La verdad es que hubo 23 guerrilleros
que fueron llevados a la muerte.
Isaac Nieves
05/12/2025.- En 1982, hacía más de 20 años que habían emergido los primeros grupos armados del Partido Comunista de Venezuela (PCV) como respuesta a la represión betancurista, que a su vez respondía a la línea anticomunista de la Casa Blanca, tras el derrocamiento de las dictaduras militares creadas por el mismo Estados Unidos para “controlar” lo que ellos aún consideran su patio trasero.
Más tarde, a la llamada del levantamiento pecevista, se unieron grupos de militantes, liderados por Domingo Alberto Rangel, que habían abandonado las filas del partido Acción Democrática, sobre todo el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), replicados por otras fracciones partidistas como Vanguardia Popular Nacionalista, que emergió de URD, o la izquierda socialcristiana copeyana.
Desde 1959, América Latina se había convertido en un hervidero subversivo, desde el Cono Sur con los Montoneros (Argentina), Tupamaros (Uruguay), el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y el MIR (Chile), Sendero Luminoso (Perú), y también la FARC-EP y el ELN (Colombia), el Farabundo Martí (El Salvador), el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, entre otras organizaciones, todas impactadas por el triunfo de la Revolución cubana y las gigantescas figuras de Fidel Castro y el Che Guevara, además de la victoria vietnamita sobre los franceses en la batalla de Điện Biên Phủ.
A ese panorama político hay que sumar los levantamientos militares (1962) de Carúpano y Puerto Cabello, y la deserción con un importante lote de armas de los oficiales policiales, los hermanos López Mujica, lo que constituyó una enorme bandera de rebeldía que impactó a toda la región.
Ante ese inusitado crecimiento del movimiento rebelde en Venezuela, la gestión de Dwigh Eisenhower, en EE. UU. y después John F. Kennedy, se redoblaron esfuerzos a través de la Escuela de las Américas y de un buen número de agentes bastisteros, encabezados por Posada Carriles (comisario Basilio), Orlando Bosh, Salvador Romaní, Orlando García, entre otros, que convirtieron a la Digepol y la DIM en terroríficos aparatos represivos que lograron captar y desmontar importantes grupos rebeldes, sobre todo en el escenario urbano donde llegaron a operar varios destacamentos, como el Livia Gouverneur, que ejecutó famosas operaciones de impacto internacional, como la captura del coronel Robertson Chestnut (1963) y del teniente coronel Michael Smolen (1964).
Ante el descalabro de importantes escuadras urbanas y frentes rurales como el José Leonardo Chirino (Falcón) y el Simón Bolívar (Lara-Portuguesa), el buró político del PCV se hizo a un lado para retornar a la lucha legal, mediante la línea de la Paz Democrática. Así surgió el partido UPA (Unión para Avanzar), con sus filas diezmadas del PCV, para iniciar nuevos senderos, mientras que Douglas Bravo se colocaba al frente de las guerrillas de occidente y el MIR abría acciones en las montañas de oriente, que no tardaron en fraccionarse, del cual surgió el frente Américo Silva (FAS) y el Antonio José de Sucre.
La masacre
El suceso de Cantaura, al sur del estado Anzoátegui, acontecido el 4 de octubre de 1984, cuando fueron emboscados y ametrallados los combatientes del Frente Guerrillero Américo Silva (FAS), de Bandera Roja, fue un cerco militar y policial planificado con el propósito de exterminar o desaparecer a un grupo de hombres y mujeres que luchaba con el propósito político, de cara a un mundo mejor, bajo la bandera del socialismo, según el nuevo libro sobre ese acontecimiento, escrito por el ingeniero y bibliotecólogo Jorge Velásquez, quien, además, es miembro de la Fundación Alí Primera de Monte Piedad (parroquia 23 de Enero) y coautor del libro Los personajes en las canciones de Alí Primera.
Como los casos de Yumare (Yaracuy, 1986), El Amparo (1988) o El Caracazo (Miranda y Caracas, 1989), no cabe la mayor duda de que se trató de masacres humanas, según diversas publicaciones referidas a los mencionados eventos sucedidos durante los gobiernos puntofijistas, expuestos en el libro La masacre de Cantaura, autoría del periodista Alexis Rosas o Cantaura: Una masacre anunciada, del escritor Rafael Hurtado.
El doctor Isaac Nieves, profundo conocedor del Derecho Penal Internacional y derechos humanos, como prologista del libro La masacre y los sobrevivientes de Cantaura, autoría de Jorge Vásquez, sostiene que el suceso de aquel fatídico cuatro (4) de octubre de 1982, que retumbó en la madrugada al sur del estado Anzoátegui, se trató de un cerco militar y policial (Disip), con el evidente propósito de exterminar o desaparecer a un grupo de combatientes armados, lejos de todo principio, en el marco de un conflicto armado.
El autor, por medio de una amplia investigación, plantea cómo se ha manejado el tema legal y, particularmente, la no reparación de las víctimas, porque nunca se ha logrado la sanción de los violadores del ordenamiento jurídico. Comienza, por cierto, todo este tema con la abstención que protagonizó mi tío David Nieves, quien, por su carácter de diputado y miembro de la instancia parlamentaria designada en su momento para investigar los hechos, se negó a firmar el informe secuestrado y mal realizado por los partidos del Gobierno que, históricamente, desdibujaron investigaciones de este tipo.
A diferencia de otros casos, Cantaura sigue siendo un tema fuerte que no se diferencia mucho de la conducta intervencionista en América Latina por efectos del tristemente célebre Plan Cóndor. La masacre de Cantaura es quizás lo más aberrante que se puede encontrar en la historia político-militar de Venezuela por sus implicaciones y por lo que ha costado a los familiares de las víctimas. Lucha que ha llevado bastante tiempo y que, por los intereses que encierra, se hace difícil su consecución.
Subraya el doctor Nieves que vale la pena tratar de concebir y construir una narrativa histórica acertada, lo más cercana posible a la realidad, que permita a la historia y al futuro contar con una visión clara como ha sido la lucha llevada por los familiares.
Resalta nuestro entrevistado que en torno al caso Cantaura existe muchísimo material, sobre todo audiovisual, de lo ocurrido al sur del estado Anzoátegui, pero que pareciera que no hay duda de lo que allí ocurrió hace ya 43 años. Sobre ese texto legal existe una larga data de decisiones, sentencias, opiniones jurídicas, aperturas y cierres del órgano fiscal que cubren un manto de sombra sobre los hechos.

Ángel Bastidas G.
Consultas:
– Vázquez, Jorge (2025). La masacre y los sobrevivientes de Cantaura. Calameo.
– Beaumont. Octavio (2007). ¿Por qué fue derrotada la lucha armada? Ediciones UBV.