EL CONFLICTO EN UCRANIA Y EL INTERÉS NACIONAL


Las decisiones que ha tomado el Presidente Nicolás Maduro, responden al interés general de la Nación venezolana y cuentan con nuestro respaldo. El buen vivir de nuestro pueblo está primero.
¡La Patria está primero!

Elías Jaua Milano

Otra guerra más en el mundo. No es la guerra en Ucrania lamentablemente el único conflicto armado internacional, solo que los otros son invisibles para los medios de occidente porque son sus gobiernos los que ocupan y bombardean.

El conflicto en Ucrania es el resultante de una década de agresión económica y de amenazas militares creciente de los Estados Unidos y de la Unión Europea contra Rusia, con el fin de evitar su fortalecimiento como Nación soberana con un desarrollo autónomo, tras recuperarse de la debacle de la Unión Soviética, proceso que puso en riesgo la existencia de Rusia como Estado Nación, específicamente durante el fallido gobierno de Boris Yeltsin. 

Frente a esta sistemática agresión de EE. UU y sus aliados, utilizando estos al gobierno ucraniano como ariete, desde Moscú se ha ordenado el despliegue de fuerzas militares en territorio de Ucrania, una República que al igual que el pueblo ruso, tiene derecho a la paz.

En ese contexto, el gobierno de Joe Biden ha incrementado la guerra económica contra la Federación de Rusia, suspendiendo la compra de petróleo y gas a este país, entre otras medidas draconianas que afectan principalmente al pueblo ruso.

Esta situación ha generado un giro inesperado en la política de la Casa Blanca hacia Venezuela. Una delegación de alto nivel del gobierno norteamericano ha visitado Caracas, el pasado 5 de marzo de este 2022, con el fin de abordar un conjunto de temas pendientes, producto de la confrontación desatada por los gobiernos estadounidenses contra nuestro país durante los últimos años, entre ellos el tema de la libre comercialización de nuestra producción petrolera. No es casual que esto se produzca previo a las medidas contra el petróleo ruso. A buen entendedor pocas palabras.

Este acercamiento repentino, debe ser valorado en su justa dimensión en función de nuestros intereses nacionales. En primer lugar, se ha producido de hecho el reconocimiento al gobierno constitucional del Presidente Nicolás Maduro, esto es un paso en la recuperación de la centralidad del Estado venezolano ante la comunidad internacional. En Venezuela hay un solo gobierno en ejercicio, el resultante de las elecciones de mayo de 2018.

En segundo lugar, la propuesta de permitir el libre comercio del crudo venezolano y el acceso a insumos y tecnologías para incrementar la producción de hidrocarburos,  puede suponer en el mediano plazo una recuperación de los ingresos nacionales y con ello de la capacidad de avanzar aceleradamente en la estabilidad económica que le devuelva a las familias venezolanas el poder adquisitivo para obtener los bienes y servicios esenciales para una vida digna; la garantía plena del disfrute de todos los derechos sociales y económicos, y de igual manera se pueda apalancar un proceso de relanzamiento de la producción nacional, en el marco de un modelo económico no neoliberal.  Se nos presenta una gran oportunidad de salir del laberinto de los últimos 7 años.

En tercer lugar, esta situación reafirma la importancia de ser un país petrolero, es hora de desechar los cantos de sirena sobre el fin de la era petrolera. El petróleo es y será la base de un desarrollo económico diversificado por mucho tiempo, es la garantía de nuestra estabilidad política y de incidir a favor de un mundo multipolar como condición de la paz en el planeta. No podemos renunciar al manejo soberano de nuestra principal fuente de ingreso.

Nuestro interés nacional, como lo expresa la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es que seamos un territorio de paz; que nuestro pueblo viva bien, con todo los derechos económicos, políticos, sociales y culturales garantizados; que logremos un desarrollo integral propio que haga sostenible el ejercicio de esos derechos; que se nos respete en el mundo como una nación soberana con una digna historia de lucha por la independencia y la paz.

Nosotros somos un pueblo agradecido, no olvidaremos nunca que en el momento más peligroso de la agresión del gobierno de Donald Trump, contamos con la asesoría y la asistencia técnico militar de Rusia, apoyo que disuadió a los ejércitos vecinos de participar en la aventura militar que pretendían Trump y sus gobiernos títeres en América del Sur. Igualmente, la posición firme de la diplomacia rusa, especialmente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, puso fin a los intentos de validar la agresión ilegal y unilateral del gobierno de Estados Unidos y sus aliados.

Durante la etapa más aciaga y compleja de la pandemia, llegaron insumos médicos, tratamientos y vacunas desde Moscú en un puente aéreo humanitario, justo cuando los gobiernos de Europa y Estados Unidos arreciaban las sanciones. Que no le quepa duda al pueblo ruso y a su gobierno, que nosotros sabemos dónde están los auténticos amigos de Venezuela y que siempre sabremos honrar esos gestos de sincera amistad. No nos llamamos a engaño, sabemos que la élite estadounidense no tiene amigos, sino intereses. El Presidente Maduro los conoce bien.  

Venezuela es un país esencial en el engranaje del funcionamiento del capitalismo occidental; nuestro pueblo, sin negar que somos un crisol de razas como decía nuestro Libertador Simón Bolívar, asume mayoritariamente la identidad cultural de occidente; nuestra Nación no es enemiga de la nación norteamericana ni de ningún pueblo del mundo.

El Comandante Chávez fue un decidido cooperante de la paz internacional, siempre priorizando por los intereses de nuestro pueblo.  Las decisiones que ha tomado el Presidente Nicolás Maduro, en función de un dialogo directo con el gobierno de Biden, responden al interés de la Nación venezolana y cuentan con nuestro respaldo. El buen vivir de nuestro pueblo está primero. ¡La Patria está primero!

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