
Yulimar Rojas, directa a la final de triple / AP
Yulimar Rojas regresó al triple dos años después tras una grave lesión de Aquiles y se clasificó a la primera para la final
«Gracias a (Pedroso, su entrenador). Recuerdo sus palabras en medio de este caos técnico, psicológico y físico que tenía… No sabía qué me pasaba. Me dijo, ‘oye, yo creo en ti, sé que lo puedes conseguir. Eres tú contra tú, así que saca esa Yulimar que todos sabemos que está ahí’. Eso me hizo decir, ‘¡eeeepa!, ¿qué está pasando?'», explicó tras la venezolana tras la final.

La caraqueña emergió con una marca de 15,08 que le permitió superar a la ahora sancionada por ‘tramposa’ Maryna Beck-Romanchuk (15,00) y a la cubana Leyanis Pérez-Hernández (14,96). Ninguna de sus siete rivales pasó de 15 metros en la sexta ronda y la mejor triplista de la historia logró su oro más complicado.

Todo parecía encarado para lograr un año después su segundo oro olímpico consecutivo tras morder el polvo en Río’16 ante la colombiana Catherine Ibargüen. Tan importante era la cita parisina, que Yulimar Rojas renunció al Mundial bajo techo de Glasgow en marzo… pero el 12 de marzo su cielo se nubló en un entrenamiento.
La azulgrana se había roto el tendón de Aquiles de la pierna izquierda, una gravísima lesión que sufrió el exazulgrana Ferrao cuando era el mejor jugador del mundo de fútbol sala o la atleta catalana María Vicente. Tras días de lágrimas, Rojas recuperó ese carácter alegre que la hace tan querida y se puso manos a la obra.

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El eminente fisio federativo Miquel Àngel Cos trabajó día a día con ella en el CAR Sant Cugat mientras la atleta volvía locos a todos con la música caribeña a todo volumen. Prensa Ibérica la vio varios días en pleno trabajo. Pasaba de sufrir en los ejercicios a levantarse y mover el cuerpo con la música mientras soltaba algún ‘alegría’.