Las huellas de Carpentier, 118 años después por La Habana

A Carpentier, quien llegó a ser propuesto para el Premio Nobel de Literatura, se le considera uno de los escritores fundamentales del siglo XX en lengua castellana y artífice de la renovación de la literatura latinoamericana.

“Lo que constituye la originalidad profunda de Carpentier es, por una parte, ser un escritor profundamente cubano y caribeño, pero también, y a la vez, ser una especie de hombre puente entre la cultura del Caribe y la cultura europea…”. Ignacio Ramonet, periodista y teórico francés.

La complejidad de la obra de Alejo Carpentier, como escritor e intelectual hispanoamericano, es el verdadero enigma que nos invita a seguirlo leyéndolo.

El gran novelista, intelectual excepcional y descollante figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubanos, nació en Suiza en 1904 y a una temprana edad entre los años 1908 ó 1909, su familia se instala en La Habana. Hijo de una profesora rusa y un arquitecto francés, abandona sus estudios de arquitectura, para ejercer como periodista en la revistas Hispania, Social y Carteles, donde es nombrado redactor jefe en 1924.

También destacado por sus estudios de la música, no abandona su actividad social y política, por lo que tempranamente es encarcelado en oposición al mandatario Gerardo Machado, un militar y político cubano que fungió como general a favor de la Guerra de Independencia contra España y entre 1925-1933, fue presidente y tirano de la República neocolonial de Cuba.

Dadas la reducción de la libertad de expresión y la intensa represión contra los cubanos opuestos a Machado, Carpentier abandona a Cuba en 1928, para establecerse en París. La ciudad luz le sirvió de crecimiento intelectual, al dedicarse a profundizar en sus conocimientos de la musicología y destacándose como corresponsal de diversas revistas culturales cubanas. Allí también colabora en la revista Révolution Surréaliste de André Breton, al tiempo que mantiene el contacto con la vanguardia y el surrealismo.

La marca de su madurez literaria es “El Reino de este mundo”, una fascinante novela histórica que narra la revolución haitiana, las ansias de independencia y el reinado del esclavo liberado y autoproclamado rey Henri Christophe. La obra, publicada en Cuba en 1949, está considerada como una visión del sincretismo cultural y religioso del Caribe de finales del siglo XIX, que aún sigue interesando a múltiples lectores.

En la España de la Generación del 27, el escritor cubano entabla amistad con Rafael Alberti, Federico García Lorca, José Bergamín y Pedro Salinas, al tiempo que desde la nación ibérica, festejó el fin de la tiranía de Gerardo Machado en Cuba. Es en Madrid, donde previamente publica en 1933, su primera novela ¡Ecué-Yamba-Ó! Para1937 participa en el II Congreso por la Defensa de la Cultura y regresa a Cuba, tras dos años en Europa.

Su labor periodística está presente en la radio, sin embargo queda el rastro escrito en revistas como Tiempo Nuevo y Orígenes. Recuérdense su estudio La música en Cuba (1946), texto imprescindible para conocer su desarrollo en la Isla caribeña, y el ensayo Tristán e Isolda (1949). Mencionado: El Reino de este Mundo, en 1949; y más tarde en varios ensayos y en su libro Tientos y diferencias (1964). Lo real-maravilloso americano, a diferencia del realismo mágico con que a veces se confunde, ocupa en Carpentier una dimensión real y extraordinaria.

También como periodista de inusual erudición realiza varios trabajos críticos de corte ensayístico que recorren las temáticas más diversas, en colaboraciones para El Heraldo de Cuba, Chic, Social, Carteles, entre otros periódicos y revistas cubanos y extranjeros. De Cuba sale a Venezuela, entre 1945 y 1959.

Habana, 1959

Tras la victoria de la Revolución cubana, retorna a La Habana. En el escenario de sus mayores pasiones, desempeña las responsabilidades de administrador general de la Editora de Libros Populares de Cuba y el Caribe. En 1960, es nombrado vicepresidente del Consejo Nacional de Cultura y ratificado después, en el cual también fue designado vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Dada su amplia labor literaria, prestigio y compromiso, en 1962 se designa como director ejecutivo de la Editorial Nacional de Cuba, desempeñándose en ello hasta 1966. Igualmente destaca su labor diplomática a nombre de la mayor de las Antillas, como consejero cultural en diversas capitales iberoamericanas y del este de Europa. También será así en sus últimos años en Francia, en la embajada cubana de París, tarea a la dedicó todas sus energías, hasta que en 1980, fallece.

Desmitificador

Para entender a Carpentier es necesario ver la historia de una nueva forma. Siempre encontraremos en su lectura otra interpretación utilizando fuentes reales, desde la ficción del relato narrado previamente. El escritor sabía que en la narrativa de los historiadores, se esconden los imaginarios y la representación simbólica de la dominación.

Resulta muy actual esta manera de releer críticamente, desmitificar y deconstruir la historia, para entender y crear nuevos imaginarios en América Latina. En la actualidad, son los medios de comunicación hegemónicos, los encargados de imponer su discurso.

Tal es así, que en “El viaje a la semilla”, Carpentier cuestiona su propia identidad. Viaja a los orígenes del denominado descubrimiento de América en “El arpa y la sombra”, con una tangible crítica al denominado “descubrimiento de América”, creado desde la imposición de la cultura del silencio, la tergiversación y la mentira.

La gran tarea de la comunicación contra hegemónica en el contexto actual, es el análisis; para ofrecer el sustento narrativo ideológico de la resistencia y la emancipación.

Legado

El legado literario de Alejo Carpentier, al fallecer en París, Francia, el 25 de abril de 1980, a los 75 años, es preservado mediante el ordenamiento de su obra, la catalogación de la biblioteca personal del periodista y un registro puntual de dedicatorias, marcas, anotaciones hechas por él. Este caudal de papelería inédita, es resguardado por la Fundación que lleva su nombre, bajo la custodia directa de su viuda y albacea, Lilia Esteban.

De esta necesidad, surge sin fines de lucro en 1993 como una ONG, la propia Fundación Alejo Carpentier. Desde entonces, la aspiración es extender contactos e intercambio de información con centros de investigación, universidades y estudiosos interesados en la obra del escritor cubano. Se crea gracias al patrimonio que aportó la viuda del autor, Lilia Esteban de Carpentier, y el Estado Cubano representado por el Ministerio de Cultura.

Igualmente se trabaja en un proceso de digitalización de la documentación del autor de la extraordinaria obra: “Los pasos perdidos» y todavía en 2023, persiste el objetivo de difundir la herencia intelectual del también autor de “El siglo de las luces” editada en 1962, en la capital mexicana.

A Carpentier, quien llegó a ser propuesto para el Premio Nobel de Literatura, se le considera uno de los escritores fundamentales del siglo XX en lengua castellana y artífice de la renovación de la literatura latinoamericana. Su imaginario en su creación de la realidad, contribuyó al uso de lo llamado real maravilloso, termino acuñado a su estilo, como también es reconocido  por la introducción del neobarroco en América Latina.

Genio y figura

El extraordinario intelectual y periodista demostró su definida posición ante los acontecimientos de su época. Tendría 19 años de edad, cuando participó directamente en la Protesta de los Trece, liderada por Rubén Martínez Villena y otros jóvenes del Grupo Minorista, lo que provocó su persecución por el gobierno de turno en Cuba. Integró el Movimiento de Veteranos y Patriotas, organizado contra la corrupción existente durante la presidencia de Alfredo Zayas. Acusado de comunista, Carpentier  fue hecho prisionero y expulsado de la isla.

También desterrado, continuó con sus actividades de conciencia. Formó parte de una célula de propaganda de la organización clandestina antimachadista ABC en París. Hizo la diferencia en el Comité de Jóvenes Revolucionarios, en Francia y escribió para la publicación de “El terror en Cuba”, que también contó con ilustraciones del célebre pintor cubano Carlos Enríquez.

Las propias declaraciones de Alejo Carpentier, lo describen: “Hombre de mi tiempo soy y mi tiempo trascendente es el de la Revolución Cubana. Escritor comprometido soy y como tal actúo” (…) “En América Latina, lo maravilloso se encuentra en vuelta de cada esquina, en el desorden, en lo pintoresco de nuestras ciudades… En nuestra naturaleza… Y también en nuestra historia”.

Primer latinoamericano Premio Cervantes

Fue el segundo escritor -después del poeta español Jorge Guillén- y el primer latinoamericano en recibir el importante Premio Miguel de Cervantes, otorgado en 1978. El Premio de Literatura en Lengua Castellana, es el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos.

De ahí que reconocer a Carpentier en la segunda convocatoria significó un rotundo y merecidísimo espaldarazo al escritor -en medio de tantos autores contemporáneos de sobradas calidades- cuya obra ha contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española.

El 4 de abril de 1978, el autoproclamado cubano, fue investido con el premio literario de mayor rango en la comunidad lingüística iberoamericana, el Cervantes. Lo recibió personalmente en Alcalá de Henares, ciudad española situada a unos 30 kilómetros de Madrid, cuna del creador de El Quijote. Atributos de una distinción que enalteció la obra de toda una vida.

Quizá lo más original, resultó su gesto de donarlo a la Revolución. Para ello escribió una carta al Comandante en Jefe Fidel Castro: “…por estimar que, más que a mí, corresponde su posesión a mi Partido, lo que equivale a decir a la Revolución Cubana, que hizo cristalizar los ideales de los mejores hombres de mi generación (…)”.

Apenas habían pasado ocho días después de recibir el Premio honorifico y el metálico, equivalente a 125.000 euros, cuando Carpentier remitió la medalla conmemorativa y el monto material en mensaje a Fidel Castro: “para que de él haga el uso que tenga por más conveniente”.

Ante este gesto, el líder de la revolución cubana le respondió: “Muchas condecoraciones pueden caber en el pecho de un hombre. Pero cuando un hombre siente que no puede existir verdadera grandeza si está separada de la obra colectiva a la que pertenece, como usted lo manifiesta ahora, se hace digno de la más alta y valiosa de todas: la de la admiración, el cariño y el respeto de su pueblo”.

El Estado cubano utilizó ese dinero para las reproducciones de arte, que poblaron las galerías de Arte Universal abiertas en varias provincias de Cuba, alrededor de las cuales se crearon  importantes núcleos de la vida cultural de cada ciudad.

Es recordado el memorable discurso de Carpentier en el gran acontecimiento, donde valoró la importancia de Cervantes, en el nacimiento de la novela moderna. “Todo está ya en Cervantes. Todo lo que hará la perdurabilidad de muchas novelas futuras: el enciclopedismo, el sentido de la historia, la sátira social, la caricatura junto a la poesía y hasta la crítica literaria”, dijo.

De esta manera, a la luz de hoy podríamos decir, que casi todo está en Alejo Carpentier. Allí también mostró una coherencia sin fisuras, entre su extraordinaria trayectoria literaria y su conciencia social.

Entre tanto, para los críticos que auguraban la crisis de la novela, expresó: “No hay ni habrá crisis de la novela, mientras la novela sea novela abierta, novela de muchos, novela de buenas y fuertes variaciones (…) sobre los grandes temas de la época, como lo fue en su tiempo la ejemplar novela, a la vez local y universal, de Miguel de Cervantes Saavedra”.

Aportes

Son innegables sus aportes. Mencionemos la apropiación e interpretación del proceso de transculturación en Latinoamérica y el Caribe, manifiestos en el sincretismo religioso cubano, en las complejidades de los procesos sociales y el patrimonio espiritual, inmaterial, oral e intangible de nuestros pueblos.

Fue homenajeado en 1975, con el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana. El autor de novelas cumbres como El reino de este mundo, Los pasos perdidos, Guerra del tiempo, El recurso del método, Concierto barroco y La consagración de la primavera.

Desde la creación del Poder Popular en Cuba en 1976, fue electo como Diputado a la Asamblea Nacional, lo que distinguió hasta su fallecimiento.

La dimensión reflexiva de la obra de Alejo Carpentier, es también exponente de una tesis vinculada a sus concepciones estéticas e histórico-literarias. Aun así, no podríamos desprendernos de su producción ensayística, de indudable valor para la literatura hispanoamericana y la cultura contemporánea.

Su teoría de lo real-maravilloso Americano, es una excelente reformulación de la literatura de nuestro Continente al Viejo Mundo, desde un prisma de descolonización cultural.

Tras sus huellas

Con motivo al aniversario 118 del natalicio del reconocido escritor francés y cubano, Alejo Carpentier y Valmont, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Fundación que lleva su nombre, presentaron en la capital cubana una ruta especial para conectar varios espacios e instituciones del Centro Histórico, con la amplia vida cultural del renovador ensayista del siglo XX en la lengua española.

Esa gran iniciativa, que actualiza a los amantes de la cultura y el arte universal, con la cubana, tendrá lugar en la Feria Internacional del Libro, del 9 al 19 de febrero del 2024 y continuará durante el verano junto al proyecto Rutas y andares, liderado por la Oficina del Historiador de La Habana, Cuba.

Por teleSUR – Rosa María Fernández

“Lo que constituye la originalidad profunda de Carpentier es, por una parte, ser un escritor profundamente cubano y caribeño, pero también, y a la vez, ser una especie de hombre puente entre la cultura del Caribe y la cultura europea…”. Ignacio Ramonet, periodista y teórico francés.

La complejidad de la obra de Alejo Carpentier, como escritor e intelectual hispanoamericano, es el verdadero enigma que nos invita a seguirlo leyéndolo.

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Al más moderno poeta de la generación del 27

El gran novelista, intelectual excepcional y descollante figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubanos, nació en Suiza en 1904 y a una temprana edad entre los años 1908 ó 1909, su familia se instala en La Habana. Hijo de una profesora rusa y un arquitecto francés, abandona sus estudios de arquitectura, para ejercer como periodista en la revistas Hispania, Social y Carteles, donde es nombrado redactor jefe en 1924.

También destacado por sus estudios de la música, no abandona su actividad social y política, por lo que tempranamente es encarcelado en oposición al mandatario Gerardo Machado, un militar y político cubano que fungió como general a favor de la Guerra de Independencia contra España y entre 1925-1933, fue presidente y tirano de la República neocolonial de Cuba.

Dadas la reducción de la libertad de expresión y la intensa represión contra los cubanos opuestos a Machado, Carpentier abandona a Cuba en 1928, para establecerse en París. La ciudad luz le sirvió de crecimiento intelectual, al dedicarse a profundizar en sus conocimientos de la musicología y destacándose como corresponsal de diversas revistas culturales cubanas. Allí también colabora en la revista Révolution Surréaliste de André Breton, al tiempo que mantiene el contacto con la vanguardia y el surrealismo.

La marca de su madurez literaria es “El Reino de este mundo”, una fascinante novela histórica que narra la revolución haitiana, las ansias de independencia y el reinado del esclavo liberado y autoproclamado rey Henri Christophe. La obra, publicada en Cuba en 1949, está considerada como una visión del sincretismo cultural y religioso del Caribe de finales del siglo XIX, que aún sigue interesando a múltiples lectores.

En la España de la Generación del 27, el escritor cubano entabla amistad con Rafael Alberti, Federico García Lorca, José Bergamín y Pedro Salinas, al tiempo que desde la nación ibérica, festejó el fin de la tiranía de Gerardo Machado en Cuba. Es en Madrid, donde previamente publica en 1933, su primera novela ¡Ecué-Yamba-Ó! Para1937 participa en el II Congreso por la Defensa de la Cultura y regresa a Cuba, tras dos años en Europa.

Su labor periodística está presente en la radio, sin embargo queda el rastro escrito en revistas como Tiempo Nuevo y Orígenes. Recuérdense su estudio La música en Cuba (1946), texto imprescindible para conocer su desarrollo en la Isla caribeña, y el ensayo Tristán e Isolda (1949). Mencionado: El Reino de este Mundo, en 1949; y más tarde en varios ensayos y en su libro Tientos y diferencias (1964). Lo real-maravilloso americano, a diferencia del realismo mágico con que a veces se confunde, ocupa en Carpentier una dimensión real y extraordinaria.

También como periodista de inusual erudición realiza varios trabajos críticos de corte ensayístico que recorren las temáticas más diversas, en colaboraciones para El Heraldo de Cuba, Chic, Social, Carteles, entre otros periódicos y revistas cubanos y extranjeros. De Cuba sale a Venezuela, entre 1945 y 1959.

Habana, 1959

Tras la victoria de la Revolución cubana, retorna a La Habana. En el escenario de sus mayores pasiones, desempeña las responsabilidades de administrador general de la Editora de Libros Populares de Cuba y el Caribe. En 1960, es nombrado vicepresidente del Consejo Nacional de Cultura y ratificado después, en el cual también fue designado vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Dada su amplia labor literaria, prestigio y compromiso, en 1962 se designa como director ejecutivo de la Editorial Nacional de Cuba, desempeñándose en ello hasta 1966. Igualmente destaca su labor diplomática a nombre de la mayor de las Antillas, como consejero cultural en diversas capitales iberoamericanas y del este de Europa. También será así en sus últimos años en Francia, en la embajada cubana de París, tarea a la dedicó todas sus energías, hasta que en 1980, fallece.

Desmitificador

Para entender a Carpentier es necesario ver la historia de una nueva forma. Siempre encontraremos en su lectura otra interpretación utilizando fuentes reales, desde la ficción del relato narrado previamente. El escritor sabía que en la narrativa de los historiadores, se esconden los imaginarios y la representación simbólica de la dominación.

Resulta muy actual esta manera de releer críticamente, desmitificar y deconstruir la historia, para entender y crear nuevos imaginarios en América Latina. En la actualidad, son los medios de comunicación hegemónicos, los encargados de imponer su discurso.

Tal es así, que en “El viaje a la semilla”, Carpentier cuestiona su propia identidad. Viaja a los orígenes del denominado descubrimiento de América en “El arpa y la sombra”, con una tangible crítica al denominado “descubrimiento de América”, creado desde la imposición de la cultura del silencio, la tergiversación y la mentira.

La gran tarea de la comunicación contra hegemónica en el contexto actual, es el análisis; para ofrecer el sustento narrativo ideológico de la resistencia y la emancipación.

Legado

El legado literario de Alejo Carpentier, al fallecer en París, Francia, el 25 de abril de 1980, a los 75 años, es preservado mediante el ordenamiento de su obra, la catalogación de la biblioteca personal del periodista y un registro puntual de dedicatorias, marcas, anotaciones hechas por él. Este caudal de papelería inédita, es resguardado por la Fundación que lleva su nombre, bajo la custodia directa de su viuda y albacea, Lilia Esteban.

De esta necesidad, surge sin fines de lucro en 1993 como una ONG, la propia Fundación Alejo Carpentier. Desde entonces, la aspiración es extender contactos e intercambio de información con centros de investigación, universidades y estudiosos interesados en la obra del escritor cubano. Se crea gracias al patrimonio que aportó la viuda del autor, Lilia Esteban de Carpentier, y el Estado Cubano representado por el Ministerio de Cultura.

Igualmente se trabaja en un proceso de digitalización de la documentación del autor de la extraordinaria obra: “Los pasos perdidos» y todavía en 2023, persiste el objetivo de difundir la herencia intelectual del también autor de “El siglo de las luces” editada en 1962, en la capital mexicana.

A Carpentier, quien llegó a ser propuesto para el Premio Nobel de Literatura, se le considera uno de los escritores fundamentales del siglo XX en lengua castellana y artífice de la renovación de la literatura latinoamericana. Su imaginario en su creación de la realidad, contribuyó al uso de lo llamado real maravilloso, termino acuñado a su estilo, como también es reconocido  por la introducción del neobarroco en América Latina.

Genio y figura

El extraordinario intelectual y periodista demostró su definida posición ante los acontecimientos de su época. Tendría 19 años de edad, cuando participó directamente en la Protesta de los Trece, liderada por Rubén Martínez Villena y otros jóvenes del Grupo Minorista, lo que provocó su persecución por el gobierno de turno en Cuba. Integró el Movimiento de Veteranos y Patriotas, organizado contra la corrupción existente durante la presidencia de Alfredo Zayas. Acusado de comunista, Carpentier  fue hecho prisionero y expulsado de la isla.

También desterrado, continuó con sus actividades de conciencia. Formó parte de una célula de propaganda de la organización clandestina antimachadista ABC en París. Hizo la diferencia en el Comité de Jóvenes Revolucionarios, en Francia y escribió para la publicación de “El terror en Cuba”, que también contó con ilustraciones del célebre pintor cubano Carlos Enríquez.

Las propias declaraciones de Alejo Carpentier, lo describen: “Hombre de mi tiempo soy y mi tiempo trascendente es el de la Revolución Cubana. Escritor comprometido soy y como tal actúo” (…) “En América Latina, lo maravilloso se encuentra en vuelta de cada esquina, en el desorden, en lo pintoresco de nuestras ciudades… En nuestra naturaleza… Y también en nuestra historia”.

Primer latinoamericano Premio Cervantes

Fue el segundo escritor -después del poeta español Jorge Guillén- y el primer latinoamericano en recibir el importante Premio Miguel de Cervantes, otorgado en 1978. El Premio de Literatura en Lengua Castellana, es el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos.

De ahí que reconocer a Carpentier en la segunda convocatoria significó un rotundo y merecidísimo espaldarazo al escritor -en medio de tantos autores contemporáneos de sobradas calidades- cuya obra ha contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española.

El 4 de abril de 1978, el autoproclamado cubano, fue investido con el premio literario de mayor rango en la comunidad lingüística iberoamericana, el Cervantes. Lo recibió personalmente en Alcalá de Henares, ciudad española situada a unos 30 kilómetros de Madrid, cuna del creador de El Quijote. Atributos de una distinción que enalteció la obra de toda una vida.

Quizá lo más original, resultó su gesto de donarlo a la Revolución. Para ello escribió una carta al Comandante en Jefe Fidel Castro: “…por estimar que, más que a mí, corresponde su posesión a mi Partido, lo que equivale a decir a la Revolución Cubana, que hizo cristalizar los ideales de los mejores hombres de mi generación (…)”.

Apenas habían pasado ocho días después de recibir el Premio honorifico y el metálico, equivalente a 125.000 euros, cuando Carpentier remitió la medalla conmemorativa y el monto material en mensaje a Fidel Castro: “para que de él haga el uso que tenga por más conveniente”.

Ante este gesto, el líder de la revolución cubana le respondió: “Muchas condecoraciones pueden caber en el pecho de un hombre. Pero cuando un hombre siente que no puede existir verdadera grandeza si está separada de la obra colectiva a la que pertenece, como usted lo manifiesta ahora, se hace digno de la más alta y valiosa de todas: la de la admiración, el cariño y el respeto de su pueblo”.

El Estado cubano utilizó ese dinero para las reproducciones de arte, que poblaron las galerías de Arte Universal abiertas en varias provincias de Cuba, alrededor de las cuales se crearon  importantes núcleos de la vida cultural de cada ciudad.

Es recordado el memorable discurso de Carpentier en el gran acontecimiento, donde valoró la importancia de Cervantes, en el nacimiento de la novela moderna. “Todo está ya en Cervantes. Todo lo que hará la perdurabilidad de muchas novelas futuras: el enciclopedismo, el sentido de la historia, la sátira social, la caricatura junto a la poesía y hasta la crítica literaria”, dijo.

De esta manera, a la luz de hoy podríamos decir, que casi todo está en Alejo Carpentier. Allí también mostró una coherencia sin fisuras, entre su extraordinaria trayectoria literaria y su conciencia social.

Entre tanto, para los críticos que auguraban la crisis de la novela, expresó: “No hay ni habrá crisis de la novela, mientras la novela sea novela abierta, novela de muchos, novela de buenas y fuertes variaciones (…) sobre los grandes temas de la época, como lo fue en su tiempo la ejemplar novela, a la vez local y universal, de Miguel de Cervantes Saavedra”.

Aportes

Son innegables sus aportes. Mencionemos la apropiación e interpretación del proceso de transculturación en Latinoamérica y el Caribe, manifiestos en el sincretismo religioso cubano, en las complejidades de los procesos sociales y el patrimonio espiritual, inmaterial, oral e intangible de nuestros pueblos.

Fue homenajeado en 1975, con el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana. El autor de novelas cumbres como El reino de este mundo, Los pasos perdidos, Guerra del tiempo, El recurso del método, Concierto barroco y La consagración de la primavera.

Desde la creación del Poder Popular en Cuba en 1976, fue electo como Diputado a la Asamblea Nacional, lo que distinguió hasta su fallecimiento.

La dimensión reflexiva de la obra de Alejo Carpentier, es también exponente de una tesis vinculada a sus concepciones estéticas e histórico-literarias. Aun así, no podríamos desprendernos de su producción ensayística, de indudable valor para la literatura hispanoamericana y la cultura contemporánea.

Su teoría de lo real-maravilloso Americano, es una excelente reformulación de la literatura de nuestro Continente al Viejo Mundo, desde un prisma de descolonización cultural.

Tras sus huellas

Con motivo al aniversario 118 del natalicio del reconocido escritor francés y cubano, Alejo Carpentier y Valmont, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Fundación que lleva su nombre, presentaron en la capital cubana una ruta especial para conectar varios espacios e instituciones del Centro Histórico, con la amplia vida cultural del renovador ensayista del siglo XX en la lengua española.

Esa gran iniciativa, que actualiza a los amantes de la cultura y el arte universal, con la cubana, tendrá lugar en la Feria Internacional del Libro, del 9 al 19 de febrero del 2024 y continuará durante el verano junto al proyecto Rutas y andares, liderado por la Oficina del Historiador de La Habana, Cuba.

Por teleSUR – Rosa María Fernández

https://www.telesurtv.net/telesuragenda/moderno-poeta-generacion-20231018-0039.html