Xin chào | África: algo más que un balón


No todos logran calzar los botines de equipos profesionales

¿Para qué quiero diez Ferraris, veinte relojes con diamantes o dos aviones? ¿Qué van a hacer esas cosas por mí y por el mundo? Hoy prefiero construir escuelas y hospitales, dar ropa y comida a la gente pobre.

(Sadio Mané, Bayern Munich)

– La película Indochina (1992), de Régis Wagnier, con actuación estelar de Catherine Deneuve, entre la belleza del paisaje annamita y una historia de romance, desnuda las atrocidades cometidas por los colonialistas franceses en Vietnam, durante la primera mitad del siglo XIX. Por su parte, en 1985, el cineasta estadounidense Sydney Pollack, también enfocó en África mía (1985), el colonialismo francés, con un argumento similar al de Wagnier en Indochina, pero rodado en Kenia, uno de los países que formó parte del gran imperio galo en el continente africano, también expoliado como Argelia, Túnez, Senegal, Guinea, Malí, República del Congo, Chad, Niger, Benin y Costa de Marfil.

El cineasta colombiano Miguel Alcantud puso el dedo en la llaga, cuando presentó el film Diamantes negros (2015), para referirse a la presencia africana en el fútbol, no solo francés, sino de toda Europa, donde golpean balones miles de humildes jugadores de las excolonias galas, en las euroligas.

Narra el costeño colombiano que la masiva presencia de futbolistas del continente de Mandela y Lumumba, corre el telón de la miseria que se vive en esas excolonias, producto del esclavismo y explotación a que fueron sometidos los africanos, en gran parte por los franceses, pero también por el colonialismo de Inglaterra, Portugal, España, Alemania, Bélgica e Italia.

Solo en Francia habitan unos siete millones de africanos, más otro millón, aproximadamente, de emigrantes nacidos en las colonias caribeñas, muchos de los cuales buscan sobrevivir en Europa a fuerza de patear balones, pero no todos logran calzar los botines de equipos profesionales, de allí que miles no puedan ver realizados sus sueños, de rescatar de la miseria a sus familiares, que viven en África y nos les queda otro camino que integrase a las pandillas delincuenciales.

A siete años del rodaje de Diamantes negros nos encontramos con un plantel francés copado de hijos y nietos de migrantes africanos, encabezados por reconocidas figuras como el camerunés Kilian Mbappé y Paul Pogba (Guinea), además de Kimpenbe (Congo), Umtiti (Camerún), Dembelé (Senegal), Tolisso (Togo), NʹGolo Kanté (Malí), Matuidi (Angola), Nzonzi (Congo), Mandanda (Congo), Ramo (Marrueco) y Fekor, de Argelia.

Es comprensible, que muchos hinchas latinoamericanos, incluido venezolanos, enarbolen por estos días el tricolor francés, como muestra de admiración y apoyo a los futbolistas afrodescendientes que visten la camiseta del once galo en Qatar 2022.

El doublespeak gringo

Entre gambetas y goles, y la eliminación tempranera de los campeones mundiales Alemania y España, en el olvido quedó la diatriba sobre el otorgamiento amañado o no de Qatar como sede del Mundial 2022.

El campeón mundial de invasiones, Estados Unidos, soñaba con ganar la sede estos mundiales, por eso gritó a gañote suelto contra la violación de los derechos humanos en Qatar, a pesar que tienen en el país árabe 10 mil soldados en la Base Aérea Al Udeid, la mayor instalación militar yanqui, en el Medio Oriente.

Por su parte, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Maldivas y Libia, acusaron a Qatar de ser factor de inestabilidad en la región, por brindarle apoyo a grupos terroristas, como el Estado Islámico y Al Qaeda.

Más hipocresía, de lado y lado, imposible, pero lo cierto es que el balón está rodando en los gramados de los impresionantes escenarios futboleros, en un país donde el balompié no es precisamente la mayor atracción deportiva. Pero eso no es problema, porque esas millonarias instalaciones son desmontables, en un dos por tres, para ser vendidas al mejor postor, en cualquier parte del mundo.

La FIFA y autoridades del balompié europeo, entre ellos el famoso exjugador francés Michel Platini, fueron señalados de haber cobrado siete millones de euros, por cabildear a favor de Qatar, en el otorgamiento de la sede del máximo espectáculo futbolero.

Precisamente a Francia le toca defender el título mundial que hace cuatro años conquistara en Rusia, tras vencer en la final a Croacia 4-2. Se trató de su segundo galardón dorado, a 20 años de haberse titulado en París, tras vencer en la final a Brasil 3-0.

Cuando Marruecos sacó a España de Qatar, se dijo que, hasta ese momento, los marroquíes eran los únicos africanos que se mantenían en la puja ascendente, lo cual no es muy cierto porque los africanos tienen artilleros en casi todos los equipos del viejo continente.

Producto de la importante presencia de emigrantes del otro lado del Mediterráneo, las oncenas europeas se han visto revitalizadas con el vistoso y espectacular juego africano, como lo mostraron los franceses hace cuatro años en París, apuntalados por el atacante camerunés Mbappé.

Del Mbappé de los campeones 2018, hasta ahora, muchos balones han rodado en las canchas galas, movidos por decenas de Diamantes negros, como los llamara en su propuesta cinematográfica el director de cine colombiano Miguel Alcantud.

Fuentes:

– Bertaux, Pierre. África, desde la prehistoria hasta los estados actuales, Editorial Siglo XXI, México, Argentina, España, 1974.

– Alcantud, Miguel, Diamantes negros, película colombiana, rodada en 2015.

Ángel Miguel Bastidas G.

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