El lenguaje que antecede al genocidio


Maria Centeno

Hace treinta años milicianos Hutus asesinaron casi un millón de personas de la etnia Tutsi. Aquellos que dirigieron y llevaron a cabo el genocidio ruandés a menudo se referían a los tutsis como forasteros e intrusos, y el asesinato como un acto de autodefensa. “Si no se lo hacemos a ellos, ellos nos lo harán a nosotros.” Los tutsis eran llamados “cucarachas”, una palabra también invocada por un jefe de las fuerzas de defensa israelíes para describir a los palestinos.

Este genocidio ruandés no apareció de la nada. Fue alentado por medios de comunicación que ayudaron a crear un clima que deshumanizaba al adversario.

En estos días, un clima parecido se está gestando para que nos parezca una consecuencia normal la aniquilación del pueblo palestino.
En los Estados Unidos, el senador Lindsay Graham pidió la destrucción total de Gaza: _”Estamos en una guerra religiosa” “Hagan lo que tengan que hacer, aplanen el lugar”, le dijo al noticiero Fox News.

Ariel Kallner, miembro del parlamento israelí del partido Likud de Benjamin Netanyahu, pidió una repetición de la expulsión masiva de árabes en 1948 conocida por los palestinos como la Nakba o Catástrofe. “Ahora mismo ¡Nakba! Una Nakba que eclipsará a la Nakba de 1948”, dijo. Quizás ese es el plan de Israel después de que ordenara a más de un millón de personas que salieran del norte de Gaza mientras el ejército prepara nuevos ataques, además de los bombardeos que ya han matado a 2.700 palestinos a la fecha de hoy, incluidos 700 niños.
Otros líderes políticos, militares y religiosos israelíes han descrito en diferentes momentos a los palestinos como “un cáncer”, “gusanos” y han pedido que sean “aniquilados”. A menudo se les retrata como atrasados y una carga para el país. Si bien Israel no ha revelado sus planes para Gaza, los palestinos naturalmente temen otra limpieza étnica. El enviado de Palestina ante las Naciones Unidas, Riyad Mansour, ha acusado a Israel de deshumanización y acciones en Gaza en los últimos días que “son nada menos que genocidas”.
Como reconocen implícitamente aquellos que presionan para que las agencias de noticias llamen terroristas a Hamas, el idioma importa. Un destacado periodista y presentador de radio israelí, David Mizrahy Verthaim, ha pedido un baño de sangre generalizado. “Necesitamos una respuesta desproporcionada… Si no se devuelve a todos los cautivos de inmediato, convertiremos la franja en un matadero. Si se les cae un pelo de la cabeza, ejecutaremos a todos los prisioneros palestinos. Violar cualquier norma, es el camino a la victoria”, escribió en X. Cuando el ministro de defensa de Israel, Yoav Gallant, ordenó un “asedio completo” de la Franja de Gaza “sin electricidad, sin comida, sin combustible, todo está cerrado”, dijo: “Estamos luchando contra animales humanos y estamos actuando en consecuencia”.

Como en los EE. UU. después del 11 de septiembre, las Fuerzas de Defensa de Israel publicaron en X: “O estás con Israel o estás con el terrorismo”. La congresista republicana Marjorie Taylor Greene tuiteó: “Cualquiera que sea pro-palestino es pro-Hamas”. Ese fue una mentalidad que llevó a muchos soldados estadounidenses a cometer crímenes de guerra. Algunas de estas declaraciones parecen exageradas, pero en Israel caen en suelo fértil por décadas de discurso deshumanizante de los palestinos. Durante años, los líderes israelíes han abogado por la limpieza étnica, con un discurso que retrata a los palestinos como un pueblo falso sin historia que importe. Las encuestas de opinión muestran que un gran número de israelíes ven a los árabes como “sucios”, “primitivos” y que no valoran la vida humana. Generaciones de escolares israelíes se han imbuido de la idea de que los árabes son intrusos y simplemente tolerados a través de la beneficencia de Israel. Un estudio de 2003 de los libros de texto israelíes de la Universidad Hebrea de Jerusalén mostró que los árabes son representados principalmente “con un camello, y vestidos como Ali Baba”.
“Describen a los árabes como viles, desviados y criminales, personas que no pagan impuestos, personas que viven del estado, personas que no quieren desarrollarse. La única representación es como refugiados, agricultores primitivos y terroristas. Nunca se ve a una niña palestina, unx médicx, unx maestrx, unx ingenierx o un granjero moderno”, dijo el estudio. En 2002, durante la segunda intifada, el periódico de Tel Aviv Yedioth Ahronoth publicó una carta de niños israelíes titulada: “Estimados soldados, por favor, matad a muchos árabes”. El periódico decía que los escolares enviaban docenas de cartas de este tipo. Esos mismos escolares crecieron y probablemente ahora son los jóvenes soldados que están cumpliendo ese mandato introyectado en sus mentes por el odio sistémico.
Hace poco, por CNN se vio a un soldado israelí decir que Hamas es diabólico porque asesina infantes, mujeres, y personas mayores. Nadie pareció recordar que el estado de Israel lleva 75 años haciendo precisamente eso al pueblo palestino, sin contar con las condiciones de pobreza, enfermedad, humillación y trauma que les han sido impuesto.

Adolfo Hitler admiraría la pesadilla que Israel ha creado para los habitantes de Gaza. Junto con Goebbels, su ministro de propaganda, apreciarían la hipocresía racial e imperial de medios de comunicación que retratan a Hamas como ente “diabólico” o “animales” por asesinar personas inocentes de piel blanca, pero no dicen lo mismo de los militares israelíes quienes han estado sistematicamente por decadas asesinando y torturando a personas inocentes de piel marrón en Gaza.
Benjamin Netanyahu juró reducir Gaza a escombros como ejemplo de “venganza majestuosa” que será recordada “por siempre”.
La mesa está servida para el festín genocida. Las víctimas han sido despojadas de humanidad, y tal como con Ruanda, o con los Campos de concentración nazis, el público dirá que ignoraba lo que estaba sucediendo y que total, es una tragedia ajena.

MC
17/10/2023

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