Lo que vino (y lo que falta…


El 24 de enero pasado, hace ya casi tres meses, publicamos un editorial a propósito del llamado a elecciones presidenciales adelantadas. Lo denominamos Lo que vendrádonde se hicieron una serie de pronósticos sobre la situación económica/política nacional a propósito de dicho llamado.

En materia política, principalmente resaltamos la ambigüedad y franca contradicción del oposicionismo venezolano con respecto a las elecciones, siendo que, en la práctica (lo que queda de) la MUD pasó de tener las elecciones presidenciales anticipadas como su principal consigna en 2017 (para lo cual encabezó revueltas de calle que costaron casi 200 vidas), a oponerse a ellas menos de un año después. En la actualidad, el oposicionismo se divide de hecho entre los que van a elecciones (apoyando a Falcón y otros minoritarios) y los que no, quienes apuestan a una intervención extranjera, el empeoramiento de la situación y quién sabe qué más.

Pero lo más importante para nosotros y para nuestro lectores y lectoras, fueron los pronósticos económicos. Y a este respecto nos interesa revisar qué ha pasado. Veamos:

  • El día del editorial el tipo de cambio “paralelo” estaba en 261.517 bolívares por dólar: el doble de lo que había marcado a final de 2017. Pronosticamos en ese entonces que dada la tendencia y los escenarios por venir, para el día de las elecciones (en aquel entonces pautadas para abril), podía ponerse perfectamente en torno al millón. De aquel tiempo a esta parte, ocurrió que ya no hay un tipo de cambio “paralelo” si no varios, cuyos precios oscilan entre los 400 y los 650 mil bolívares por dólar. Para el día de las elecciones (ahora pautadas para mayo) puede fácilmente sobre pasar esa cota.
  • Pronosticamos también que de ocurrir esto estaríamos en presencia de un verdadero shock de precios que virtualmente puede paralizar la ya contraída actividad económica y comercial si no se toman las previsiones del caso, sumado a la escasez de efectivo y al efecto de las compras nerviosas que las familias hacen, por no hablar del acaparamiento que todo especulador también realiza para pescar en río revuelto. Dicho shock está en la práctica ocurriendo mediante una dramática contracción del consumo y un espiral de precios hiperespeculativo.
  • Igualmente dijimos que más allá del sabotaje deliberado, los agentes económicos que el gobierno busca seducir para que inviertan y reactiven la economía nacional, optarán por no hacerlo esperando ver qué pasa en los comicios. Y esto aplica no solo para los importadores o productores grandes y medianos, sino también para las corporaciones petroleras y mineras y hasta para los virtuales compradores de Petros. En cuanto a lo de El Petro, veremos que se informa por estos días, si bien preocupa el silencio oficial de las últimas semanas en torno al mismo.
  • Cosa similar pasa con la deuda: aseguramos que lo más lógico es que los tenedores no negociaran con un gobierno que puede estar viviendo sus últimos días. De hecho, ahora pasa que tienen un candidato a ministro de economía (Francisco Rodríguez) para el hipotético gobierno de transición (Henry Falcón) que es el principal representante de tales tenedores a través de su firma buitre Torino Capital.
  • Y por último, pero no menos importante, afirmamos que no veíamos con buen augurio la suerte del DICOM y que fuera factible se alimentara vía remesas. Luego de nueve subastas de implementado, por esa vía se han asignado unos 6 millones de dólares mientras el tipo de cambio oficial se devaluó en torno al 100%.

No ha sido nunca nuestro ánimo hacer llamados a nuestros lectores y lectoras que propendan al pánico general y al empeoramiento de la situación. Pensamos, por otra parte, que las soluciones a situaciones como las que vivimos solo pueden provenir del Estado y del gobierno, por más que los llamados a la conciencia ciudadana y todo eso siempre deben hacerse. En ese sentido, exhortamos al Estado –que no se reduce al Ejecutivo, dicho sea de paso- a asumir su rol de defensa de los derechos socio económicos de la población de manera mucho más activa y eficiente, antes que sea demasiado tarde (por increíble que parezca, la situación puede empeorar aún más ). Y a nuestro lectores y lectoras, a ejercer una defensa igualmente activa e inteligente de sus ingresos a fin de garantizar en el corto plazo las condiciones básicas de existencia propias y de los suyos, lo que se potencia si en vez de acciones individuales tipo “sálvese quién pueda” se ejercen colectivamente.

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