guerra por dentro.

La revolución silenciosa/

La campana de aire/

The apocalypse zombie

EDUARDO MÁRMOL.

Síntesis del autor:

Nombre: Eduardo Mármol

Profesión: docente de pregrado y postgrado, de la Universidad Bolivariana,  aficionado a la Poesía.

Ocupación: antiimperialista

Partido: Partido Comunista de Venezuela (PCV)

Estudios: Licenciado en Letras, por la Universidad del Zulia,  Magister en Geografía, Medio Ambiente, y Ordenamiento Territorial, por la Universidad de la Habana, Cuba, Candidato a doctor en Ciencias para el Desarrollo Estratégico, por la Universidad Bolivariana de Venezuela.

DESAFINADA, Y TIRADA LA TROMPETA

Trump no se parece a la poesía

Pero pudiera ser una poesía del horror

Con capucha y guadaña

Verdugo y tridente

En los lagos ardientes

Del infierno, y del desahucio.

El presidente del imperialismo

Es una trompeta desafinada

Y tirada

Cerca de los muros de Jericó

Es un viento viejo y fétido

Salido de las grandes cloacas de New York

Donde mueren de frío

Los pobres de su capitalismo salmoneado

Trump quiere ganar una sola de las guerras

Con que su potencia de estiércol

Ha matado decenas de millones de seres humanos

Con balas, agente naranja, bombas atómicas

Y por supuesto, con el fastidio

De su estatua de la libertad

Su casa blanca, el pentágono

Superman, Batman, Rambo, ganando

Batallas Hollywoodenses,

Y otras purezas del pantano

ME DEVUELVO DE LA ESCALERA

 

¿Enfrentar a Superman?

¡Qué aburrida manera de perder el tiempo!

Tomar en serio el azufre y las bendiciones de Trump…

Me devuelvo de la escalera

No la quiero seguir subiendo

No sigo con su construcción.

Estoy viendo una grulla

Poniéndole un huevo en el cráter de Trump.

CUANDO SE CAE DEL ZARZO

Cuando hablo de

Trump poesía

Me canso, y quiero irme a la playa

Con mi biquini de rayas.

Trump no da ni risa

Cuando se cae del zarzo

Y le mendiga un beso, tan solo un beso

A su esposa inquieta

Sabuesa y volantona

Trump el perseguido de sus muertos

Y del frio de sus desahucios.

 

CANTOS CON CHACALES

No queremos bajarnos del mundo

Que se baje Trump

Y sus capuchas del Ku Klux Klan

Su propaganda de Júpiter

Sus escobas de Merlín.

Ya está bueno de cantos con chacales.

NEREYDA PÉREZ S.

Nació el 25 de Febrero de 1962, en la población de Lagunillas, Estado Zulia. Es Licenciada en Letras en la mención de Historia del Arte, título otorgado por la Universidad de Los Andes. En el ámbito literario, perteneció al Taller Literario “Mucuglifo”, en Mérida. Tiene una mención de honor en el Concurso literario Libertador del edo. Mérida (1985). Ganadora del Concurso Literario Lydda Franco Farías convocado por la Universidad Bolivariana de Venezuela (2013) con el libro Llanto de Luna. Sus poemas han sido publicado en los diarios Frontera, El Vigilante y Correo de los Andes; aparece su obra en las siguientes antologías: Atisbando Llamaradas; Antología Mucuglifo; Antología de Fuego y Aire; Donde la Boca que te Busca; El Corazón de Venezuela. Dirigió el Taller Literario “César David Rincón”, en la Secretaría de Cultura del Estado Zulia. Representó a Venezuela en el Festival Atrapasueños en Colombia. Además de haber publicado una plaquette titulada Confesionales. Su trabajo artístico ha sido reseñado en el Diccionario General del Zulia y Quiénes escriben en Venezuela.

 

  A Hugo Chávez

 Cómo iniciar el día

Sin mirarme en tus soles

Besar tus aguas

Reír de tus brisas

Conozco tus susurros

Y tus fuerzas

Renaces cada cien años

Cuando el pueblo se levanta

Y hoy nos levantamos

Fortalecidos y ruidosos

Se disiparon los miedos

creció la palabra

nos abrazamos

somos rebeldes

somos canción

Abrimos gargantas

Y nos reflejamos en todos los pueblos

Que luchan por su propia voz

Llanto por Hugo Chávez

 El canto se abrió en surcos

El pueblo enmudeció

Todos inmóviles

Solo un gemido

Y un grito de guerra

Adentro

En raíces,

El dolor

Como un bajo continuo

Caminando

En la trilla de la bandera

Otro a Chávez.

Y ahora?

Donde tus ojos

tu sonrisa

Donde te busco

Sino en mis caminares

Y llevo tu palabra y tu aliento

Este sueño que todavía me duele

Este sueño que no te dejan

Que te socavan

Que te traicionan

Y este llover por dentro

Ay! Cómo duele este pueblo!

DANNYBAL REYES UMBRIA .

Poeta, editor, librero y gerente cultural. Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Con estudios en Economía Cultural por la Universidad Nacional de las Artes. Desde el año 2000 ha trabajado en el ámbito del libro, tanto en el sector público como privado, ejerciendo distintos cargos de alto nivel, entre ellos: director ejecutivo de la Distribuidora Venezolana de la Cultura, presidente la Fundación de la Red de Librerías del Sur, coordinador editorial de la Fundación Editorial El perro y la rana, asesor especialista en materia del libro y asuntos editoriales. Codirector y editor en jefe de la revista nuestramericana Pasajeros del Bandido, codirector de la Escuela Literaria del Sur, miembro del directorio de la Red de Escritores y Escritoras por el Alba, fundador y exmiembro del directorio de la Red de Escritores y Escritoras de Venezuela, directivo de la Fundación Senzala Colectivo Editorial. Ha publicado: Ritos. De otros cuerpos y cotidianidad (2008); Amanecieron de bala: panorama actual de la joven poesía venezolana (compilador, 2007); Antología sin fin, novísimo cuento venezolano (compilador, 2013); Son seis. Antología poética del grupo literario Son seis (2002) y Esta ciudad es una tumba para los relámpagos, traducido y publicado en turco (2013) y en español (2014). Ha participado en recitales y conferencias en La Habana, Montevideo, Buenos Aires, Ciudad de México, Santo Domingo, San Salvador, Bogotá, Ankara y otros centros culturales del mundo. Forma parte del equipo de la Agencia Literaria del Sur como director general y agente literario

Escena uno

(Del libro Escenas y otras tomas )

 

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La pobreza llegó en el jeep de las 9

y no se va

no se va

la pobreza no se va

intento asustarla con sábanas blancas

pero no se asusta

tiene mal aliento

me lanza besos cariados

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