Poner a la Fundación Nobel a responder por el Premio Nobel de la Paz de este año

Foto: Yule Toledo

Por Francisco Contreras

El venezolano Mauro Herrera ha demandado a la Fundación Nobel. Afirma que la política venezolana de derecha, María Corina Machado, quien recibirá este año el Premio Nobel de la Paz, no es una defensora de la paz ni cumple con los criterios establecidos por Alfred Nobel. El caso se encuentra ahora en el Tribunal Administrativo de Apelación. Parabol lo entrevistó cuando hacía escala en el aeropuerto de Arlanda rumbo a Oslo.

Lugar de la entrevista: Arlanda.
Bebidas: jugo de naranja (Mauro), té (Francisco).


Me encuentro con Mauro Herrera mientras viaja a Oslo. Hace escala en Arlanda, exhausto después de un viaje de tres días que normalmente no debería durar más de 18 horas. El cierre unilateral y amenazante del espacio aéreo venezolano ordenado por Donald Trump ha hecho extremadamente difícil para los venezolanos viajar al exterior. Pero Mauro y un grupo de periodistas venezolanos que también se dirigen a Oslo no están dispuestos a dejar que Trump gane esta batalla, aun cuando hayan tenido que hacer escala en cinco países para llegar a destino.

Herrera está ansioso por llegar antes del miércoles 10 de diciembre, cuando el Premio Nobel de la Paz será entregado a la política venezolana de derecha María Corina Machado. No está de acuerdo con la decisión del Comité Nobel y por eso ha denunciado a la Fundación Nobel ante la Gobernación de Estocolmo. Según él, la entrega del premio a Machado viola los criterios originales establecidos por Alfred Nobel. El caso ha llegado ahora al Tribunal Administrativo de Apelación.


¿Tuviste que tomar una larga ruta alternativa para llegar a Oslo?

Sí, ha sido un viaje duro y largo. Pero es importante que estemos allí. Tenemos varias entrevistas con la prensa y nos reuniremos con actores importantes. Luego regresaremos a Estocolmo porque, en realidad, es aquí donde se está tramitando el caso relacionado con el Premio Nobel 2025.


¿Te reunirás con el Comité Nobel noruego?

No. El presidente del Comité, Jørgen Watne Frydnes, ni siquiera ha respondido mi carta. Se remiten únicamente al comunicado oficial del Comité.

El Comité Nobel noruego actúa por delegación. Es la Fundación Nobel la que debe ser responsabilizada.


¿Por qué presentas la denuncia contra la Fundación Nobel sueca y no contra el Comité Nobel noruego, que otorga el premio?

Otros lo han intentado antes, pero es una pérdida de tiempo. El Comité Nobel noruego es, en la práctica, solo un departamento de la Fundación Nobel. No es una persona jurídica y, por lo tanto, no puede ser demandado. No es un órgano independiente; actúa por delegación. Tú no puedes responsabilizar legalmente a una delegación. La cuestión es quién tiene la responsabilidad de asegurar que el premiado cumpla los criterios. Yo sostengo que es la Fundación Nobel.


Herrera insiste en que la entrega del premio a Machado no cumple los criterios establecidos por Alfred Nobel.

Mauro Herrera
Foto: Yule Toledo

Mauro Herrera se representa a sí mismo. Aclara cuidadosamente que no es político ni representa a ningún partido. Es ingeniero y empresario con diversos proyectos de inversión. Dirige una empresa en Dubái, otra en Venezuela y está iniciando una tercera en China. Son proyectos de transformación de materias primas.


¿Entonces presentaste la denuncia ante la Gobernación de Estocolmo?

Sí, porque la Fundación Nobel está aquí en Suecia y es quien tiene el vínculo con el Comité noruego. Además, este último no es una persona jurídica.


Retrocedamos. ¿Por qué presentaste una denuncia en primer lugar?

Todo sucedió muy rápido. Como muchos otros, reaccioné y presenté una denuncia en Suecia desde Venezuela. Todos creíamos que el Premio de la Paz iba a ir a Donald Trump, y entonces llegó esta sorpresa: se lo dieron a María Corina Machado. Yo estaba en una transmisión en vivo con el actor Fernando Carrillo y otros artistas venezolanos cuando recibimos la noticia. Dije inmediatamente que esto no podía ser cierto. ¿Cómo pudieron hacer algo así? Entré de inmediato a la página web de la Fundación Nobel para verificarlo. Y la vergüenza fue enorme: nunca había sentido tanta vergüenza. Empecé a leer sobre el premio y comprendí que yo, como ciudadano —como cualquier ciudadano del mundo—, podía presentar una denuncia.


¿Cómo procediste?

Me enteré de la noticia a las 10 de la mañana y a las 5 de la tarde ya había presentado una denuncia formal, adjuntando mi pasaporte, ante la Gobernación de Estocolmo. La Fundación Nobel está bajo supervisión de esta entidad, que tiene la responsabilidad general de fiscalizar las fundaciones en Suecia. La ley sueca sobre fundaciones es muy clara: si existe el más mínimo riesgo de que la reputación del premio se vea afectada, la autoridad debe intervenir. No dice “si quiere”, “si cree conveniente” o “si debería”; dice que debe intervenir.


Las declaraciones del presidente del Comité Nobel al anunciar el premio a Machado carecen totalmente de fundamento jurídico.

Además, descubrí que la Fundación Nobel en 2014 intentó lograr que Kammarkollegiet (Oficina Nacional Jurídica y Financiera) declarara que los premiados no debían entrar en la supervisión. Pero recibieron un no. Deben estar incluidos. Y eso tiene que ver con que no puedes darle el premio, por ejemplo, a un camello o a una paloma. La persona premiada debe ser un auténtico luchador por la paz, alguien que haya realizado el mayor o mejor trabajo para promover la paz entre naciones, abolir o reducir ejércitos y promover congresos de paz, exactamente como lo estableció Alfred Nobel. El premiado debe cumplir las tres condiciones para ser considerado un verdadero defensor de la paz. Cualquier otra cosa es completamente ilegal.


¿Qué dijo el Comité que viola los criterios de Nobel?

El problema fundamental es entregar el premio a una política que todos saben que no ha hecho nada por la paz. El presidente del Comité, Jørgen Watne Frydnes, justificó el premio con una declaración política. Ni el Comité ni la Fundación Nobel son partidos políticos y no deben expresarse como tales. Es totalmente infundado, desde el punto de vista legal, que el Comité exija que un país “acepte” los resultados electorales. Además, Frydnes afirmó erróneamente que Machado unificó a la oposición para una transición desde la dictadura. Eso no es cierto. Ella no ha unificado a la oposición venezolana. Sigue estando fragmentada. Hay varias oposiciones. Pregúntale a Capriles o a Rosales, dos políticos con experiencia.


¿Qué pasa si alguien demuestra que sí trabajó por la paz?

Si alguien puede demostrarme que esta persona ha hecho siquiera un 1% de lo que exige el premio —unir naciones, reducir ejércitos o promover congresos de paz— yo retiro todo.

Pero nunca antes Venezuela había sido sometida a un ataque tan duro por parte de Estados Unidos. Un ataque que ella apoya, y por el cual incluso ha solicitado una intervención militar extranjera. Ha enviado cartas a Netanyahu pidiendo intervención militar. María Corina Machado no es una defensora de la paz. Este es un premio político.


Nobel de la Paz es una marca valiosa para Suecia. Pero también es una marca que le pertenece al mundo entero, y la Fundación Nobel debe entenderlo. No se trata de un capricho de Mauro Herrera queriendo quitarle el premio a alguien. Se trata de que ella no lo merece. Imagínate un Premio de la Paz usado para estimular la guerra en nuestro país. Eso es un daño en todos los sentidos. Lo peor que podría pasarle al Nobel de la Paz es el Nobel de la Paz 2025. Es una amenaza a su prestigio internacional.


¿Cómo ha avanzado la denuncia en Suecia?

Primero, la Gobernación registró mi caso, pero luego lo cerró sin notificarme. Después de que el tribunal intervino, me dieron una respuesta, pero solo porque el tribunal los obligó. Escribieron algo así como que agradecían la información que les había proporcionado. Dijeron que no entendieron que yo solicitaba que la autoridad actuara, solo que había enviado información. Fue un intento de minimizar mi participación. Pero cuando apelé, el tribunal determinó que yo sí era una parte legítima en el caso.

Luego el tribunal dijo que no podía apelar porque no había una decisión formal de la Gobernación. Pero insistí. No hablo sueco, pero he estudiado y puedo discutir con cualquiera sobre el Premio Nobel de la Paz y la Fundación Nobel. Finalmente, el tribunal cambió su posición y reconoció que la respuesta de la Gobernación podía considerarse una decisión, y por tanto, ser apelable. El caso ahora está en el Tribunal Administrativo de Apelación.


¿Y ahora qué?

Esto no termina aquí. Con una fundación aquí en Suecia estamos iniciando un proyecto llamado Nobelwatch, que supervisará el Premio Nobel. Comienza el próximo año. Mi caso se convertirá en un precedente.