Mugre en la conciencia histórica

Hay situacionesque no entran en la cabeza de nadie pero están ahí, alojadas, acantonadas,
abierta como un manantial de atrocidades.
Tajo, tajo, tajos en el cuerpo de la rebeldía insumisa, en el cuerpo de la ética desfallecida,
en la conciencia de la deshumanización.
Donde muere la evidencia tan sutilmente trabajada un cortocircuito se sostiene, mudo pero sonoro,
sensato delirio donde todo termina y comienza se mantiene serpenteando como un látigo,
son, sin quererlo un flagelo político sobre sus verdugos.

Mientras toleramos ésta “normalidad”, ésta sanguijuela implacable, picahielos impune
en su crueldad afinada, máquina enloquecida gravitando, arrebatada una y otra vez
sobre lo general oculto, sobre la realidad vedada.

Sin darnos cuenta somos cómplices con nuestra banalidad humillante, con nuestra neutralidad de conveniencia, con nuestras justificación de lejanías… pero al quedarnos desnudos en la desmesura
de la íntima soledad reaparece privado de artilugios la varias veces destrozada, la varias veces demolida,
la varias veces destruida la Palestina ocupada, la Palestina violentada por el sionismo despiadado.

Ésta normalidad fabricada, ésta costra elaborada, ésta suciedad admitida en los repliegues amancebados
de nuestra conciencia, ésta mutación sin escrúpulos y con nuestra propia facultad desalojamos alegremente las consideraciones, las precisiones… así expulsamos la razón.

Éste silencio que no es fortuito socava y perfora nuestra historia, nuestra esencia, nuestra sustancia,
nuestro fundamento como humanos…
La conversión es una metamorfosis aceptada, un cambio voluntario en nuestros principios;
volteamos la cabeza, miramos a los lados pero cunando el torniquete se afloja los oídos tienen ojos,
oyen viendo las injusticias y por más que nos encerremos en nosotros mismos, con valores desdoblados
como papel mojado, con las raíces estancadas como cosecha yerma, ávidos de evasiones, otra vez, sin darnos cuenta nos quedamos en el camino, a pesar de todo, con los límites a la vuelta de la esquina
la mugre turbia acorrala, ese laboratorio desquiciado, arrogante, que asola y aniquila sin descanso…
pero no han podido, los Palestinos no fueron, los Palestinos persisten, los Palestinos son… y lo que no logramos ver es que los Palestinos de hoy, esos, que la obviedad establecida quiere muertos o deportados son, somos los pueblos del mañana…

Humberto Rojas D.
17-04-2025