Ya existen países que decidieron unificarse en un proyecto común de desdolarización en sus transacciones comerciales exteriores. Tanto el oro como el petróleo juegan como activos geopolíticos de peso en este proceso a escala global.
Muchos analistas, alineados o no al aparato académico y propagandístico de Estados Unidos y Europa, consideran que las guerras financieras, económicas y comerciales que Washington declara públicamente contra China, Rusia e Irán han unido a estas tres naciones en una alianza estratégica con la intención de evitar que las sanciones y los conflictos promovidos por el Senado estadounidense, la Casa Blanca y la Unión Europea pudieran disuadirse en beneficio de sus propias dinámicas internas.
En 2009, Rusia reunió a países del BRIC (sin Sudáfrica en ese momento) y la Organización de Cooperación de Shangái, entre ellos China, Kazajistán, Tajikistán, Kyrgyzstán y Uzbekistán, para evaluar los posibles mecanismos para eliminar el dólar como moneda de referencia en las transacciones comerciales, un golpe duro a la hegemonía estadounidense basado en el poderío militar y el sistema financiero cuyo centro se ubica en las oficinas de Wall Street en Nueva York.
A esa reunión no pudieron asistir representantes diplomáticos de EEUU: no les fue permitida su presencia, recibieron un rotundo no. Ese fue un punto de inflexión cuyos resultados hoy los vemos en el proceso de desdolarización que se ha venido desarrollando en los últimos años en estos países. La cooperación y no la sumisión al proyecto globalista gringo-europeo es el ámbito donde se desenvuelve una nueva arquitectura financiera promovida sobre todo por China y Rusia.
El patrón oro vuelve a atacar
Entre los acuerdos de Bretton Woods en 1944, un año antes de que terminara la gran guerra contra el fascismo en Europa y Rusia, la convertibilidad del dólar en oro fue roto como contrato por la política financiera de Richard Nixon de 1971, cuyo principal promotor fue David Rockefeller del Chase Manhattan Bank y el estratega neoliberal Milton Friedman.
La excusa para terminar con el patrón oro fue la excesiva emisión de dólares que la Reserva Federal estadounidense no podía soportar en forma de lingotes de oro. Esta decisión unilateral repercutió de manera tal que el mundo financiero ahora justificaba la especulación financiera (y no la producción y el comercio) como principal fuente de acumulación capitalista. A medida que la financierización del sistema económico se profundizaba mundialmente con la globalización, cuyo éxtasis fue experimentado durante los años posteriores a la disolución de la Unión Soviética, EEUU reforzaba su papel de “líder del mundo libre” con el dólar como principal activo en las dinámicas económicas y financieras del planeta.
Esto benefició enormemente a las finanzas estadounidenses, cuyos entes principales comenzaron a emitir deudas en dólares a casi todo el mundo (literalmente) sin ningún techo.
Qiao Ling, mayor general de influencia en el ejército chino, lo explica de esta manera: “Estados Unidos evitó una inflación alta al permitir que el dólar circulara a nivel mundial. También necesita restringir la impresión de dólares para evitar una devaluación del dólar. Entonces, ¿qué debe hacer cuando se queda sin dólares? Los estadounidenses tuvieron una solución: emitir deuda para devolver el dólar a Estados Unidos. Los estadounidenses comenzaron a jugar un juego de imprimir dinero con una mano y prestarlo con la otra. Impresión de dinero puede ganar dinero. Prestar dinero también puede hacer dinero. Esta economía financiera (usar dinero para ganar dinero) es mucho más fácil que la economía real (basada en la industria)”.
Esa es la razón por la cual, en un mundo en el cual los mercados bursátiles, los bonos y las tasas de interés son mecanismos de esta arquitectura financiera cada vez más manipulada en beneficio de una economía dolarizada basada en la especulación. Es una estrategia de guerra financiera de EEUU contra el resto del mundo.
Entendido el oro como un recurso histórico para medir el valor (de cambio) de las mercancías, un patrón definido, Rusia y China han comprado toneladas del precioso mineral para poder erigir un nuevo sistema basado en la convertibilidad de las monedas en oro. Estos dos países empezaron a comerciar en oro hace poco, y según el economista y analista geopolítico Peter Koening, el rublo y el yuan son monedas actualmentes respaldadas por el oro, lo que significa un primer e importante paso en el camino a la desdolarización global, ya que China se ha erigido como la principal economía del mundo.
Venezuela juega un papel de vanguardia a nivel continental en torno a la desdolarización
Además de las reservas de oro (en aumento) de China y Rusia, el académico mexicano Alfredo Jalife expone datos de interés: “Según la Asociación de Oro de China, los países que forman parte de la nueva Ruta de la Seda detentan reservas por 23 mil 600 toneladas: ¡42 por ciento del total mundial! Más aún: los países del OBOR producen mil 150 toneladas al año: ¡36 por ciento del total global! A ese ritmo, sólo fuera de China se calcula que los países del OBOR rebasarán a Estados Unidos de cinco a 10 años, lo cual provocará un choque monetario global y el inicio del fin del caduco sistema dolarcéntrico, que correrá la misma triste suerte que su progenitora: la libra esterlina”.
Por otro lado, el retorno de este patrón oro también significa un escudo de defensa ante el inestable mercado financiero del dólar. Aunque parece cuento de nunca acabar la supuesta caída definitiva del sistema estadounidense, es cierto que un blindaje de este tipo hace que los mercados internos de los países en proceso de desdolarización podrían tener menos riesgos con relación a los demás, cooptados por la continua emisión de deuda dolarizada.
Alternativas monetarias y el “petroyuan”
A Rusia y China se ha unido Irán a este proceso de desdolarización. La alianza estratégica que llevan a cabo estas tres potencias tiene en la llamada Iniciativa del Cinturón y la Ruta una forma definida. Los tres países son ejes fundamentales en este proyecto que ahora es transcontinental, que incluye infraestructuras, interconectividad comercial y cultural y grandes inversiones con entidades financieras alternativas al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Irán, de hecho, completó hace par de años su desdolarización definitiva debido a las sanciones estadounidenses a las finanzas y la economía toda de Irán. El abandono del dólar en sus transacciones ha formalizado una independencia en reservas monetarias y en movilidad comercial y financiera que hace más fácil el intercambio que se pretende con las Nuevas Rutas de la Seda como centro de la dinámica económica de Eurasia. Además, Irán, como China y Rusia, basa sus reservas en oro y en el dirham de los Emiratos Árabes Unidos desde 2014. La salida del yugo dolarizado ha permitido que este país se reafirme como potencia regional en Medio Oriente, eso no está en discusión.
En cuanto a la funcionalidad del “petroyuan”, el economista Ariel Noyola Rodríguez escribe que “desde mediados de 2015 los hidrocarburos que China compra a Rusia se pagan en yuanes, ya no en dólares, información que ha sido confirmada por altos ejecutivos de Gazprom Neft, el brazo petrolero de Gazprom. Esto incentiva el uso de la ‘moneda del pueblo’ (renminbi) en el mercado petrolero mundial a la vez que permite a Rusia neutralizar la ofensiva económica lanzada por Estados Unidos y la Unión Europea. Los cimientos de un nuevo orden financiero sustentado en el petroyuan están emergiendo: la moneda china se prepara para convertirse en el eje de los intercambios comerciales de Asia-Pacífico con las principales potencias petroleras”.
Pero no sólo ha tenido importancia en el mercado energético euroasiático, sino que esa nueva dinámica viene a tierras venezolanas para modificar asimismo la arquitectura financiera nacional. Con las últimas sanciones de EEUU contra Venezuela, el presidente Nicolás Maduro ha adelantado las gestiones para desplazar progresivamente al dólar de las transacciones económicas del país.
Acompañado del bloque emergente euroasiático, Venezuela comenzó a cotizar en yuanes la cesta petrolera desde este viernes 15 de septiembre. La desdolarización es un paso planificado y en pleno proceso de mundialización, que incluye a actores económicos nacionales y regionales que concentran más de la mitad del PIB global. Un bloque geoeconómico con capacidad en el mediano plazo de revertir las reglas de juego comerciales y monetarias impuestas por EEUU, donde Venezuela juega un papel de vanguardia a nivel continental.
A pesar de las objeciones de opinólogos económicos de la oposición como Henkel García de Econométrica en torno a la estratégica medida, cuyo argumento es que 2% de las transacciones financieras mundiales son en yuanes, o los comentarios de José Guerra (principal operador del sector economía de la MUD) y Asdrúbal Oliveros de Econalítica sobre la dificultad técnica que comprende la inserción de una canasta de monedas que expulsa al dólar, todos infieren que no es una providencia imposible de aplicar.
Las experiencias de las naciones ya comentadas en torno a la desdolarización, con una alternativa presta a dinamizar independientemente los mercados emergentes como el “petroyuan” con disposición a convertibilidad en oro, suponen una estrategia fuertemente sustentada a la que se une Venezuela como pivote importante en el hemisferio occidental del mapamundi energético-financiero.
No es una locura que se le ocurrió a Nicolás Maduro un día antes de los anuncios económicos. La desdolarización es un proyecto de largo alcance, que incluye a actores geopolíticos de gran peso en el globo, con base a una economía financiera diferente a la especulación inestable que comprende el dólar instrumentalizado por las élites de Wall Street y compañía.