Convocada la Asamblea Nacional Constituyente: un primer análisis


El presidente Nicolás Maduro ha generado un punto de inflexión en los eventos de la política venezolana al convocar “el desencadenante histórico” de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, dando un giro a la inercia política que se pretende imponer desde sectores del antichavismo no deliberante, no dialogante y abiertamente violento.

En uso de sus facultades presidenciales como Jefe de Estado y en apego a lo señalado en el artículo 348 de la Constitución, el presidente Nicolás Maduro apuntó que convoca al Poder Constituyente originario para iniciar una Asamblea Nacional Constituyente como forma de vencer el golpe de Estado continuado que se ejerce contra Venezuela.

Primeras consideraciones

1. Salida electoral. Al producirse el empleo de la Asamblea Nacional como un factor de choque contra los otros cuatro poderes públicos, inicia una crisis política que la derecha ha encarrilado a la vía violenta y que hoy solicitan sea resuelta con votos. No obstante, ahora el presidente Maduro ha dado el giro en la dirección electoral, en sus palabras, luego de agotar todas las vías para una solución dialogada con la oposición, señalando que ninguno de sus sectores está interesado en dicha vía, la cual abriría la puerta para la realización de nuevos eventos electorales.

2. Dentro de la Constitución. La “medición política” de la Asamblea Nacional Constituyente convocada hoy por Maduro infiere superar la coyuntura que la derecha ha querido imponer, demandando, fuera de la Constitución, la realización de elecciones generales o adelanto de elecciones. Estos mecanismos no existen como soluciones políticas en la Constitución venezolana, pues para efectos de crisis de este tipo la Carta Magna prevé otros instrumentos, algunos de ellos saboteados por la propia oposición como fue el caso del fraudulento intento de convocatoria a revocatorio.

Dado que el juego político se encuentra trancado, frente a la derecha que no delibera, no dialoga y trunca procesos para profundizar la crisis política, Maduro ha salido al paso: “Yo convoco al Poder Constituyente originario para lograr la paz que necesita la República, para derrotar el golpe fascista y para que sea el pueblo, con su soberanía, el que imponga el diálogo nacional verdadero”, explicó el Jefe de Estado venezolano.

3. ¿Cambiar de Constitución? Necesario es aclarar que la Constituyente de 1999 en sus atribuciones estaba enmarcada en los rediles de la Constitución de 1961 y su función casi exclusiva era redactar una nueva Constitución. No obstante en la Constitución de 1999 una Asamblea Nacional Constituyente tiene otros atributos adicionales, como ser expresión del poder depositario absoluto que reside en el pueblo y transformar el Estado.

Esto infiere dos cuestiones a saber: por un lado, un acto de ascenso de la Asamblea Constituyente al ejercicio del poder político nacional, pues a esta deben (por vía constitucional, artículo 349) someterse todos los poderes públicos. Por otro lado, posibilitar las agregaciones necesarias en el sistema político nacional para dinamizar la transformación del Estado y superar los escollos institucionales que han devenido y que han evolucionado, desde el choque de poderes hasta el impasse de poderes. Esto supone la instrumentación de la Asamblea Nacional Constituyente como mecanismo político para superar la crisis institucional inducida por el antichavismo. Maduro también indicó que “todo lo que hagamos será fortalecer la Constitución pionera, la sabia, la de 1999”. En esencia el fin último no es una nueva Constitución, sino una reforma de la actual conteniendo y superando la coyuntura política. Indicó que su objetivo será lograr la paz, vencer el golpe de Estado y perfeccionar el sistema económico.

La política venezolana no se tutela desde afuera y las grandes definiciones pasan por la medición política

4. Ir al origen. Maduro ha convocado a superar la crisis de poderes acudiendo a la fórmula original, o más bien, a la fórmula radical: la de ir a los orígenes, la de ir a la raíz. Y esta es una movida que sorprende e indigna a los adversarios del chavismo, quienes han exigido la realización de elecciones burguesas clientelares como un mecanismo con el cual aspiran ampliar sus cuotas de poder. Maduro ha hecho todo lo contrario. Ha asumido la coyuntura como un espacio para, en lugar de sólo resistir para preservar espacios, ir en busca de nuevos espacios.

Maduro señaló que será “una constituyente ciudadana. No una constituyente de partidos políticos y élites. ¡Será una constituyente ciudadana, obrera, comunal, misionera, campesina! ¡Una constituyente feminista, de la juventud, de los estudiantes! ¡Una constituyente indígena! Pero sobre todo, ¡una constituyente profundamente obrera, decisivamente obrera, profundamente comunal! ¡Convoco a los comuneros, a los misioneros, al barrio, al campo, al pueblo, a la mujer, al hombre, al estudiante! ¡Convoco a la unión cívico-militar! Un golpe de Estado, como el que está activado, sólo se derrota con la unión cívico-militar y con la Constitución en la mano”.

5. Bases del proceso. El Jefe de Estado venezolano señaló que, en las próximas horas, hará llegar al Poder Electoral las bases para la elección de los constituyentistas. Pidió ir preparando las y los mejores candidatos “para que tengamos una gran victoria y la Asamblea Nacional Constituyente tenga una mayoría arrasadora del pueblo bolivariano y del pueblo chavista”. “Será elegida con voto directo del pueblo, para elegir 500 constituyentistas”, agregó.

250 serán elegidos por la base de la clase obrera, las misiones y los movimientos sociales. Los otros 250 constituyentes serán electos de forma territorializada, permitiendo elegir a líderes locales, con voto directo y secreto. Hasta ahora no se han conocido más detalles sobre los sistemas de elección y bases comiciales.

6. Comisión Constituyente. El presidente Maduro ha anunciado una comisión para la activación de la Asamblea Nacional Constituyente, presidida por Elías Jaua Milano, secundado por Isaías Rodríguez. Como jurisconsultas, Cilia Flores y Delcy Rodríguez. Le acompañan los constituyentistas Hermann Escarrá, Aristóbulo Istñuriz, Reinaldo Muñoz, Francisco Ameliach, Nohelí Pocaterra e Iris Varela.

7. Reacción antichavista. Organizaciones dentro de la MUD como Vente Venezuela y Voluntad Popular propusieron en diversas ocasiones la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente con varios fines, entre ellos la reforma de la Constitución nacional para reducir el mandato presidencial y efectuar una “caída y mesa limpia” en los poderes públicos.

No obstante ante la convocatoria del Presidente la postura del antichavismo todo está por verse y ya está claro, a muy pocas horas de los anuncios, que hay sectores abiertamente adversos a esta convocatoria. Esto los colocará en la encrucijada: o acuden a la convocatoria o no, o se dividen e irán algunos mientras otros se abstienen. Sobre la MUD pesa el grave error de no haber asistido a las elecciones parlamentarias nacionales del año 2005. La reedición del adefesio político de no medirse, podría colocar a la derecha venezolana en “fuera de lugar” no sólo en el ámbito político interno, también en el externo. La derecha tendrá que explicar ante el mundo cómo es que “el dictador” Maduro llama a elecciones y diálogo y ellos no acuden.

8. Descolocar al adversario. El ejercicio meridiano y claro de la política desnuda la contraparte antipolítica. Y es esto lo que desencadena estos eventos en Venezuela, de cara al extranjero, que es donde están todas las apuestas de la derecha antichavista. El directorio chavista está asumiento una alternativa política dentro de la Constitución para regenerar el tejido político e institucional de la nación en un contexto de alto octanaje y turbulencia. Tal apuesta consiste también en deslegitimar la postura del adversario de cara al extranjero, donde se ha posicionado la existencia de Venezuela como un “Estado forajido”. Podríamos inferir también que la postura del chavismo en retirarse de la OEA y convocar a un proceso electoral intenta quebrar matrices y posturas en el extranjero: la política venezolana no se tutela desde afuera y las grandes definiciones pasan por la medición política interna, mientras sean en circunstancias legales y dentro de la Constitución.

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