Raúl, fusilado en El Cadillal


Una nueva nota de la serie de la investigadora Carola Ochoa sobre los rugbiers víctimas del terrorismo de Estado. Hoy recordamos a Raúl Héctor Penayo Palacin, rugbier del Club Palermo Bajo de Córdoba y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT- ERP). Fusilado en El Cadillal de Tucumán el 20 de febrero de 1976.

Raúl Héctor Penayo Palacin, “Rulito”, nació en Córdoba el 17 de julio de 1954. Sus padres fueron Jeremías Penayo, paraguayo  e Idilia Hena Palacin, nacida en Junín, provincia de Buenos Aires. Vivían junto a su otro hijo, Ulises, hermano mayor de Raúl. Creció en un hogar donde la política, la literatura revolucionaria y el compromiso social eran el factor primordial de la vida familiar.

Hijo de un gran revolucionario y escritor paraguayo, de niño atesoró la militancia de su padre. Durante su adolescencia empezó a jugar rugby. Palermo Bajo fue el club donde se sintió uno mas, junto a sus compañeros de tries. Tremendo medio scrum en una cancha con tierra por doquier y abrojos.

“Estuvimos juntos en el Palermo Bajo durante la 6°, 5° y 4° división, en ésta fuimos invictos por 5 años. Era mi amigo del alma. Antes de ir a El Cadillal fué a mi casa a despedirse: ’No volveremos a vernos’, me dijo”, recuerda su primo Julio.

Julio cuenta que su llegada al club del escarabajo fue gracias a la invitación que le hizo Raúl junto a su otro primo Fernando, y en el monte jugaron memorables tres.

Su militancia

La madre de Raúl recordaba los primeros pasos de su hijo en el PRT:

“El día del Cordobazo mi hijo Raúl pasó todo el día con su padre en los barrios donde vivían los trabajadores de SMATA. Él tenía sólo 14 años. En esos barrios hacía un importante trabajo social el PRT, y Raúl compartía y ansiaba incorporarse a la militancia. Ese día se produjo una reafirmación de su pensamiento, a pesar de su corta edad decidió incorporarse a la lucha armada. Le aconsejé que se tomara un tiempo para la lectura, que mejor se incorporara a la Juventud Guevarista. Raúl era un chico muy dulce y cariñoso pero consideraba que el único camino para las transformaciones sociales era la lucha armada.

“A los 16 años integró el grupo que liberó de la prisión a un grupo de compañeras. Como madre no estaba de acuerdo con que participara a tan temprana edad en este tipo de lucha. Le aconsejaba en que debía estudiar y sumarse a la Juventud. Yo sería negativa o reaccionaria, no sé, pero a sus 15 años no lo podía entender, hasta que me dijo:

“-Mamá, yo ya elegí mi forma de vivir y mi forma de morir”.

En 1972, a los 19 años, cayó detenido en Tucumán y soportó estoicamente todo tipo de torturas. Allanaron la casa familiar y detuvieron a sus padres. Los militares detuvieron también a su abuela materna y a su tía ya que encontraron en una lavadora un libro que Raúl había olvidado en una visita. Finalmente recobró la libertad en mayo de 1973.

Conoció en el PRT a una estudiante de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba, Susana Inés Strelzik, de 25 años, con quien compartía convicciones, valentía y proyectos revolucionarios. Se enamoraron y no se separaron nunca mas. Fueron padres de una niña a la que llamaron Laura.

Después del presidio sus compañeros no volvieron a llamarlo “Marquitos”. Para ellos ya era el “Teniente Marcos”.

Cuando cumplió los 21 años fue jefe del frente de El Cadillal de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez”, en Tucumán.

Hijo de padres revolucionarios

Su madre Idilia fue una dedicada nutricionista, médica de la Universidad Nacional de Córdoba. Militante del PRT. Voluntaria durante 2 años de las Brigadas de Salud y Educación en Nicaragua (1979). Integró el Movimiento de Mujeres- Córdoba. Feminista. Estuvo detenida desde diciembre de 1974 hasta 1975 en El Buen Pastor de Córdoba y testigo de la fuga de sus 22 compañeras. Exiliada en Suecia, junto a su familia, desde fines de 1975 hasta 1984. Miembro de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

Falleció el 21 de enero de 2017.

El padre de Raúl, Jeremías Penayo, fue un gran luchador social, maestro, profesor universitario y escritor exiliado en dos oportunidades, su primer exilio fue en la Argentina donde le costó su libertad, y el segundo a Suecia. Nació en Aregua – Paraguay. Había perdido algunos dedos en una acción revolucionaria.

Falleció el 12 de septiembre de 2008, en el día que cumplía 80 años, en Uppsala, Suecia

En su obituario se puso su cita preferida en guaraní, que en el castellano se traduce “En la oscuridad de la noche apuntan las estrellas, y en el amanecer encontraras las copas de los árboles”. En Suecia, junto a su nueva esposa, Aase Fridegárd, creó la Editorial “El Pueblo” con la que editó algunos libros de su autoría, entre ellos “Rulito”, biografía de su hijo Raúl.

El Combate de “El Cadillal”

Por esa época, en vista de los reveses sufridos, el ERP probó abrir dos nuevos frentes en Embalse El Cadillal y Sierra de Medina, intento desesperado por mantener su presencia en el ámbito rural después de los repetidos fracasos y el descalabro de Monte Chingolo.

Era evidente que la Compañía de Monte se hallaba gravemente herida y que, por esa razón, sus jefes solicitaron refuerzos. La “cúpula” respondió enviando nuevos combatientes, pertenecientes a la compañía “Decididos de Córdoba”, especializada en operaciones urbanas, aunque sumamente combativa, refuerzos que sirvieron para levantar la moral y llevar adelante operaciones en El Cadillal, hacia donde el Ejército y la Policía enviaron numerosas patrullas y pelotones.

El 19 de febrero, se produjo un violento combate en la región de Merendero donde el ERP se topó con fuerzas regulares a escasos metros de la bifurcación de la Ruta Nacional Nº 9 con el acceso al Dique El Cadillal.

Allí cayó abatido el médico del PRT- ERP Eduardo Pedro Palá, otro más de los 157 rugbiers (jugó en Club Nogales de Mar del Plata) investigados por Ochoa, cuyo nombre en clandestinidad era teniente “Manolo” o “Médico Loco”, un revolucionario de la primera hora en Tucumán.

Mientras los militantes escapaban hacia el interior del monte, las fuerzas militares se hicieron de un considerable botín consistente en 3 fusiles FAL, 1 carabina, 9 portacargadores, 12 mochilas, 11 cascos verde oliva, 8 bolsas de dormir, 7 caramañolas, 7 camperas verde oliva, 400 cartuchos calibre 7,62; 300 calibre 22,11, medicamentos, elementos de cirugía, vajilla y víveres.

El día 20 las FF. AA. procedieron a patrullar el sector utilizando helicópteros y el 21 se produjeron nuevos choques armados en los que cayeron tres revolucionarios más.

El fusilamiento

Un tercer combate tuvo lugar el 20 de febrero, en el que fusilaron a nuestro Raúl, el “Teniente Marcos”, su nombre de lucha.

Solo tenía 21 años.

Fue fusilado junto a su compañera y 4 revolucionarios mas. y al día siguiente, en Burruyacu, una patrulla mixta de la policía provincial y el Ejército se enfrentó a un grupo de individuos que a la voz de alto abrió fuego. En el intercambio de disparos cayó su cabecilla que, para asombro de la opinión pública, resultó ser Juan Carlos Alzogaray, hijo del comandante en jefe del Ejército en tiempos del teniente general Onganía.

El PRT- ERP perdía sus mas valientes militantes revolucionarios. y demostraba una vulnerabilidad desconocida hasta ese momento. Quedaron en la memoria de sus compañeros.

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