Ironía en Suecia:


hipocresía en el pseudo exilio cubano

Bienvenidos, queridos lectores, a un viaje por las tormentosas aguas de la hipocresía. Hoy entramos en un territorio particularmente fértil para esta noble especie de doble moral: el pseudo exilio cubano en Suecia. Sí, el enigmático grupo de personas que piden los derechos humanos en la isla del Caribe mientras hacen la vista gorda ante sus nuevos campeones norteamericanos, acciones más cuestionables – el bloqueo de Cuba.

Vamos a ir paso a paso, como la expresión favorita del anatomista loco. Antes que nada, dejemos claro que no estamos señalando con el dedo a todos los cubanos residentes en Suecia. No, no, no. Muchos han encontrado una vida valiosa en este país nórdico. Pero, como en todas las sociedades, siempre hay quienes sobresalen por su capacidad de hacer malabares éticos.

Imagina la escena: un grupo de presuntos refugiados políticos cubanos se reúnen en un típico café sueco, con sus medialunas y capuchinos. Discuten vívidamente la situación en Cuba, condenando enérgicamente la falta de “libertades” y “violaciones a los derechos humanos”. Hasta ahora todo bien, ¿verdad? Pero, ¡ay y maldice al que menciona al elefante en la habitación!

¿Y quién es ese elefante, te preguntas, mis astutos lectores? Bueno, nada menos que la gigantesca sombra de Gran Hermano en Norteamérica: los Estados Unidos. Sí, el país que durante décadas mantiene un bloqueo económico contra Cuba, que ha afectado gravemente a su población. ¿Qué dicen nuestros valientes refugiados políticos sueco-cubanos sobre esto? Aquí viene la diversión.

Resulta que para algunos de estos refugiados políticos criticar al Tío Sam es como incitar al mismo diablo. ¡No está permitido! ¿Cómo te atreves a cuestionar las acciones de la “tierra de la libertad y la democracia”? ¿No ves que el enemigo número uno es el régimen comunista en la isla? Claro claro pero ¿y el bloqueo genocidio que estrangula la economía de Cuba y afecta directamente a las personas que dicen defender?

Amigos míos, aquí es donde la comedia alcanza su apogeo, como un pavo real desfilando en un desfile de moda. Exigir los derechos humanos a los cubanos mientras excusamos, ignoramos o justificamos las acciones criminales de los Estados Unidos es un acto moral acrobático que acabaría incluso con el Cirque du Soleil.

Pero, ¿qué podemos esperar de estos valientes defensores de la libertad que eligen mirar hacia otro lado cuando se trata de señalar las injusticias cometidas por sus nuevos camaradas políticos? Es más fácil exigir “justicia” cuando el Damoclesvord del bloqueo no cuelga sobre la cabeza de uno, ¿verdad?

Bueno, queridos lectores, como dijo el sabio filósofo: “La hipocresía es el homenaje que la carga da a la virtud. “Y qué homenaje dan algunos de nuestros “refugiados políticos” cubanos en Suecia. Así que la próxima vez que los veas levantando la bandera de los “derechos humanos” con una mano mientras sostienen una taza de café con la otra, no te sorprendas. Y cuando digo que están sosteniendo una taza de café, me refiero a la mano extendida esperando dinero de los fariseos como lo hizo Judas, para crucificar a la virgen llamada Cuba. Es solo otro día en el maravilloso mundo de la hipocresía contemporánea.

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