Xin chào | Una tarea pendiente


Una fiesta de libros

¿Dónde iremos a buscar modelos? La América Española es original. Original han de ser sus instituciones y su Gobierno y originales de fundar unas y otro. O inventamos o erramos.

Simón Rodríguez

 La Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) se puso los pantalones largos, ¡y de qué manera!, porque la máxima cita libreril de la Venezuela Bolivariana fue una verdadera fiesta de saberes: “Leer descoloniza”, entre el jueves 10 y el domingo 20 del presente mes de noviembre, al engalanar los acogedores espacios de la Galería de Arte Nacional.

El viceministro de Cultura y presidente del Centro Nacional del Libro, Raúl Cazar, mostró orondo los numeritos finales antes de la arriada del telón de la 18ᵃ Feria Internacional del Libro: más de mil eventos, entre presentaciones de libros, actuación de grupos musicales, de danzas y otras manifestaciones artísticas, ante unos 250 mil asistentes que coparon la GAN.

En el Pabellón Venezuela, La era del conspiracionismo (Ignacio Ramonet), marcó la pauta, seguido de La salsa de Federico Betancourt y su combo latino (Gherson Maldonado/José Basulto), Sumares (Gustavo Pereira), Un resto de sombra (Freddy Ñáñez), El hombre de la yuca y el maíz (Mario Sanoja Obediente) y Chocolate,  de Armando José Sequera.

Por su parte, el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas Poljak, habló de “golazo” para referirse al éxito de la Filven 2022, que ahora le toca emprender un intenso periplo de cara a las ciudades capitalinas.

Asistir a tantas presentaciones, en tan poco tiempo… imposible. Lo más más práctico fue recurrir a las plataformas digitales para tener una visión más completa del evento; sin embargo, disfrutamos “en vivo y en directo” de las animadas presentaciones de Esa larga, infinita distancia (Clodovaldo Hernández), Febreros y abriles para siempre (Instituto de Altos Estudios Hugo Chávez) y La República Escolar, de la profesora América Bracho Arcila.

Uno de los momentos más frescos y hermosos, cargados de profundo contenido pedagógico-político, lo constituyó la presentación de  La República Escolar, de la profesora América Bracho, una obra contentiva de vivencias educativas que todavía reclama la Venezuela bolivariana.

El historiador Omar Hurtado Rayugsen, testigo directo de la experiencia vivida como colega de la pedagoga, en el Instituto de Educación Integral América Bracho, explicó profundamente emocionado acerca del significado e impacto que tuvo en las aulas de la educación básica y media el referido centro educativo que hasta 1999 lideró la profesora comunista Belén San Juan.

Rodeado de dos egresados del IEI, Raúl Cazal, presidente del Centro Nacional del Libro, y de Ricardo Menéndez, vicepresidente del Consejo de Ministros de Planificación y ministro del Poder Popular de Planificación, el acucioso investigador Hurtado Rayugsen detalló el funcionamiento del Instituto en cuestión, como una república educativa de profunda visión robinsoniana.

La referida casa de estudio, donde cursaron descendientes de muchas familias “subversivas”, tenía una estructura republicana, con todos sus poderes, noticiero escolar incluido, clases de música, una coral, laboratorio fotográfico, un conuco y un corral, entre otros elementos para formar republicanos y republicanas.

El ministro Menéndez Prieto indicó en su intervención, frente a un auditorio copado de egresados, canas al aire, que “no estamos hablando de una educación tradicional, nos referimos a un lugar para aprender de la vida. El libro de la profesora América es un reto para la educación actual, no son frases aisladas…no son técnicas pedagógicas”.

Subrayó, que la República Educativa está asentada en el Plan de la Patria, porque es una cátedra para la vida: “La República Educativa es una tarea pendiente que tiene la Revolución Bolivariana”.   

Al respecto decía Simón Rodríguez: “Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente, nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte”.

Lentejas y arañas


La presentación de la novela Esa larga, infinita distancia, del periodista Clodovaldo Hernández, nos hizo recordar a la novedosa puesta en escena, claro como hombre de teatro, de Armando Carías, también periodista, de su libro Duro y a la cabeza, durante la versión Filven 2021 en la Asamblea Nacional, donde nuestro compañero de aula ucevista, se presentó con el equipo “Comunicalle”, además escoltado por su prologuista Earle Herrera, y para cerrar, la obra fue bautizada con viruta de madera, símbolo de las tablas andadas por Armando con Los Carricitos,  Chichón y ahora con el originalísimo colectivo Comunicalle.

Bueno, el colega, Clodo, hizo lo propio; se presentó en la Sala Cumbe, escoltado por un general de Sumaris, Gustavo Pereira, y con un mago de la imagen, el filósofo Miguel Ángel Pérez Pirela. Sobre la novela cayó una lluvia de lentejas, acto con el cual el trotón y mago de la pluma, nos recordaba que Esa larga, infinita distancia se forjó a punta de la popular gramínea, en medio de los días más rudos del bloqueo, mientras el fantasma covid-19 tocaba puertas.

Filven 2022 bajó el telón -por ahora- con el anuncio de Febrero y abriles por siempre, presentado por el embajador de Venezuela en Cuba, Adán Chávez, sobre la tarima central de la feria, donde Quenepe y su grupo rompió el celofán, entre arpa, cuatro y maracas.

No faltó el canto llanero del hermano mayor del comandante Chávez, quien seguidamente anunció que su esposa, Carmen Rodríguez, hablaría sobre un libro de cocina tradicional venezolana, incluido los secretos para la elaboración de la popular “Araña” de Mamá Rosa, que sorpresivamente pudimos degustar, mientras escuchábamos el relato de doña Carmen. Seguidamente, regresó al escenario el joropo de Quenepe, para ponerle punto final a la fiesta del libro en la GAN.

Ángel Miguel Bastidas G.

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