LA ECONOMIA MACRITA (I) – FABIOLA DI MARE


por elelefantebocarriba

La economía argentina se ha caracterizado por ser extremadamente vulnerable y volátil. La historia económica del país ha demostrado ser cíclica debido a la recurrencia de momentos estables que son sucedidos por periodos de incertidumbre o crisis. Esto se puede confirmar mediante el análisis de las políticas económicas desde 1976, a comienzos de la última dictadura militar, hasta el 2001, fecha del mayor colapso económico que ha padecido el país en su historia económica reciente.

Uno de los principales problemas de esta volatilidad e intensa vulnerabilidad económica ha sido la falta de un modelo económico sostenible, viable y consistente. Por el contrario, el país ha venido transitando ciclos en los que se desarrollan políticas de liberalización y apertura financiera, como las aplicadas durante la dictadura y en los 90 por los gobiernos de la Alianza. A partir de 2003, con el kirchnerismo, hubo un giro económico en el que predominó la visión heterodoxa, que buscó redistribuir la riqueza e impulsar la industria.

En 2003, el viento de cola internacional permitió la recuperación del país de la crisis más grande de su historia. El alza de los precios de las materias primas posibilitó obtener un superávit económico. El periodo 2003- 2007 fue uno de los periodos más prósperos de la economía nacional, suerte de prodigio luego del abismo en el que estuvo sumido el país en el año 2001. Sobrevino el crecimiento económico, así como el interés del Estado por el desarrollo industrial y productivo. Esta política se mantuvo hasta diciembre de 2015, momento en que asume Mauricio Macri la presidencia.

Con el fin del ciclo kirchnerista y la vuelta de la derecha al poder, regresaron las medidas de corte liberal ortodoxo, que centran sus acciones en una política netamente monetarista de control de la inflación vía tasas de interés y reducción de lo que los neoliberales consideran como “gasto”, entiéndase salarios, inversión en materia de salud, educación, cultura, ciencia y tecnología.

El macrismo ha venido sosteniendo un modelo económico sin rumbo que se afianza en el capital financiero y en la toma de deuda. El año pasado, la Argentina fue uno de los países que más deuda adquirió a nivel mundial. Estos capitales no sirvieron para financiar la economía real, es decir, proyectos productivos o desarrollo industrial, sino que toda se fugó, seguramente hacia paraísos fiscales.

El mecanismo de la “bicicleta financiera” que puso en marcha el Banco Central de la República Argentina (BCRA) mediante las Lebacs (títulos de deuda con vencimiento) ha permitido que se fuguen cada vez más divisas de las que ingresan, por la vía del alto rendimiento que obtienen. En ese sentido, se ha generado un fortalecimiento de la financiarización económica y el estímulo al capital especulativo.

Esta situación provocó la corrida cambiaria que viene suscitándose desde el mes pasado, que hizo que el dólar pegara un salto de 20 a 28 pesos, según la tasa del viernes 22 de junio. Las estimaciones indican que la devaluación continuará hasta llegar a los 30 pesos, o incluso más.

La subida del dólar obedeció principalmente al vaciamiento de las reservas del Banco Central y la fuga de capitales. Los organismos financieros, como JP Morgan, le cerraron el grifo al gobierno macrista. Esta corrida además propició la búsqueda de un salvataje por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo organismo le prestará al país unos 50 mil millones de dólares, bajo condiciones que aún están por verse, pero que se vaticinan muy duras y con consecuencias para toda la población que se verá afectada por el fuerte ajuste impuesto. Lo peor es que este crédito no irá destinado a inversiones productivas ni a nada que beneficie a las mayorías. Esos capitales acabarán también en paraísos fiscales

Al macrismo no le importa la soberanía nacional. Los conceptos de patria y nación se usan solo para el marketing y los partidos de futbol. Ha impuesto un modelo económico generador de pobreza, incertidumbre y desesperanza en los argentinos, que están sufriendo el alza exponencial y desmesurada de las tarifas de los servicios públicos (agua, gas, electricidad), el transporte público y el incremento general de precios de bienes y servicios.

Este 25 de junio la Confederación General de los Trabajadores (CGT) convocó un paro general, al que se suman la mayoría de los gremios: los trabajadores bancarios, los sindicatos docentes, los gremios de transporte terrestre (autobuses, taxis) y ferroviario (metro, trenes). Veremos si estas medidas tendrán algún efecto en las políticas del gobierno macrista. Hasta el momento, se vaticinan solo pronósticos negativos.

 

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