Dilma Rousseff : La derecha no puede ir por recelo político contra 54 millones que votaron a mi favor


Cargos no tienen base jurídica

En exclusiva para teleSUR, la mandataria brasileña recordó que para que se proceda al “impeachment” es necesario que haya un delito de responsabilidad

Brasilia, 5 de mayo de 2016.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reiteró este jueves que un juicio en su contra no puede llevarse a cabo solo por un recelo político de la derecha de ir en contra de los 54 millones de ciudadanos que votaron a su favor.

En entrevista exclusiva para teleSUR con el periodista Ernesto Villegas, la mandataria brasileña recordó que para que se proceda al “impeachment” es necesario que haya un delito de responsabilidad y una base jurídica porque los cargos que intentan imputarle no tienen base para alejar a un jefe de Gobierno de su cargo.

“No me están acusando de un delito de corrupción porque no lo he cometido, no tengo cuentas bancarias en el extranjero, no tengo procesos contra mí por haberme aprovechado o haber sacado ventaja de cualquier aspecto del Gobierno, se trata de una discusión sobre cuentas públicas, sobre administración presupuestaria, y este tipo de administración no es base para alejar a un presidente de la República de su condición de jefe del Ejecutivo”, argumentó.

Desde el Palacio de Planalto, la mandataria explicó que en el parlamentarismo es posible alejar de su cargo a su presidente por un recelo político o por una falta de confianza, así como la máxima autoridad de la Cámara de diputados puede disolver un parlamento y convocar nuevas elecciones generales, procedimiento que no puede producirse en el presidencialismo.

Respecto a esto, manifestó que cuando se trata de un jefe de Estado, este tipo de acciones no tienen lugar, debido a que quien llega a la Presidencia de la República lo hace a través del voto mayoritario de la población y no con un voto proporcional “como pasa en el caso de los diputados o senadores que actúan en el régimen parlamentarista”.

Lo que busca la oposición:

Dilma Rousseff destacó que desde el principio de su segundo mandato la oposición quedó infeliz por haber perdido esa elección, y esa infelicidad se transformó en un intento de alcanzar el Gobierno, “a través de vías no electorales”.

Hasta el momento la derecha ha llevado a cabo una serie de acciones para intentar destituirla y así arremeter contra la voluntad de más de 50 millones de brasileños que le dieron su voto en los últimos comicios presidenciales.

“Pidieron el reconteo de los votos, lograron hacerlo y se demostró que habíamos ganado efectivamente las elecciones. Después pidieron una auditoría, una verificación de las urnas electorales y pasó lo mismo, pidieron una comprobación de estas urnas y no había ningún tipo de problemas ni manipulación. Después de esto hicieron intentos para impedirme que tomara posesión en el Tribunal Superior Electoral y esto también se mostró inviable porque mis cuentas fueron aprobadas y yo tomé posesión, pero no estaban satisfechos y siguieron con este proceso”, explicó.

La mandataria recordó que en diciembre de 2015, Eduardo Cunha, destituido este jueves de su cargo como presidente de la Cámara de Diputados, fue sometido a una comisión de ética, de la cual necesitaba solo tres votos para no ser condenado, situación ante la cual el diplomático amenazó al partido del Gobierno de abrir un proceso de impeachment si no votaba a su favor.

Cunha tiene en su contra “acusaciones de cuentas en el extranjero, tiene un proceso y denuncias contra él y tiene también un proceso de investigación de sus actividades por blanqueo de dinero”, destacó Rousseff.

Consecuencias del golpe

La mandataria brasileña aseguró que luchará para que el golpe en su contra no se consume. “Nosotros aceptamos la democracia y sus reglas y vamos a luchar dentro de estas reglas”, enfatizó.

Rousseff advirtió que de llevarse a cabo el golpe de Estado las consecuencias para Brasil serían muy graves, porque la democracia fue un proceso de lucha muy intensa a través del cual se logró la prosperidad.

“La lucha por la democracia fue además un proceso doloroso porque nosotros luchamos y hubo personas que perdieron sus derechos políticos, que fueron torturadas y exiliadas. Existe un largo período de lucha en Brasil que desemboca en la Constitución del 88 que permitió que se hiciera el proceso de inclusión social”.

Respecto a esto, aseveró que la consecuencia más dramática es la desvalorización de la democracia, y la segunda sería perder los derechos conquistados. “Por eso hay que luchar. La lucha apenas está empezando y esta lucha no se agota en este primer momento”.

/ORODRÍGUEZ

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