Vladimir Acosta: «El racismo en Bolivia es algo que le pega a uno»


Hay una extrema derecha con rasgos verdaderamente fascistas y un componente religioso

 

Antes, durante y después del golpe de Estado contra el presidente boliviano Evo Morales ha sido notoria la presencia de elementos racistas y religiosos.

Luis Fernando Camacho, empresario de Santa Cruz, cobró protagonismo por pretender exorcizar a Bolivia, fue al palacio presidencial y se arrodilló con una Biblia, que también exhibió la “presidenta” autoproclamada Jeanine Áñez al momento de autojuramentarse.

Quemaron la wiphala, bandera de los pueblos indígenas, que militares y policías en acto de desprecio separaron de sus uniformes.

Vladimir Acosta, filósofo, historiador, doctor en Ciencias Sociales, reacio a conceder entrevista para prensa escrita, aceptó realizar una exposición sobre los temas señalados, estas son sus consideraciones:

“El tema de Bolivia es algo que le pega a uno. No estamos hablando de algo que pasó hace 100 años, que tú lo puedes analizar fríamente, o algo que está pasando muy lejos. Es el corazón de estos procesos, el corazón de América Latina.

La Biblia ha sido muy manoseada antes, durante y después del golpe de Estado contra Evo Morales.

Racismo en nombre de Dios

Quiero centrarme en el tema del racismo porque es clave, está presente y cada día se va mostrando con mayor claridad. El tema del racismo de esa oligarquía, digamos de esa clase dominante boliviana, que tradicionalmente ha manifestado una posición absoluta y brutalmente racista contra la población indígena, se le ha chispoteado. Muchas de esas expresiones racistas están tratando de borrarlas o de minimizarlas.

¿Por qué ese racismo? Es en buena parte herencia del racismo criollo del siglo XIX que después de la independencia se dedicó en varios países de América Latina a blanquear los países con migración europea porque los españoles eran inferiores y los indios estaban por debajo. Traer población que blanqueara a estos países y les permitiera crecer y desarrollarse significaba poblar y al mismo tiempo despoblar. Sacar a los indios, quitarles sus tierras y matarlos, como se hizo en el sur, en Argentina y en Chile. Allí lo llamaron Conquista del Desierto porque la diferencia central con Bolivia es que en Argentina y en Chile, sobre todo en Argentina que se había ido blanqueando con población europea, las poblaciones indígenas no estaban concentradas en las ciudades, los blancos racistas no tenían por qué verlas todos los días, pero en Bolivia es distinto.

Las civilizaciones andinas eran urbanas, las ciudades estaban habitadas por indios. A Bolivia llegaron europeos y, particularmente, en el siglo XIX, alemanes, austríacos racistas todos ellos, algunos hasta nazis, y los croatas que son católicos ultrarreaccionarios. De tal manera que el racismo allí se encuentra con una población indígena que redujeron a la miseria más espantosa.

Esos indios se rebelaron poco a poco, fueron ganando espacio y lograron con el gobierno de Evo (el mejor de toda la historia de Bolivia) conquistar sus derechos principales.

Por eso le cuesta a uno tanto explicarse cómo, con qué argumentos, puede esa oligarquía (justificar el golpe), esa minoría de blancos y de blancos de medio pelo, mestizos coleados que se creen también conquistadores españoles.

La presidenta usurpadora (Jeanine Áñez) parece que se cree ‘escandinava’ porque se pinta el cabello y el Camacho (Luis Fernando), que lo llaman ‘Macho’ Camacho, deberían llamarlo ‘El Facho’ porque ese tipo es un fascista. Hay otros que no son tan blancos como él, pero están allí (como el presidente del Comité Cívico de Potosí, Marco Pumari), que acusó a Evo de entreguista, pero él pactó con El Facho, que junto con otros racistas lo exhiben a él que es indio para decir que ellos no son racistas, porque tienen allí a un indio, al indio servil y arrastrado, el payaso que les sirve de tapadera, pero es un racismo espantoso, porque ha sido confrontado con la vida de ellos mismos, los blancos, la minoría blanca en las ciudades, donde la mayor parte de la población es indígena.

Ellos hablan de exterminar, desaparecer, como dice esta señora del cabello rubio teñido que soñaba con una Bolivia en la que no hubiera indios, que se fueran al Altiplano, lo cual es un disparate porque los indios están en el Altiplano.

De tal manera que no pueden sacar a la población indígena que representa más de 40% de la población boliviana, y si le sumas los cholos, los mestizos, algunos de los racistas estos que son cholos también, disfrazados de escandinavos, evidentemente tendrían que acabar con la población entera. Es un racismo explosivo, enfermizo y monstruoso. Y es peor allí, porque en otras partes el racismo se manifiesta contra el indígena, pero este está en la frontera, el indígena está bastante lejos.

Quemaron la bandera (wiphala, de los pueblos indígenas), y cuando se dieron cuenta que exageraban, empezaron a ponerla ellos mismos.

Silencios escandalosos

Es increíble cómo algunas personas que tendrían que tener una opinión, en particular la señora Michelle Bachelet (alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos), sale a decirle a Arreaza que hay que cuidar la posibilidad de que aquí pudiera pasar algo (en la marcha de la oposición del sábado). Ella vive en qué planeta, en el planeta del billete que le pagan por hacer lo que hace. No ha visto absolutamente nada de lo que ha pasado en Bolivia, declaró también que podía desbordarse un poco lo que estaba pasando en Bolivia. ¿Qué es lo que espera? ¿500 muertos?, y no ha visto los muertos de Chile tampoco, y los 230 jóvenes chilenos que han perdido un ojo porque la policía les dispara a los ojos, ella no ha visto nada.

Me llama la atención otra cosa, el silencio del Papa. Es un hombre locuaz y de actitudes progresistas. Hace algunos años decían que era el jefe de las izquierdas. El Papa que está en el Vaticano no puede ser líder de otra cosa que de la derecha o ser de una derecha tranquila, moderada, como es el caso, y tener algunas cosas, posiciones realmente positivas, pero es extraño que haya guardado un silencio absoluto hasta ahora sobre esto. Él es argentino, un latinoamericano, conoce esa realidad y sería bueno exigirle que opinara.

La religión en el golpe

Se trata de una extrema derecha con rasgos verdaderamente fascistas que tiene un componente religioso que es fundamental. Tanto este señor El Facho Camacho como la ‘presidenta’ andan con una Biblia. El tipo llega arrodillado frente al palacio con la renuncia que le preparó a Evo Morales para que la firmara y pone su Biblia, anda con un rosario. Acaban de hacer una cosa insólita que es un exorcismo, pero el exorcismo lo utilizan los cristianos con unas normas. Son sacerdotes que tienen autorización del obispo. Imagínate, cómo se prueba que uno tiene el diablo adentro, ¡ah!, porque está maldiciendo a la Iglesia, tiene más fuerza que antes o porque habla un idioma que nadie entiende. Son los rasgos para considerar que hay un diablo metido allí, como en la Edad Media, como en el Renacimiento. Entonces autorizan que se haga un exorcismo.

Ahora estos tipos han hecho un exorcismo contra Bolivia, no un exorcismo ni siquiera contra una ciudad que está tomada por los demonios. Contra toda la población boliviana para sacar a Satanás y que se vaya otra vez al infierno, son verdaderamente unos extremos completamente grotescos, que hacen parecer que uno estuviera en el siglo XIV o en el siglo XV en plena inquisición medieval. ¿Eso no es ridículo? o ¿sí es ridículo?, pero uno no se puede quedar en creer que eso es ridículo. Eso es grave, lo que está pasando aquí y lo que está pasando allá en Bolivia es parte de un proceso que está ocurriendo hoy en América Latina, basta pasar de Bolivia para Brasil y uno se encuentra que la payasada grotesca que hicieron estos payasos allá en Santa Cruz es lo que está haciendo el gobierno de Jair Bolsonaro. Es un gobierno de extrema derecha religiosa que dice que la política tiene que estar toda basada en la Biblia, que la enseñanza en las universidades y en los liceos debe partir de la Biblia.

En todos los terrenos se está mostrando la influencia de la Iglesia, de la Iglesia protestante sobre la política que quieren desarrollar, que es convertir a Brasil en un país sometido a una dominación católica como la de Franco en España. Entonces, esto es una parte un poco más grotesca y más problemática porque aquí se refiere otra vez a la población indígena que la tienen enfrente y que la odian, mientras que Bolsonaro se refiere al país entero, a izquierdas y demás. Habla un lenguaje un poquito más laico, a pesar de todo, estos hablan un lenguaje dominado por lo religioso. Ella (Áñez) aparece tomando el poder, la banda se la ponen los militares que ella misma acaba de nombrar con una Biblia verdaderamente tamaño king size, es una cosa descomunal que seguramente no ha leído, porque los católicos no leen la Biblia.

No conocen su propia Biblia como los protestantes. Entonces lo que hay allí es una penetración que se viene dando en América Latina, y detrás está Estados Unidos.

Es la penetración evangélica que viene cubriendo toda América Latina, aprovechando el espacio que deja la religión católica por incapaz, por burocrática, por corrompida. En Centroamérica, las religiones evangélicas están superando en fieles a la católica. En Honduras hay mayoría de iglesias evangélicas sobre el catolicismo. En Guatemala están cerca de tener esa mayoría, en El Salvador tienen un peso grande. En Nicaragua, a pesar del sandinismo, están desde antes y también tienen peso, en Costa Rica tuvieron recientemente un candidato, en Ecuador están metidos completamente, al igual que en Perú.

En Bolivia están presentes todas las corrientes del protestantismo: testigos de Jehová, mormones, bautistas, metodistas, presbiterianos, luteranos, pentecostales, que son los peores, los más agresivos, todas esas corrientes tienen representación allí y los que tienen más peso son los pentecostales y entiendo que tanto esta señora como El Facho aparecen celebrados en un portal internacional que se llama Alianza Evangélica Mundial. Se supone que ellos son católicos, que no son evangélicos, pero ella aparece celebrando como una victoria, Cristo que los va a poner otra vez en el poder, sacamos a la Pachamama y ponemos a Cristo.

Es la parte más grotesca si se quiere, tanto de su racismo como de su parte religiosa, pero eso es un fenómeno que está presente en toda América Latina. ¿Quiénes derrocaron justamente a Dilma Rousseff? Fueron todas estas corrientes evangélicas con las cuales erróneamente había pactado un poco antes. Bolsonaro combina entonces la religiosidad con la celebración de la dictadura brasileña. Entonces, hay un cuadro que se viene preparando en América Latina que es espeluznante, que hay que enfrentarlo a tiempo. No es que esta penetración es tranquila, no, no, detrás de eso está el poder de EEUU porque todas esas corrientes religiosas son fundamentalmente manejadas por estadounidenses y están vinculadas con los organismos norteamericanos.

Los mormones en particular tienen fama bien ganada de que casi todos son de la CIA, de manera que no es una cosa casual ni es un problema religioso, sino político-ideológico que quiere echar para atrás todo, que las mujeres vuelvan a sus casas, que estén sometidas a los hombres, que no tengan derecho a abortar ni nada parecido.

La represión contra las protestas indígenas es despiadada.

¿Quién mueve los hilos?

Estados Unidos está detrás de lo geoestratégico y de lo económico. Una de las grandes cosas logradas por Evo Morales fue nacionalizar de manera exitosa la industria petrolera, del gas. Estaba construyendo una Bolivia que estuviese en capacidad de hacer, con unos materiales estratégicos que existen allí. Primero tuvieron plata, que no es estratégica pero llena los bolsillos, después estaño, antimonio y ahora es litio y uranio. Evo había llegado a acuerdos para convertir a Bolivia, no en una simple exportadora de litio como materia prima, sino para construir baterías para los carros eléctricos que están de moda y que están creciendo, negociaba eso con Alemania, con los chinos, y eso no lo puede aceptar Estados Unidos así fácilmente.

Y saber que en Bolivia hay uranio, imagínate lo que eso significa para Estados Unidos, de tal manera que ha estado detrás de ese golpe y busca convertir a Bolivia, con estos gobiernos y esta represión, en un protectorado con bases militares en el corazón de América Latina.

Esa es otra cosa que hay que tomar en cuenta con relación a la situación de Bolivia, que es realmente grave, trágica y dramática para América Latina, pero no verlo como una payasada de unos locos que hacen un exorcismo porque quizás ellos quieran en el fondo que sea eso, no, no. Detrás de eso hay intereses poderosos y está metido a fondo EEUU con sus protestantes y con la búsqueda de apoderarse del gas, del petróleo de Bolivia, de las tierras raras y particularmente del litio y del uranio”.
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Evo mejoró las condiciones de los indígenas

> Vladimir Acosta:“Yo recuerdo la calle Buenos Aires, en La Paz (Bolivia), la miseria de los indios allí tirados en el piso vendiendo cualquier cosa simple y llanamente para poder despreciarlos y tratarlos como unas bestias”.

> â€œRebajó la pobreza extrema, la desigualdad, (mejoró) la educación, la salud, las condiciones de vida, el progreso económico, la soberanía, la independencia y el reconocimiento del valor de los indígenas. Dentro de un cuadro de todos nuestros procesos de estas dos décadas, el que ha logrado los mejores resultados ha sido Evo Morales”.

> â€œMucho antes de que (Hugo) Chávez, a finales de la IV República, un coronel de la GN, que estaba molesto porque habían muchos waraos en Caracas declaró: ‘Bueno, a estos venezolanos originarios los estamos llevando a su hábitat natural’, como si fueran unos caimanes que se habían salido del caño y había que volverlos a echar a este, pero por lo menos era un trato más o menos respetuoso. Allá (en Bolivia) no, es de desprecio y humillación absolutos”.
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*BiografíaMínima

Vladimir Acosta nació en Acarigua, estado Portuguesa, pero desde muy temprada edad se trasladó junto con su familia a Caracas.

En la capital venezolana ha vivido toda su vida. Recuerda que durante su adolescencia, su domicilio estuvo ubicado en Sarría.

Estudió en la Universidad Central de Venezuela, es doctor en Ciencias Sociales, licenciado en Filosofía e historiador, profesor de la UCV, además es analista, escritor, con una gran cantidad de libros publicados, ensayista y otras cosas más.

Fue uno de los fundadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y dirigente de esa organización. Como resultado de la lucha política, en la que tuvo una participación muy activa en los años 60, estuvo exiliado.

Se considera “un tipo comprometido con la lucha revolucionaria desde que era un carajito de catorce años”.

TEXTO JUAN CERMEÑO | FOTO JACOBO MÉNDEZ
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