ME QUEDA LA PALABRA/ DE LOS PETRODÓLARES A LOS PETROBOLÍVARES –MANUEL BRICEÑO MENDEZ


 por elelefantebocarriba

(Póngame donde haiga: decir popular venezolano)

Se inaugura la década de los 70 con un incremento significativo de los precios del petróleo, de tal magnitud que el Estado venezolano da un salto cualitativo para asumir de manera clara lo que se denominó el Capitalismo de Estado.

La magnitud de los recursos asignados al sector agrícola durante los años 1974 – 1976, no tuvo precedentes en la historia del país. Para 1974, el presupuesto ejecutado por el Ministerio de Agricultura y Cría, alcanzó a 3.656 millones de bolívares, lo cual significó un incremento de más del 300 % sobre el año anterior.  A eso hay que agregar los 2.000 millones de bolívares asignados al Fondo de Crédito Agropecuario, los cuales fueron distribuidos principalmente, en 1975; y lo correspondiente a los recursos colocados por la Banca Comercial  en cumplimiento con la Reglamentación sobre su cartera crediticia, lo cual representó, para Marzo de 1976, 3.115 millones de bolívares.

La Venezuela Saudita

Toda esta inversión terminó en apartamentos en Miami, avionetas, yates y una cultura de consumo que en términos coloquiales se manifestaba en la expresión ta’ barato deme dos, frase que se hizo famosa en Miami cuando los venezolanos, viajaban semanalmente a hacer mercado en  el país del norte. La Venezuela saudita por la  opulencia de las actitudes y el nuevo riquísmo como manifestación de una clase media que de pronto se sintió dueña del mundo.

Fue la época de las zonas francas, particularmente la de la Isla de Margarita y el auge de San Antonio del Táchira donde la gente podía conseguir y comprar cualquier clase de periquitos para los vehículos, cámaras fotográficas japonesas  y aparatos de sonido de marca. La propia locura colectiva de un consumo desmedido para luego llegar al viernes negro, la crisis económica y la quiebra del país: los banqueros se robaron la plata y el Estado pagó la deuda.

Petrodólares y FMI

40 % de pobreza crítica pero nadie declaró la crisis humanitaria aunque la gente comía perrarina y los canales de televisión publicitaban recetas para aprovechar las conchas del cambur como una manera de paliar el hambre; y vino el paquetazo y el 27de febrero con tantos muertos que nadie pudo contarlos: los petrodólares se volvieron sal y agua, tanto así que ya nadie quiere acordarse.

Ese fue el saldo de los petrodólares habidos por la especulación del mercado petrolero, los intereses de los grandes carteles de la industria y del Fondo Monetario Internacional: el boom petrolero de los años70 fue la mayor estafa  del siglo XX.

Colón y las nuevas cartografías

 Casi 50 años después nos encontramos con un nuevo escenario financiero, ya no por las imposiciones del FMI sino por los cambios sustantivos de un nuevo arreglo geopolítico mundial, con nuevos bloques emergentes y escenarios de intercambio absolutamente diferentes a los implantados por el capitalismo desde hace ya unos 500 años, con los viajes de Marco Polo y la aparición de las Indas Occidentales en las nuevas cartografías derivadas de los viajes de Cristóbal Colón.

Ya no estaremos sujetos a los petrodólares del FMI, ni de los grandes carteles de la industria petrolera; se trata de nuevas formas de establecer el valor de las cosas, de conformidad con el uso de las mismas pero con nuevos referentes de intercambio donde el instrumento valorativo se tasa en el fundamento real que tienen los países para interactuar con los demás, de conformidad con sus fortalezas probadas, que no con los mediadores del mundo bursátil y los operadores de un mundo ficticio, especulativo por definición, pero además impuesto por el capitalismo financiero.

El siglo XXI. El reformismo.

 La República Bolivariana se anota una nueva victoria al entrar por la puerta grande en el mundo de las más grandes innovaciones desde que se inventó  la moneda como instrumento para fijar el valor de las cosas. Avanzamos con paso firme hacia un siglo XXI que se perfila como una suerte de Renacimiento, por la vía de un Socialismo de nuevo cuño, tal como lo anunciara el Comandante Chávez tantas veces, por la vía de las nuevas tecnologías de comunicación y relacionamiento, donde el comercio habrá de hacerse trocando valores de uso contra disponibilidades y fortalezas  reales, en tiempo real, no en la especulación a futuro de acuerdo con las hegemonías de unos pocos.

Nace pues el petrobolívar soberano y libre, sin las ataduras de un patrón valorativo irreal, auspiciado por las conveniencias financieras del Capitalismo en crisis.

No obstante, la adopción formal de estos nuevos instrumentos no cambia automáticamente las cosas, simplemente las agudiza, porque el sistema financiero mundial sigue siendo el mismo y seguimos atados a compromisos internacionales acordados siguiendo la pauta del capitalismo hegemónico: desabastecimiento, especulación, bachaqueo, contrabando, ergo, corrupción e impunidad.

¡Pasa de todo y no pasa nada!

 

Nuestra propia salsa

Necesario es deslastrase de esos viejos esquemas para ir adoptando otros  acordes con las nuevas propuestas e iniciativas de intercambio, sólo que eso implica necesariamente deslastrarse también de una vieja manera de hacer política, donde el objetivo está centrado en el ejercicio del poder, por el poder mismo que no para cambiar nada, lo que en otras experiencias revolucionarias se denominó Reformismo.

Todo indica que el poder está secuestrado en un limbo tal que solo se ejerce en aras del posicionamiento a futuro, por eso las decisiones que se anuncian no se cumplen ni se cumplirán; nos consumimos en nuestra propia salsa, porque la oposición simplemente  trabaja, como es lógico contra la Revolución, pero a la espera de que ésta implosione: con Nicolás Maduro termina  el período post Chávez, se clausura la Revolución y vendrá un nuevo amanecer.

Ese es el Plan imperial, pero es también el Caballo de Troya que siempre ha tenido la Revolución Bolivariana: los enchufados, los impostores, los que nunca fueron pero están ahí en las alturas del Poder.

Pero no todo está perdido porque frente a esas perversidades del poder constituido siempre estará el poder real del Pueblo, construido bajo el paradigma ¡Chávez somos todos!

Y eso no tiene vuelta atrás. Lo mejor es lo que pasa y bien bueno que pase porque estamos justo en el momento para que pasen muchas cosas:

¡O se rompe la zaranda o se acaba la bovera!

elelefantebocarriba | 13 julio, 2018 en 3:56 am | Categorías: Autores, Manuel Briceño Méndez | URL: https://wp.me/p8yy92-QH
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