Tres raíces


LUIS BRITTO GARCÍA

11 MARZO, 2023

Idea fecunda echa raíces. Pues su vitalidad depende de la tierra, del medio en el cual germina e inicia su proyecto vital. Hacia los años 80 del pasado siglo, la Revolución había sido derrotada por las armas. Los gobiernos populistas del Pacto de Punto Fijo lograron separar pueblo y ejército. Las rebeliones militares de Carúpano y Puerto Cabello en 1962 no lograron articularlos y unirlos. El teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías asume la tarea de articular un proyecto. Ante todo, ha de ser original, o más bien autóctono, a la vez cultural, político y social, fundado en la propia realidad.

Robinson

En Venezuela, y quizá en América, el gran sembrador de ideas es Simón Rodríguez. ¿Qué postula este primer Simón? Educación para todas las clases sociales, y no sólo para los privilegiados. Educación de la curiosidad, del espíritu investigativo, más que de la memoria repetitiva. Educación centrada en los oficios, en las habilidades prácticas de transformar de manera útil la naturaleza, y no en aprendizaje de categorías caducas. Como el de todos los ilustrados, su plan cultural es a la vez proyecto político. Según escribe Chávez en El árbol de las tres raíces: “En la médula del pensamiento de don Simón Rodríguez se encuentra la simiente de un proyecto de sociedad basado en la educación popular y en la creatividad. Simón Rodríguez concibe la idea concreta de la República y talla las formas del Estado Nacional y las líneas geohistóricas de su proyección en el tiempo”.

Bolívar

Bolívar, segunda raíz del árbol fecundo, es según confesión propia fruto de las ideas de Simón Rodríguez. Desde 1814, dos años antes de su viaje a Haití, decreta la liberación de los esclavos que se unan a la causa independentista. Luego libera a los indígenas de cargas y contribuciones en trabajos forzados, dispone el respeto de sus resguardos y un justiciero reparto de tierras. Realiza la más inmensa expropiación de bienes de la Historia de Venezuela, al transferir a la República todas las propiedades de los realistas, y dispone que las tierras sean distribuidas entre los soldados de la Independencia. Reserva para la República la propiedad del subsuelo. Consolida las victorias militares con la unión política de Quito, Nueva Granada y Venezuela que llamamos Gran Colombia, luego con la alianza internacional del Congreso Anfictiónico de Panamá para la defensa mutua y la colaboración y reciprocidad entre nuestras repúblicas independizadas. Lanza e impone una moneda nacional, que por la imagen que representa será llamada “La India”, y adelanta planes para el pago de la Deuda Pública mediante cultivos selectos de tabaco, que José Antonio Páez frustra apoderándose de la primera cosecha para rematarla a precio vil. Chávez rescata con especial cuidado la idea de Bolívar formulada en el Discurso de Angostura, de añadir a los cuatro poderes clásicos un Poder Moral.

Zamora

Zamora, tercera raíz del árbol revolucionario, insta en 1846 “por fin a conseguir las grandes conquistas que fueron el lema de la independencia”. Pues una nueva oligarquía asumió el poder, dividió la Gran Colombia, postergó la liberación de esclavos e indígenas, acaparó las tierras y el poder político mediante el sufragio censitario, reservado sólo a los pudientes. Con la consigna “Tierra y Hombres Libres” Zamora dirige en dos campañas consecutivas la sublevación popular contra la nueva oligarquía. Y aplica medidas socialistas en los territorios que domina: “1. Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso común de cada pueblo, villa o caserío.2. Eliminación del sistema de cobro de arriendo por el uso de la tierra para fines agrícolas o pecuarios.3. Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores.4. Que los amos de hatos empotreren diez vacas paridas de modo permanente en las tierras del común para suministrar diariamente, y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres”. Como parlamentario, defiende denodadamente el proyecto de asignar a cada esclavo liberado tierras, para que tenga como mantenerse, y organiza los gremios laborales en Caracas, constituyéndose así en precursor de las organizaciones sindicales y obreras.

El Estado y la Carta Magna

Para superar esta tragedia de oligarquías sucedidas por oligarquías, propone Chávez el “Estado Federal Zamorano”. Ello “solo podrá lograrse a partir de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter plenipotenciario, la cual debe elaborar la Carta Magna en la situación de provisionalidad, en el marco de una profunda participación de la sociedad civil, a través de diversos mecanismos de democracia directa”. Siguiendo al Bolívar del Discurso de Angostura, incorpora un Poder Moral, el cual “tendrá como misión fundamental asegurar el correcto funcionamiento del estado de derecho, donde se impongan la ley y la razón como principios fundamentales en la relación entre los individuos, la sociedad y el Estado”. Este Poder comprenderá “a) La Fiscalía Federal de la República b) La Procuraduría Federal de la República c) La Contraloría Federal de la República”.

Participación

Pero no basta con reformar el Estado. Hay que superar la “farsa representativa para avanzar hacia la conquista de nuevos espacios participativos”. Participación significa que “el pueblo como depositario concreto de la soberanía debe mantener su fuerza potencial lista para ser empleada en cualquier momento y en cualquier segmento del tejido político, para reparar daños a tiempo, para reforzar algún desajuste o para producir transformaciones que permitan el avance del cuerpo social en la dirección estratégica autoimpuesta”. La prodigiosa movilización espontánea del 13 de abril de 2002, que derroca una dictadura del empresariado, es la evidencia del poder participativo del pueblo.

Pues “el objetivo estratégico debe ser la democracia popular bolivariana como sistema de gobierno. Y más aún, como expresión de vida económica, social y cultural del modelo de sociedad original robinsoniano”. La cual se impondrá como “un modo de vida solidario”.
Significativo es que un plan formulado hace tres décadas haya logrado triunfos tan relevantes y postule desafíos todavía tan pertinentes.

Homenajear a Chávez es seguir sus pasos.

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