“Somos gente de izquierda”


ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE ECUADOR LENÍN MORENO

por Ignacio Ramonet, abril de 2018

Toda la izquierda latinoamericana está siguiendo con atención los acontecimientos en Ecuador. En 2017 hubo allí elecciones presidenciales. Rafael Correa, líder de la Revolución Ciudadana, que dirigía el país desde 2007 y que había modificado la Constitución para poder ser candidato de nuevo decidió finalmente no presentarse y apoyó la candidatura de Lenín Moreno quien había sido su vicepresidente de 2007 a 2013. Y Lenín, que fue víctima de una agresión armada en 1998 y se desplaza desde entonces en silla de ruedas, fue elegido presidente el año pasado. Pero a partir del momento en que entró en funciones, el 24 de mayo de 2017, comenzó entre estos dos hombres un conflicto que se ha ido envenenando sobre todo después del referéndum de febrero 2018. El resultado es que la izquierda ecuatoriana se ha dividido. Y que el gobierno de Lenín Moreno ya no dispone de mayoría parlamentaria estable en la Asamblea Nacional.

’Le Monde diplomatique en español’, que aprecia y respeta a ambos mandatarios, no desea tomar partido en esta infeliz querella. El pasado mes de febrero le dio la palabra a Rafael Correa ­(léase: “Gobernar bajo el fuego mediático”). Hoy se la cede a Lenín Moreno. Nuestros lectores sacarán sus propias conclusiones.

Ignacio Ramonet: Presidente, vamos a abordar tres temas: primero, la política interna de Ecuador; segundo, Ecuador y sus relaciones con América Latina; y tercero, Ecuador y el mundo.

Mi primera pregunta será, pues, la siguiente: Después de diez años de lo que prácticamente todos los observadores dicen que fue un buen gobierno, el de Rafael Correa y Alianza País, con muy buenos resultados y grandes realizaciones, sin embargo su elección el año pasado fue relativamente difícil. Tuvo usted que ir a una segunda vuelta, y en esa segunda vuelta ganó por muy poca diferencia… ¿Cómo explica usted que un excelente balance de diez años de gobierno, casi no le permite ganar las elecciones?

Lenín Moreno: Por una razón bastante sencilla: porque el balance de ese buen gobierno no fue de diez años. Fue de los seis o los siete primeros años. Luego, lastimosamente, se dieron condiciones muy adversas, entre aspectos externos y también cierto tipo de comportamientos internos que tuvo el gobierno. En aspectos externos: la baja de los precios de los commodities [materias primas], el fortalecimiento del dólar [que es moneda nacional en Ecuador], la depreciación de las monedas de los países vecinos afectaron negativamente nuestra economía, a tal punto que el presidente de ese entonces [Rafael Correa] creyó que la forma de salir adelante era mediante un endeudamiento agresivo, que ahora nos toca pagar. Se trata de una deuda de corto plazo, a costo de necesidad, y no a costo de oportunidad. Por tanto se vuelve difícil de pagar. A tal punto que este año, entre 10 y 12 mil millones de dólares serán destinados al pago del servicio de esa deuda… Tome usted en cuenta que 10 o 12 mil millones de dólares son casi la suma de los presupuestos de educación, salud y seguridad.

Además se guardó bastante reserva con respecto a la negociación de la deuda. Inclusive se hicieron decretos para que el secretismo de esa deuda subsistiese a través de los años, secretismo en instituciones públicas, secretismo en la forma en que se manejaban las preventas petroleras, etc. Todo eso ha ido aflorando. Y al terminar el mandato anterior, la ciudadanía estaba bastante decepcionada de la última época de gobierno. Parece que este tipo de comportamiento propició incluso una corrupción bastante generalizada en las instituciones públicas que ahora comienza a destaparse. 
Todo eso comienza a evidenciarse ahora, inclusive considerando que las autoridades que están todavía en los organismos de control son las que el anterior presidente [Rafael Correa] nombró mediante el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

La tarea no está completa, hay aún mucha tela que cortar, hay muchísimo que trabajar todavía. Mi teoría es que hacia el fin del periodo anterior, el presidente [Rafael Correa] que había aceptado y ayudado a elaborar la Constitución de Montecristi [de 2008] en la parte que corresponde a la reelección indefinida, seguramente el círculo que le rodeaba creyó que había que estimular su ego para que pudiera ser reelegido indefinidamente. Cosa con la cual estamos totalmente en contra. Yo lo he manifestado de manera permanente, inclusive antes. Estoy en contra de las reelecciones indefinidas.
Eso crea círculos inclusive de corrupción. Porque a partir del momento en que ven que el poder se va a mantener indefinidamente, no hay mucha preocupación de que los actos de corrupción tengan en el futuro lo que les corresponde, que es la sanción.

Eso es lo que ocurrió, eso es lo que pasó. Hacia finales de ese periodo estaba muy difícil la reelección. Hasta tal punto que el mismo presidente [Rafael Correa] abandonó la posibilidad de ser reelecto, a pesar de haber hecho el trámite y cambiar la Constitución. Él podía perfectamente presentarse y así lo iba hacer probablemente. Hasta que analizó las encuestas, y vio que eran números totalmente negativos. Ante esas circunstancias, él me buscó. Yo me hallaba en Suiza, usted lo sabe, donde estaba cumpliendo funciones en el seno de Naciones Unidas, y él me buscó para que le tome la posta. 
Había que continuar con el proceso. Era la única posibilidad de éxito en las próximas elecciones. Apenas llegué a la Presidencia empecé a tomar decisiones, y me encontré con lo que realmente había ocurrido.

Se había montado un plan para endeudarse excesivamente, y 600 obras con problemas que se iniciaron únicamente para dar la sensación de que había muchísimo trabajo, muchísima obra pública. Seiscientas obras que tienen problemas de sobreprecios, de corrupción, obras complementarias en exceso, más allá de lo que permite la ley, etc. Me empecé a encontrar con todo aquello, y empecé a verificar, así como los ministros, que la mesa no estaba servida, como se había manifestado, sino todo lo contrario.

Empezamos enseguida a tomar las decisiones que correspondían. La primera: luchar contra la corrupción; y la segunda: empezar a trabajar para que no se pierda el empleo, para que mejoren los índices de inversión que estaban prácticamente reducidos a cero, en comparación a los países vecinos, peor aún, y trabajar por la reinstitucionalización y eso es lo que estamos haciendo en este momento. Hemos propuesto, los primeros días de enero pasado, un plan económico que va a tener aspectos claros de sacrificio gubernamental, de sacrificio de los sectores económicos, pero al mismo tiempo, cierto tipo de ventajas que ayudan a incentivar la ­producción, la inversión, el empleo y el bienestar de la ciudadanía.

IR: Ya usted está dando algunas respuestas a mi siguiente pregunta. La que se plantea una parte de la opinión pública internacional y en particular la ­izquierda latinoamericana: ¿cuál es el origen del diferendo entre usted y el ex presidente Correa?

LM: Es bastante fácil. La no perpetuación en el poder, el círculo de corrupción que se creó, que seguramente pensó que yo iba a alcahuetear (para decirlo en términos bastante claros) y el deseo del presidente anterior de dejar un esquema casi imposible de llevar, para luego poder regresar como “el salvador”. Así de simple.

Nosotros somos gente de izquierda, pero no en la teoría, somos gente de izquierda en la práctica, porque nuestro programa de gobierno está destinado fundamentalmente a los sectores en estado de indefensión. Tratamos de eliminar la pobreza absoluta, disminuir los índices de pobreza, pero sobretodo aumentar el grado de bienestar de toda la ciudadanía y en forma particular de los más desprotegidos. Y en ese sentido, buscar la equidad, buscar la racionalidad por supuesto en los gastos que, a su vez, nos produzcan el ahorro necesario para poder destinar ese dinero a resolver los problemas de salud, de educación, de bienestar social y de seguridad de los sectores más desposeídos. Ese es nuestro propósito. Por eso afirmamos: somos un gobierno de izquierda. Continuamos la Revolución Ciudadana en aquello que se hizo bien, continuamos con la Revolución Ciudadana. Pero también somos críticos con todo aquello que se hizo mal, y queremos revisarlo de manera permanente, porque eso es la dialéctica, y la izquierda es dialéctica. No es pues como una investigación científica que toma una fracción de lo que se quiere investigar, olvidándose de la dinámica general de todo el proceso. Y entonces bueno, nosotros no hemos caído en el juego de enviar voceros internacionales a pregonar nuestro modelo como han hecho ellos, y bastante dinero tienen para ello.

Estamos en una situación bastante compleja pero pensamos que hay una luz al final del túnel con la elección del nuevo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS). Hemos escogido a los mejores hombres y mujeres del Ecuador, gente comprobada para que cumplan con la tarea de evaluar y designar también en su momento a los personeros para las instituciones de control. Ahí está la luz al final del túnel. Las diferencias que tenemos con el ex presidente [Rafael Correa] son muy graves. Yo no quiero permanecer en el poder más que mi periodo. Él quiere regresar para estar permanentemente en el poder. Yo no solapo la corrupción, ellos lastimosamente la propiciaron con sus comportamientos.

IR: O sea que, en cierta medida, ¿el referéndum del 4 de febrero pasado se integra en esta perspectiva de clarificar las cosas?

LM: En promedio, el 70% de los ecuatorianos votaron por la no reelección indefinida, votaron por una sanción mayor a las personas que hayan cometido actos de corrupción, votaron por liberar a nuestros niños y niñas de esta lacra que es la violación infantil y no permitir que prescriba con el tiempo la posibilidad de sancionar a los culpables. Votaron por la vida. Es la primera vez que se hace una consulta que tiene dos preguntas acerca de la conservación de la naturaleza. Y votaron por eliminar una ley de plusvalía inmobiliaria absurda, que detuvo casi completamente la construcción, que como se sabe es un elemento dinamizador de toda la economía.

Entonces el pueblo ecuatoriano votó por ello, a pesar de que el expresidente [Rafael Correa] vino a hacer una campaña de un mes recorriendo todo el Ecuador. Porque él tiene esa capacidad y tiene el tiempo también. Lanzaron una campaña millonaria contraria a la consulta y, a pesar de ello, perdieron.

IR: Pero el resultado obtenido por Correa no es tan malo, tuvo el 36% creo.

LM: Pero es que usted calcula como si el resultado fuera de él. No. Ahí están involucrados todos los que se oponían. No se olvide de que hablábamos de la no reelección de autoridades de control y hay muchos alcaldes, prefectos, concejales, autoridades parroquiales, que son muy queridas… Por ejemplo el alcalde de Guayaquil es una persona muy querida; el prefecto de Guayaquil es una persona muy querida; el prefecto de Pichincha es una persona muy querida; el Prefecto de Azuay es una persona muy querida…. Claro algunos de ellos de repente nos decían: “No estamos de acuerdo con la reelección.” Pero sus huestes, que iban a perder sus empleos, trabajaron en el otro sentido, a favor del ‘no’. Es un acumulado, es una sumatoria

IR: ¿La no-reelección no es solo para el presidente, sino para todos los cargos electos?

LM: Sí. Entonces, tenga en cuenta que muchos alcaldes y prefectos apoyaron nuestra propuesta, pero lo hacían porque estaban convencidos de ello, o porque veían que esa era la tendencia, por su imagen. Pero sus huestes no podían trabajar a favor de la propuesta. Era ir contra su propia supervivencia. La sumatoria de todo eso es muy clara. A tal punto que en una última encuesta que acabo de ver, el ex presidente [Rafael Correa] como eventual candidato a alcalde de Guayaquil, obtiene el 9% del electorado… Mientras que los tres candidatos que le anteceden obtienen promedios de 45, 36 y 22 por ciento respectivamente.

IR: Pero toda esta división ha debilitado a la izquierda en Ecuador ¿no cree usted?

LM: Yo creo que ya se la debilitó hace rato. No olvide usted que al igual que sucede con un matón de barrio, el gobierno anterior encontraba todos los días con quien ‘bronquearse’ (es el término que nosotros utilizamos), con quien pelear, con quien confrontar… Excesiva confrontación, falta de diálogo, falta absoluta de diálogo en más de una circunstancia. Y mucha prepotencia… En cuanto se definía una postura política, se pensaba que era la única y que se era dueño de la verdad absoluta. Eso hizo que se distanciaran sectores sobre todo de izquierda: como los ecologistas, las mujeres, los indígenas, los maestros, los médicos, las enfermeras, y otros sectores que no corresponden a la izquierda con los cuales también se confrontó de diversas maneras como la policía o los militares. Es decir: peleados con todo el mundo. Pero, por supuesto, fundamentalmente peleados con una ciudadanía de la cual el presidente precedente se había distanciado hace rato.

IR: ¿Por eso hizo usted su campaña electoral insistiendo en un eje central: esa idea de crear una atmósfera de reconciliación nacional?

LM: Sí, y los integrantes del gobierno anterior lo sabían. Y también sabían que yo iba a plantear la no reelección. El ex presidente sabía que yo tampoco estaba de acuerdo en crear una “guardia pretoriana” (1). Si tenemos policías que defienden nuestra seguridad, y militares que defienden la integridad fronteriza ¿por qué no confiar en ellos que poseen además mecanismos de inteligencia?

IR: ¿Usted está hablando de un cuerpo especial de protección del presidente?

LM: Sí, para la protección del presidente. Si yo le confío a un policía la protección del ciudadano, ¿por qué no le puedo confiar la protección del presidente? Esa exclusividad, ese afán de colocarse más allá del bien y del mal, y creer que el único que corre peligro en el país es el ­presidente… ¿Por qué el cuidado de un ciudadano no debe ser similar, y multiplicado en varios aspectos, al de un ­presidente?

Como presidente, yo he manifestado que no voy a hacer uso de esa ley. Porque estoy en derecho de hacerlo, porque hay diez años para su aplicación. No quiero aplicarla y confío en nuestras fuerzas armadas y en la policía para que guarden mi integridad física. La cual, le comento, poco me preocupa. Hace rato que le perdí el miedo a la muerte, mi estimado. Y creo que si hay una razón por la cual vale la pena tener la vida en riesgo, es precisamente para cambiar este país.

IR: La otra gran línea de su programa electoral era el programa social que usted llamó: “Toda una Vida”. ¿Ya lo está implementando?

LM: Eso se nos ocurrió casualmente con María Fernanda Espinosa [actual canciller]. Regresábamos de un sector de Guayaquil que se llama Monte Sinaí. Yo había dado mi discurso regular con mis ofrecimientos típicos, pero en ese momento se me vino a la cabeza, y le pregunté creo a María Fernanda, con cuantas casas solucionaríamos el problema del Ecuador, “unas 300 o 400 mil casas” me respondió. Pues llamémosle “Casa para todos”. Ahí se me ocurrió, y se asustaron. Cada uno se asustó. Hubo susto a los que les tocaba trabajar… A mí solamente me correspondía pensar [risas].

Pero si un lobo tiene una madriguera, si un conejo tiene un cubil… Nosotros siempre hablamos de la salud, la educación, la seguridad, el bienestar social… Que son efectivamente derechos de la ciudadanía. Pero casi nunca hablamos de que la vivienda es un derecho, ¿por qué el gobierno no ha de garantizarle la vivienda a una persona?

Estuvimos recientemente en la inauguración de un conjunto de viviendas que ya empezamos a construir, a pesar de que los amigos del ex presidente dicen que no… La realidad es que ya empezamos a construir hace rato. Ya construimos unas 20 mil viviendas, y este año 2018 van a ser 50 mil más. Entregamos un barrio completo el otro día. Y una de las señoras que recibieron sus viviendas –son unas casas muy bonitas– nos comentaba: “Verá, yo viví en un cuarto, un solo cuarto y pagaba unos 100 dólares al mes, un solo cuarto con todos mis hijos, todos allí… Mi esposo me abandonó… Ahí mismo los chicos hacían los deberes, ahí mismo todo, la única forma de que entrase la luz era abrir la puerta porque aquel cuarto no tenía ventana, y no solo eso sino que además tenía goteras…”.

Lo cual me ayuda a corroborar la idea que tuve, de que no hay derecho que los ciudadanos humildes no tengan un hogar digno, nada lujoso quizás, pero bonito, que ellos mismos siembren plantas para que los parterres estén llenos de flores… O que tengan un huerto colectivo del cual puedan disfrutar y hacer una ‘comida de campo’, lo que nosotros llamamos una “pamba mesa”, los domingos. O que hagan trabajo en comunidad.

Mi esposa [Rocío González], que es la presidenta del programa “Toda una Vida”, tiene la idea de que hay que trabajar muchísimo en comunidad, que hemos perdido el contacto con nuestros vecinos, que hemos perdido la solidaridad ciudadana… En el momento en que nos roban, por ejemplo, solo piensas en que “tendré que reforzar un poco más mis puertas”. ¡No! Antes se perseguía al ladrón, se colaboraba con la persona que era asaltada… Entonces, hay que trabajar también muchísimo en comunidad. Por eso surgió la idea de “Casa para Todos”.

Cuando yo era Vicepresidente [2007-2013] manejé el programa “Manuela Espejo” que tuvo mucho éxito, en beneficio de las personas con discapacidad. Siempre lo vi con un criterio holístico, o sea absolutamente global. Un gobierno ­responsable no puede dejar nada pendiente. Las personas con discapacidad no necesitan únicamente sillas de ruedas, también necesitan empleo, protección judicial, ­sitios de diversión, recreación, arte, cultura, mecanismos de comunicación, facilidades para su trabajo, ayudas técnicas, etc. Hay muchísimas necesidades… Pues vamos a abordarlas todas, realmente nuestro gobierno se propone abarcarlas todas.

Ese trabajo integral nos dio prestigio… Gracias a esa Misión Manuela Espejo yo me hice conocer. Y eso me permitió ser presidente de la República. Fue gracias a eso que la gente -a pesar de lo desprestigiado que estaba el régimen- votó por mí. Entonces pensé que se podía extender a nivel gubernamental, y que debíamos preocuparnos por “toda una vida” de la gente. Por eso lo llamé “Toda una vida”, como el bolero de los Panchos. “Toda una vida”, desde el momento de la concepción hasta que Dios decida cerrarles los ojos. Desde el momento de la concepción, porque la embarazada necesita cuidados especiales. Usted sabe lo importantísimo que son esos nueve meses que pasa un ser humano dentro del vientre materno. Es muy importante lo que consume la madre… Es importante su estado psicológico y espiritual… El estado psicológico de la madre, su emotividad de ese momento incide en el destino del alimento, y el destino del alimento es para un ser excesivamente frágil que se está desarrollando en el vientre materno, y hay que cuidar de él con cuidados prenatales.

Luego la atención médica adecuada, vacunas, nutrición, etc. Además también tenemos en un programa “Agua para Todos”… Porque en este país, nadie se preocupa del alcantarillado, del tratamiento de aguas, de la salubridad de los ríos, ni del agua de la gente porque creen que eso no da votos, porque eso no se ve… Esas no son las obras faraónicas para que la gente nos recuerde. Porque claro ningún gobernante pone: “Esta alcantarilla se le debe al presidente Lenín Moreno”… ­Pero debo decirle que, en este momento, ya iniciamos los 66 primeros proyectos financiados de agua potable para las comunidades.

IR: ¿O sea que su plan “Toda una Vida” está funcionando?

LM: Está funcionando completamente. Otra parte del programa es el que nos recuerda que tenemos que regresar al campo, es el programa de “La Gran Minga agropecuaria”. Y por supuesto hay varios aspectos de la vida del individuo, que van desde esa época en la que necesitamos inspirarnos, la niñez. Inculcar al ser humano valores, inculcar amor por la ciencia, respeto por la ciencia, por la tecnología, amor a la tecnología, porque al final es la que compone el bienestar cotidiano de la gente. Luego impulsarlo, con educación universitaria a los jóvenes que fueron afectados por el cierre de universidades que no tenían el nivel académico adecuado, pero no se les ofreció alternativas.

Entonces, ¿qué hacemos con los jóvenes que se quedaron fuera de las universidades? ¿Quién se preocupa de ellos? A lo mejor tienen potencialidades que no caben en ese sistema de universidad… Pero, ¿por qué no hay universidades técnicas que desarrollen potencialidades? En este momento estamos llevando a cabo un programa de 42 universidades técnicas para estos jóvenes que no tenían nada que hacer y que se iban a sus casas… Ya se puede imaginar usted a estos jóvenes en la casa sin hacer nada. ¿Cómo cree usted que se comportaba el padre o la madre que llegaban cansados de su trabajo, agobiados y veían a su hijo sin esperanza, acostado y fracasado? ¿Qué cree usted que pasaba en ese momento? Estas cosas nos las comunicaban durante la campaña. La gente nos decía: “No sé que hacer con mi hijo.”

Aquí cabe preguntarse: ¿cómo debe ser un gobernante de izquierda? Que se mida el avance del pueblo por el avance del último hombre o de la última mujer de la fila. Por eso, “Toda una Vida” consiste en inspirar, impulsar, y luego apoyar, acompañar al ser humano ya cuando tiene su familia, con una casa, con seguridad, con empleo, y cuando es un viejecito. 
Ahora tenemos ya casi 50 mil viejecitos, que no tenían ningún tipo de jubilación, y les estamos otorgando una pensión mensual. Estamos agregando programas de recreación, de profesionalización, ¿por qué no a esa edad? Y luego, cuando Dios decida cerrarles los ojos, que tengan un sepelio digno, ¿por qué has de llevar deudas hasta después de la muerte? “Toda una Vida” va desde el momento de la concepción hasta el momento en que Dios decide cerrarte los ojos… y un poquito más allá.

Hay el programa “Impulso Joven”, hay pasantías, todo eso está desarrollándose muy bien… Tenemos ya, en este momento, entregados 80 millones de dólares a emprendimientos de jóvenes, entre cinco y quince mil dólares a cada proyecto. Los jóvenes tienen sus ideas locas. Alguien me decía: “¿Y si fracasan?” Pues fracasan. Pero si podemos acompañarles, si podemos capacitarles para que puedan tomar buenas decisiones empresariales, mejor todavía. En este momento se están desarrollando ya muchos proyectos con jóvenes.

Porque acá se creyó que haciendo la Universidad Yachay (2), esos centros de alta investigación, ya se resolvió el problema… Pero eso no ayuda a los empresariados jóvenes, que surgen, emergen, y muchos se quedan en el camino… Pero los que emergen generan empresas como Google, Amazon o Microsoft, que al final inclusive absorben a todos aquellos que no alcanzaron el éxito porque tienen sus propias experiencias, porque el fracaso no es malo. Acá se considera al fracaso malo… El fracaso puede ser que desmotive a la persona pero es positivo porque encontraste una nueva forma de cómo no se deben hacer las cosas. Y eso es una ayuda increíble. Marc Zuckerberg o Bill Gates, con los cuales he conversado, siempre me han manifestado que ellos a los competidores pequeños siempre han tratado de absorberlos… Entonces eso es lo que queremos generar… Y eso no se puede dar por decisión gubernamental. No es como Yachay, un centro de desarrollo de potencialidades, eso se da por iniciativa propia de la gente.

Por lo demás, creo que era preferible –antes que hacer esa universidad Yachay-, destinar a cada departamento de investigación de las universidades públicas los presupuestos y los equipos que necesitaban para poder desarrollar la investigación científica.

IR: Ese programa “Toda una Vida” es muy bello, pero como toda inversión social supone un coste, y usted decía que la situación económica no es brillante, ¿cómo vislumbra usted las perspectivas económicas?

LM: Precisamente estamos elaborando un Plan económico… Nos acaban de visitar los representantes de la banca Rothschild para ofrecernos una posibilidad mejor de financiamientos, con mejores tasas y con mejores plazos.

Otra de las decisiones es que hemos empezado a llevar con seriedad las cuentas públicas. Sincerar y transparentar. Por eso, nuestro índice de riesgo ha disminuido en casi en 300 puntos, a tal punto que estamos obteniendo créditos a dos y tres puntos más bajos, pero todavía altos. Estamos obteniendo mejores plazos que los que obtenía el gobierno anterior, ya no a cinco años sino a diez años, pero deberían ser de 15 o 20. Por eso, inclusive hemos abierto las puertas a los organismos de financiamiento internacional. Las condiciones tenemos que negociarlas, porque nosotros no podemos hipotecar el bienestar de nuestros ciudadanos, ni hipotecar el futuro de nuestra naturaleza.

Tenemos bastantes posibilidades de inversión extranjera. Hay un ministro [Pablo Campana] trabajando intensamente en ello, y se abren muchísimas posibilidades.

IR: Vamos a pasar a la segunda parte y hablar de América Latina. ¿Cómo ve usted este momento tan particular en América Latina? Muchos analistas ­dicen que el “ciclo de la izquierda” se está terminando, y algunos hasta afirman que ya se acabó.

LM: Creo lo contrarío. La izquierda está viva. Pero por supuesto con capacidad dialéctica de revisión. Hay que revisar lo que se ha hecho. Yo considero que lo que se llamó el ‘socialismo del siglo XXI’ no es como el socialismo del siglo pasado. Toma elementos del socialismo del siglo pasado, no es pues un ‘socialismo de cafetín’, es un socialismo que se ha ido construyendo en la práctica. Porque tal vez una de las cosas de las cuales padecimos quienes estábamos militando en la izquierda en el siglo pasado, es que nos olvidábamos de la práctica, nos olvidábamos de aquello que Marx había manifestado y que Lenin había corroborado: que no hay mejor forma de comprobar una teoría que con la práctica social. Así es como las ideas se experimentan y adquieren realidad, en la práctica social. Entonces construir el socialismo, como lo estábamos haciendo los primero años de la revolución, era una práctica apasionante.

Pero vuelvo a recalcar, el asunto se volvió un tanto siniestro a partir del instante en que empezó la corrupción, se alcahueteó la corrupción, y en el momento en que se volvieron ambiciosos con respecto a la posibilidad de perennizarse en el poder.

Yo encontré una cámara de vigilancia… Mientras yo estaba dando un discurso en el balcón de este palacio presidencial, el señor que empuja mi silla de ruedas se arrimó a una pared y sintió que quemaba, la sintió caliente. Llamaron a los técnicos para ver por qué quemaba la pared, y los mismo técnicos que habían instalado el sistema, empezaron a destapar los elementos de disimulo sobre la pared, y detrás apareció una cámara… Esos técnicos que habían instalado la cámara, no me habían informado nunca… El gobernante anterior debió haber tenido la delicadeza de avisarme: “Te voy a espiar”. Cuando me informaron llamé al técnico y le pregunté:”¿Quién monitorea esa cámara?” Y, lo puedo jurar por mis hijas y por mis nietos, ese monitoreo se hacía desde el teléfono celular del expresidente de la República…

Si se quiere encontrar una alegoría, un simbolismo que encaje exactamente con lo que hizo el ex presidente [Rafael Correa], es esa. No se si usted ha gozado de la película “El Señor de los Anillos”. Recuerda sin duda al personaje de Gollum que fue dueño del anillo. Él fue quien lo encontró, y obtuvo así un poder terrible… Pero ese poder lo destruyó física, moral y espiritualmente. Su deseo desesperado de tener ese poder lo deformó, lo destruyó… La tentación del poder acompaña a todos los protagonistas de esa saga, y por supuesto también a Sauron, el genio del mal. Por eso, la única forma de hacer que esa tentación desaparezca es arrojar el anillo a un volcán. Eso, claro, no sucede en la tetralogía de Wagner, que culmina con “el ocaso de los dioses”, producido por el excesivo deseo de tener más poder… Hay personas que quieren tenerlo todo.

IR: ¿Llamó usted al ex presidente para pedirle una explicación sobre esa cámara oculta?

LM: No, porque ya estábamos distanciados. Creo que fue con intención perversa lo que me hicieron. A lo mejor pensaron que yo no iba a ganar las elecciones… Pensaban dejarle al sucesor una situación muy complicada para luego retornar como un “salvador”. Fue perverso lo que se me quiso hacer, muy perverso. A tal punto que, desde el primer día de mi gobierno empezaron a criticarme… El ex presidente empezó a criticarme en su twitter.

Inclusive los medios de comunicación que estaban bajo la tutela del gobierno, le entrevistaron [a Rafael Correa]. Yo amo la libertad de expresión, me encanta. Porque, lo que ocurría aquí, era que los periodistas, intimidados por una superintendencia de comunicación sancionadora, no investigaban o investigaban muy poco. Apenas unos pocos valientes se atrevían a decir la verdad… y caían en desgracia. Yo creo que la libertad se respira, no es una cosa que debe constar en una ley. Esa ley (3) continúa vigente, pero depende también como la aplica un mandatario. Ahora se respira libertad… Pero en ciertas partes, hay que cambiar la ley. Que tiene también aspectos buenos, como la cultura, la exigencia de la participación en el arte nacional, la distribución de las frecuencias a las comunidades –un poco más de la tercera parte–, y que la propiedad de los medios no esté dependiendo de los sectores empresariales ni financieros.

IR: O sea la garantía de unos medios realmente independientes.

LM: Pero que tampoco dependan del gobierno, porque un medio público no puede volverse un medio gubernamental. En eso hemos avanzado. A tal punto que ahora, en los medios públicos, ni me conocen. Actúan con completa y total libertad. Y han publicado artículos de personas vinculadas con la derecha. Por ejemplo, como hemos reanudado las relaciones cordiales con nuestro país hermano del Brasil, y aunque no coincidimos ideológicamente con el presidente Michel Temer, a pesar de eso, el Dr Temer publicó un artículo en un medio público nuestro. Yo creo que es mejor, vale más exceso de libertad que ninguna.

IR: Este año 2018 se van a producir cambios en muchos países latinoamericanos. Elecciones en Costa Rica, Cuba, Venezuela, Colombia, Brasil, México, Paraguay… En todos esos países posiblemente algunos presidentes van a cambiar. ¿Hacia qué América Latina piensa usted que vamos?

LM: Yo celebro muchísimo la democracia, una democracia verdadera. Celebro que, en Cuba, vaya a darse la alternancia del poder. Pienso que es una buena decisión del presidente y amigo Raúl Castro. Celebro las elecciones en Bolivia el próximo año 2019. Celebro las elecciones en Venezuela. Celebro que se vaya a hacer una Cumbre de las Américas en Lima en abril próximo. Tengo mis observaciones al respecto, creo que todos tenemos nuestro propio concepto de lo que pasa en Venezuela. Pero nuestra posición es que se deber invitar al presidente Nicolás Maduro a la Cumbre de las Américas. Aunque sea para poder decir “en la cara las cosas”. ¿Cómo puedo yo juzgar a una persona en ausencia? ¿Tengo mucho que decirle a Maduro? Claro que sí. Pero tiene que ser en los foros correspondientes. Uno tiene que ser respetuoso de las instituciones a las cuales tiene que acudir.

Celebro que haya diálogo, celebro que haya elecciones. Me preocupa que haya muchos muertos… Me preocupan los desplazamientos de miles de personas hacia fuera… Me preocupa esa situación.

IR: El año pasado hubo tres elecciones en Venezuela.

LM: Sí, y todas las ganó el gobierno. Yo respeto. Y como debo cumplir la Constitución, el Ecuador no tiene ninguna posibilidad de injerencia en otros países. Cada país tiene su propia forma de salir de sus problemas. Es desconfiar de la gente, el querer intervenir. Nosotros hicimos nuestra independencia, Francia su revolución, y EEUU hizo su propia independencia.

En ese momento, la Canciller María Fernanda Espinosa, que asiste a la entrevista, nos interrumpe para darnos una importante noticia: “Al instante, me informan que se ha llegado a un acuerdo con la oposición en Venezuela. Se ha pospuesto para el 20 de mayo la elección presidencial [prevista anteriormente para el 19 de abril], y se ha llegado a un acuerdo con los 8 candidatos que están todos de acuerdo para posponer la fecha.”

LM: Me alegro mucho de esta noticia. Veo que el diálogo está empezando a dar fruto. Yo conversé con José Luis Rodríguez Zapatero que es prácticamente quien está liderando los diálogos entre la ­oposición y el gobierno de Venezuela. ­Estuvimos con la señora Canciller conversando con él y francamente me estimuló muchísimo. Admiramos la tarea en la cual está empeñado el doctor Zapatero. Nosotros hemos hecho nuestro el sistema de gobernar mediante el diálogo, mediante los acuerdos mínimos, mediante la tolerancia, mediante el respeto. Inclusive yo invité a Palacio a conversar, a dialogar, a sectores que se habían alejado de la Revolución Ciudadana. A sectores indígenas, a sectores ecologistas, ciertos sectores políticos que también se habían distanciado, que habían sido aliados nuestros en un comienzo. Eso molestó terriblemente, porque de acuerdo al ex presidente [Rafael Correa] y sus amigos la única forma de dialogar es entre nosotros no más. No creen que hay que dialogar con una persona que piensa diferente, cuando es un poco lo contrario. El mayor estímulo de un diálogo viene de dialogar con quien piensa distinto a ti. Uno tiene que aprender a recrearse en la diversidad, no a padecerla. Entonces esa fue otra de las razones por las cuales me atacaron. Acusándome de que estaba, cosa que nunca hicimos, ofreciendo espacios de gobierno. Ni uno solo.

IR: Hablemos de Julian Assange. Su gobierno le ha concedido la ciudadanía ecuatoriana, pero las autoridades británicas no han cambiado de actitud. ¿Qué piensan hacer ustedes para resolver el caso Assange?

LM: Tal vez un poco de historia haría falta. Recordemos cómo sucedió el tema de Assange que además no lo creamos nosotros, lo heredamos. No estoy de acuerdo con lo que hace el señor Assange. Le hemos reclamado insistentemente que no intervenga en la política internacional, ni ecuatoriana, inclusive de la oposición –porque en algún momento empezó a criticar a candidatos de oposición–, y yo le dije que no, que no se metiera en eso, que no tiene derecho, que su condición no le permite eso. Pero gente vinculada con la extrema derecha ecuatoriana dice que hay que expulsarlo de la embajada. No, independientemente de lo que haya hecho, él tiene derechos humanos y los derechos humanos en el Ecuador incluyen la no pena de muerte. Y sabemos perfectamente que el señor Assange –hemos revisado las leyes estadounidenses– sí fuera extraditado a Estados Unidos podría correr peligro de muerte.

IR: El 27 de enero pasado hubo un misterioso atentado en San Lorenzo (4), aquí en Ecuador, que provocó muchos heridos… Para esclarecer el caso, usted ha aceptado el apoyo de Estados Unidos y en particular que agentes del FBIvengan a Ecuador a investigar el caso. Algunos han visto ahí como una cesión de soberanía. ¿Qué opina usted?

LM: No creo. Cesión de soberanía sería volver a tener una base militar acá, pero no el apoyo de un país hermano, porque así lo consideramos. Estados Unidos es un país hermano, nosotros admiramos y queremos al pueblo estadounidense. A veces estamos muy en contra de cierto tipo de políticas y estamos en contra de cierto tipo de medidas supra-nacionales, de empresas transnacionales que tienen tratamientos reñidos con los países, con todo eso estamos en contra. Pero no contra el ciudadano estadounidense, no contra las empresas estadounidenses, no contra el gobierno estadounidense que, independientemente de que no pensemos igual, debemos respetar porque resulta de la decisión del pueblo estadounidense. Y por supuesto hay temas de migración en los cuales no estamos de acuerdo, hay decisiones unilaterales con las cuales tampoco estamos de acuerdo, pero estamos llevando una relación amistosa con Washington, una relación fraterna.

IR: ¿Y la política de Donald Trump con respecto a los emigrantes y en particular con los emigrantes ecuatorianos entre los que hay sin duda ilegales?

LM: Por lo menos un millón de ecuatorianos viven en Estados Unidos. Seguramente bastantes más. No tenemos la cifra exacta porque es imposible saberlo si no están en la legalidad. Con respecto a la expulsión de los ilegales, nosotros estamos en un caso contrario. Tenemos una Constitución que respeta el derecho a la movilidad. Creemos que el futuro de la humanidad debe ser la ciudadanía universal. No puede ser que, en un mundo que supuestamente está hermanándose, cada vez más los capitales, las materias primas, las materias elaboradas, vehículos y todo lo demás tengan libre tránsito, y los seres humanos no puedan transitar de un lado a otro. Estar donde quieran y en el momento que quieran. Es muy difícil practicar ese principio en las circunstancias en las que está el mundo, pero nosotros hemos acogido a centenares de miles de colombianos y venezolanos, a los cuales hemos tratado como hermanos. Peruanos también han venido. Los tratamos como hermanos que merecen tener los mismos derechos que tienen los ecuatorianos.

IR: En América Latina, en este momento, nos da la impresión de que la integración no está funcionando. ¿No cree usted?

LM: En efecto. Está más difícil en este momento. UNASUR, por ejemplo, está sin un Secretario General y para nosotros el asunto es muy delicado porque la sede de UNASUR está en Quito. Hemos propuesto varias opciones pero con una Latinoamérica tan fraccionada ideológicamente es difícil… Pero aún en esas circunstancias se pueden encontrar muchísimos elementos por los cuales se comulgue juntos. A veces el término “divide y vencerás” se evidencia en la realidad.

IR: ¿Hace usted alusión al Norte?

LM: No sé si la culpa es de un vecino de más al norte, más al occidente, u otros vecinos de más al oriente, pero el asunto es que estamos fraccionados… El asunto es que ya no tenemos la unidad que tanto bien nos hizo en el pasado. Entonces hay que revivirla, hay que encontrar nuevos elementos de unión, nuevos elementos de comunión.

IR: Última pregunta. Ustedes están proponiendo actualmente a la 
Canciller María Fernanda Espinosa como candidata a la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas (5), ¿Con qué perspectiva?

LM: Con muchísimas perspectivas y buenas. Yo estoy monitoreando permanentemente a nuestra delegación en Naciones Unidas y nos dicen que la candidatura de la canciller ha sido muy bien recibida. Nuestra canciller, además de joven, es una persona que está muy capacitada y tiene muchísima experiencia en el tema. Por eso los países están recibiendo con mucha esperanza la posibilidad de que nuestra Canciller presida la próxima Asamblea General de Naciones Unidas. Pero por supuesto respetamos el derecho que pueda tener cualquier hermano país a proponer su candidatura, y bajo ninguna circunstancia haremos una campaña de desprestigio.

Pensamos que tenemos posibilidades de éxito. Pero sobre todo, vuelvo a recalcar, nos estamos obligando a hacer lo que hicimos durante mi campaña presidencial. No desprestigiar a las otras candidaturas, todo lo contrario; si es posible manifestar los aspectos positivos de las otras candidaturas y de los países hermanos que están auspiciando esas candidaturas. Pero claro, nosotros estamos ejerciendo el derecho de tener nuestra candidatura propia.



(Entrevista realizada en el Palacio de Carondelet, Quito, el 1 de marzo de 2018. Revisada y enmendada por el entrevistado.)

Le Monde diplomatique en español

(1) Ecuador creó, mediante una ley aprobada en mayo de 2017, un cuerpo civil de seguridad para la protección de funcionarios estatales como el presidente, similar al Servicio Secreto de Estados Unidos.

(2) Situada a 112 kilómetros de Quito e inaugurada por el presidente Rafael Correa en 2014, Yachay Tech es la primera universidad científico tecnológica experimental de Ecuador, considerada como el corazón de una Ciudad del Conocimiento y de un Parque tecnológico científico, en donde se prevé que se afinquen nuevas industrias. Las asignaturas fueron diseñadas por 70 expertos internacionales.

(3) La Ley Orgánica de Comunicación de Ecuador fue promulgada en 2013.

(5) De acuerdo con el sistema de rotación regional, el próximo presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas provendrá de la región América Latina y Caribe. La elección del presidente de la Asamblea General para la sesión que comienza en septiembre 2018, tendrá lugar en julio próximo, luego de lo cual el diplomático elegido asumirá el cargo por un año.

Ignacio Ramonet

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