Escritor, ensayista e intelectual venezolano, Luis Britto García (Foto: Archivo)
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Insiste el Ministerio de Colonias de Estados Unidos en sus arremetidas contra Venezuela; y nosotros en la defensa del país. Cometieron nuestros representantes el error funesto de suscribir la mal llamada Carta Democrática el 11 de septiembre de 2001 en Lima. No consta en las publicaciones oficiales de la OEA ni en su página web que Estados Unidos o Canadá la hayan suscrito: tienen como política no comprometer su soberanía: para ellos se trata de violar la nuestra. Pero resulta contrario a toda lógica, derecho, ética y juego limpio, que países que no se someten a un tratado internacional pretendan esgrimirlo como arma contra quien sí lo suscribió, y condenarlo.
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Árbol que crece torcido, nunca su rama endereza. Apenas 8 meses después, el 11 de abril de 2002, aparecía en primera plana en todos los periódicos venezolanos el embajador estadounidense James Shapiro declarando que “Venezuela está fuera de la Carta Democrática de la OEA”. Así legitimaba el golpe de Estado que reventaría horas después, combinando complicidad criminal e injerencismo.
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El retrato de Dorian Gray va reflejando de manera insobornable todos los crímenes de su modelo, y sólo es destruido cuando éste suma a su prontuario la hipocresía. Provoca no se sabe si lástima o náusea Almagro cuando en las Conclusiones de su informe presenta a la OEA como defensora de las democracias: “Cuando en Venezuela el Presidente Chávez sufrió un golpe de Estado, cuando tantos otros países se asomaron al abismo del terror autocráticoel Hemisferio fue solidario y los recuperó para la democracia”. Nada hizo la OEA contra Fujimori y demás dictadores. Nada hizo cuando Chávez fue secuestrado. Sólo a instancias del movimiento social colombiano Minga, inquirió por el paradero del “señor Chávez” al canciller del “Ilustre” presidente Carmona, reconociéndolo así de hecho y de derecho. El pueblo venezolano, no el hemisferio, salvó a su Presidente electo.
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Ante ilegalidad reincidente, denuncia contumaz. ¿Se habrá leído el Secretario de la OEA el artículo 1 de la Carta constitutiva de dicha organización? Aquí se lo transcribo, para que no tenga que buscarlo: “Los Estados americanos consagran en esta Carta la organización internacional que han desarrollado para (…) defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. (…) La Organización de los Estados Americanos no tiene más facultades que aquellas que expresamente le confiere la presente Carta, ninguna de cuyas disposiciones la autoriza a intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros”. Y sin embargo, sólo en las “Conclusiones y próximos pasos” del Informe Almagro, en 743 líneas contamos ¡61 llamados a los injerencia en los asuntos internos de Venezuela, casi uno cada diez líneas! Quien viola la Carta Democrática no es Venezuela, sino el Secretario de la OEA.