Un país sin oposición


Periodista venezolano José Vicente Rangel /Foto: Archivo
Yvke Mundial/UN/José Vicente Rangel

1Una anomalía del sistema político venezolano que arranca del acceso del chavismo al poder el año 1.999 y la adopción de la Constitución bolivariana, es la situación que se plantea con la oposición. Cabe señalar que el concepto y praxis del término es esencial para la realización de la democracia. La noción de oposición es tan importante como lo es la de gobierno a los fines de garantizar equilibrio, control, transparencia.

2No pretendo recurrir a trucos dialécticos cuando abordo el tema, al cual asigno la mayor importancia. Se trata de una realidad que el país padece con efectos verdaderamente letales. Porque cada día que pasa se hace más evidente que la oposición, que ha tenido Venezuela a lo largo de dos décadas, constituye el factor de mayor poder perturbador que opera en la realidad nacional.

3La razón de lo que hasta ahora ocurre está en el origen y características de los sectores que se organizaron para enfrentar al chavismo. Esos sectores no han podido superar el trauma de la derrota electoral que les propinó un líder emergente de la calidad y condiciones de Hugo Chávez. Haber desbancado electoralmente al poderoso puntofijismo, y promovido cambios que revitalizaron a la marchita democracia representativa, es algo que la dirigencia desplazada del poder jamás perdonó. Es así como la oposición que surgió de la derrota, lo hizo signada por el odio e inspirada en un fuerte propósito revanchista. Con esa tónica ha actuado sistemáticamente. Su estrategia ha consistido en buscar su retorno al poder a través de cualquier medio, legal o extralegal; constitucional o apelando a cualquier recurso fuera del ámbito constitucional: mediante el voto o utilizando la violencia.

4El relato de todos estos años registra, por parte de la oposición, un cúmulo de episodios en los cuales está presente, no una conducta democrática, destinada a la elaboración de un proyecto serio, bien concebido y articulado, para competir con el chavismo en el marco de debates esclarecedores sobre los problemas álgidos del país y sus soluciones, sino la estrategia para desalojar del poder al chavismo a como dé lugar, pero particularmente por la vía violenta.

5El prontuario comienza con los intentos fallidos para desconocer la victoria electoral de Chávez; la convocatoria por Fedecámaras de una huelga general frustrada; la quema de las leyes de tierra y pesca; el golpe del 11 de abril de 2.002, concertado entre empresarios, cúpula de la Iglesia católica, mandos militares y vestigios de los partidos puntofijistas. Cuando Maduro sucede a Chávez, la reacción de su contrincante en las urnas consistió en desconocer de inmediato el veredicto popular y llamar a reaccionar violentamente contra un supuesto fraude. El nuevo presidente no vaciló, en el clima enrarecido de aquel momento, en convocar a todos los partidos, grupos, y personalidades de oposición a Miraflores –evento trasmitido en cadena nacional. ¿Cual fue la respuesta opositora? Patear la mesa y arremeter con ferocidad contra Maduro.

6Este comportamiento contrario al diálogo se repite una y otra vez, como acaba de ocurrir con el intento de lograr un acuerdo en República Dominicana, frustrado por la orden de impedir un acuerdo, concertada entre el presidente colombiano Santos y el Secretario de Estado de los EE.UU., Tillerson, dada a la delegación de la oposición. Igual se repiten los intentos subversivos, bien pretendiendo quebrantar la lealtad de la FANB o recurriendo a la guarimba criminal. También, ante la imposibilidad de derrocar al gobierno constitucional, se delega en el triunvirato Trump, Rajoy, Santos la conducción de la estrategia golpista. Lo cual confirma que además de golpista, terrorista y desestabilizadora, la oposición venezolana es apátrida.

7Definitivamente, un problema grave para Venezuela es el déficit de oposición, o mejor, la carencia de una oposición respetuosa de la Constitución, con un liderazgo patriótico confiable y un programa profundamente democrático.

Laberinto.

Me llamó la atención una reciente declaración del boxeador venezolano, campeón de la categoría peso mediano, Jorge El Niño Linares, refiriéndose a las batallas que el ser humano tiene que dar en la vida. Afirmó lo siguiente “A veces de las derrotas se aprende más que de las victorias”…

Aplico lo dicho con singular acierto por Linares a la manera como actúa la oposición venezolana. Ésta cosecha derrotas tras derrotas. No hace el menor esfuerzo por cambiar el modelo que la conduce a sucesivos reveces. No reflexiona. No oye consejos. Como opina el boxeador, las derrotas enseñan cuando se acogen con sentido crítico. Es lo que no hace la oposición…

El hombre que habita la Casa Blanca constituye un verdadero peligro para el mundo, para la especie humana. Lo confirma lo que acaba de proponer como solución a las masacres que se repiten en los EE.UU.: que hay que armar a los profesores, es decir, incrementar la venta de todo tipo de armas en vez de prohibirlas o restringirlas. La poderosa Asociación Nacional del Rifle está eufórica con la iniciativa presidencial. Pudo comprobar que la ayuda de treinta millones de dólares para la campaña presidencial de Trump, surtió efecto…

Escuché A Roberto Hernández Montoya decir–en el programa de televisión “Como ustedes pueden ver”, que comparte con Roberto Malaver– que se equivocan los que piensan que nos van a asustar con amenazas desde el exterior. Tampoco los que amenazan dentro del país. Que sepan los que amenazan que al venezolano no lo caracteriza la cobardía sino el valor. Históricamente es así…

Sin duda que el Petro, moneda virtual, es una importante iniciativa que le da protagonismo al país en el campo financiero. Que además constituye una respuesta al cerco montado por los estrategas de la guerra económica y el ataque a la moneda nacional. Hay mucha expectativa, y, al mismo tiempo, la puesta en marcha del proyecto contribuye a elevar el optimismo de los ciudadanos. Claro está que es un proyecto sujeto a revisiones periódicas y a reajustes. Es determinante que en el seguimiento que se haga a la ejecución, se planteen en iniciativas de carácter legislativo que impidan las perversiones que siempre actúan en estos casos, como por ejemplo la corrupción…

El resultado de las elecciones presidenciales, caso de no cambiar las circunstancias –por ahora no se vislumbra–, es previsible. La razón es muy sencilla: el chavismo se ha fortalecido y ha logrado perfeccionar una poderosa maquinaria. Se ha abierto al país con un discurso coherente, sólido, en torno a los problemas reales que aquejan a los ciudadanos y adelanta soluciones que tienen fuerte impacto en sectores humildes y clase media afectada por la inflación. Además, no hay fisuras en su seno y cuenta con la ventaja de un candidato presidencial que está en todas partes, incansable en el ejercicio directo de la política, con un discurso en el cual aborda con propiedad todos los temas…

La contraparte es la nada. Para las elecciones del 22 de abril la oposición prácticamente no existe. No incurriré en la ligereza de decir que carece de votos, pero éstos necesitan estímulos y un eficiente movilizador. Precisan de un candidato con capacidad para aglutinar que no tienen. Tampoco tienen unidad, y, ahora, con un sector que anuncia que se abstendrá y otro que participará, el destino será el caos…

La candidatura de Falcón no es opción ganadora, pero golpea a los abstencionistas.

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