Adan Chavez
“Cada quien hágase un examen por dentro porque la corrupción se disfraza de muchas maneras: gastos que no se justifican, fiestas, viajes, ligereza administrativa, palancas. Y todo el mundo a ser controlador…”.
Hugo Chávez Frías
El estado venezolano ha iniciado una verdadera cruzada contra la corrupción, cuyo éxito es vital en esta coyuntura para la continuidad del proyecto socialista contemplado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Si prevalece este flagelo, la corrupción, no podremos alcanzar la estabilidad económica y política que necesita el país. Se ha dicho en otras oportunidades: el reformismo; y como parte integrante de esa desviación ideológica, la corrupción practicada por funcionarios del gobierno revolucionario, pueden hacer más daño al proceso que los intentos de golpe de estado del imperialismo y sus aliados.
La corrupción es en este momento la mayor amenaza para la Revolución Bolivariana y por ello a quienes la practiquen donde quiera que estén, vengan de donde vengan, sean quienes sean, hay que llevarlos ante la justicia y castigarlos.
Por ello saludamos la mano de hierro que viene aplicando el Ministerio Público dentro de la industria petrolera, columna vertebral de nuestra economía. Como producto de las últimas acciones, hoy están tras las rejas 6 ex integrantes de la directiva de la empresa venezolana Citgo Petroleum Corporation, subsidiaria de PDVSA en Estados Unidos. Con esto suman ya más de 50 detenidos por hechos irregulares dentro de la petrolera estatal.
Estos delincuentes de cuello blanco son infiltrados dentro de nuestro proceso revolucionario. Los mencionados en el párrafo anterior, por ejemplo, firmaron convenios sin aprobación del Ejecutivo Nacional que colocaron en riesgo el patrimonio y los bienes de todos los venezolanos, ya que pusieron como garantía de esos acuerdos desventajosos para Venezuela a la misma Citgo.
Estos duros golpes a la corrupción se vienen dando gracias a la cooperación de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM), que ha logrado detectar la existencia de una red de espionaje que vendía información privilegiada al mercado de hidrocarburos para perjudicar al Estado venezolano en las negociaciones. Es decir, para colocar los intereses del pueblo venezolano en una competencia desleal con las transnacionales petroleras. También se detectó el vínculo entre la derecha opositora y las empresas contratadas para intentar estafar a la nación. Como dije antes, se trata de infiltrados, que aliados con los reformistas que siguen pensando en el “chavismo sin Chávezâ€, buscan cómo desviar los objetivos de la Revolución Bolivariana.
El presidente Maduro ha convocado al pueblo a unirse a esta cruzada contra la corrupción, pues están en juego la paz y el futuro de la Patria. En un supuesto negado de que vencieran los estafadores, los inmorales, los ladrones, terminarían entregando los recursos de nuestro país al capital extranjero. Sería un retroceso terrible en nuestra construcción socialista.
En los alegatos de la administración Trump, el gobierno satélite de Canadá, y la Unión Europea, para imponernos un bloqueo financiero de manera ilegítima y unilateral, señalan que la corrupción es uno de los principales motivos para sancionar al Gobierno Bolivariano. Tras la investigación ordenada por el Ejecutivo en Citgo, es indudable el compromiso de la Revolución en la erradicación de este flagelo. Muy pocos países en el mundo han emprendido una cruzada anticorrupción de esta magnitud, en el seno de su principal industria. El desconocimiento de las acciones contundentes del Estado venezolano para combatir el lavado de capitales, es una prueba más de la doble moral con la que Washington pretende juzgar a nuestro país.
Tengo la certeza que el combate frontal y definitivo contra la corrupción y la ineficiencia deben marcar este nuevo ciclo de la Revolución, como ya se está evidenciando. El Poder Constituyente no es otra cosa que el poder originario del pueblo organizado, y la lucha anticorrupción debe ser asumida por todos y todas. Cada uno de los venezolanos y venezolanas civiles, militares, movimientos sociales, partidos políticos, empresarios, la clase obrera, cada instancia del poder popular, tienen que hacer contraloría; fiscalizar la gestión política y de gobierno, porque solo el pueblo organizado y consciente, puede acertadamente señalar el rumbo sobre aquello que es necesario enmendar o corregir para beneficio de todos.
Esa es la verdadera Revolución dentro de la Revolución. Para lograr la edificación real de un nuevo Estado que cada día se parezca menos al viejo Estado burocrático, excluyente, ineficiente, que heredamos de la dictadura burguesa adeco-copeyana, es requisito indispensable que la lucha contra la corrupción sea decidida, de alcance total y tolerancia cero, pero que a su vez en ella se involucren todos los sectores políticos y económicos de la vida nacional.
Solo la persistencia y la perseverancia en la lucha permanente contra la corrupción, la preservación de la honestidad como principio en cada uno de los funcionarios del Gobierno y de los militantes revolucionarios, nos permitirá realizar la labor política necesaria para garantizar que quienes conduzcan las instituciones, tengan verdaderamente la capacidad y los valores para hacerlo. De lo contrario, corremos el riesgo, como ya se dijo, de retrogradar en el camino hacia la consolidación de nuestra libertad y soberanía.
Lo mismo sucede con la aplicación de la recién aprobada Ley de Precios Acordados. Su cumplimiento parte del principio de la corresponsabilidad de todos los que componen la cadena de fijación de costos. De allí la importancia de divulgar al máximo su contenido, y de la participación de los constituyentes en cada estado en los procesos de fiscalización. Solo de esa manera podemos mejorar y fortalecer la producción, garantizar el abastecimiento, la comercialización no especulativa y el combate a la inflación. Si no participamos juntos en esta batalla, la ley solo se quedará en el papel. Nos corresponde a todas y todos los patriotas hacerla realidad.
Por último, quiero enviar mis palabras de solidaridad y hermandad a todos los revolucionarios del mundo al cumplirse un año de la siembra del Comandante Infinito, Fidel Castro. Luchador intachable, ejemplo de dignidad y firmeza antiimperialista. Fidel, como Chávez, sigue entre nosotros para siempre. Este domingo 26 de noviembre, el pueblo cubano celebró elecciones generales en una jornada de protagonismo y participación popular que reafirmó su compromiso con la democracia y el socialismo y es el mejor homenaje y el mejor tributo a Fidel.
Y es que Fidel es Cuba y vive y vivirá eternamente en su pueblo. Fidel es la lucha permanente contra la opresión, la ignorancia y la decadencia imperialista, para todos los pueblos del mundo. Fidel como estadista y revolucionario cumplió sus sueños, y lo que nos legó tiene el valor de la experiencia agolpada en lo vivido. Fidel es y será victoria, vida y paz, en el mundo nuevo por el que luchamos.
¡Con Chávez y Fidel Siempre!
Caracas, 27 de noviembre 2017.