República Dominicana. A 60 años de aquel abril, en esta isla hay que sembrar esperanza

Por Lilliam Oviedo, Resumen Latinoamericano, 27 de abril de 2025.

Foto; Coronel Francisco Caamaño Deñó, encabezó junto al pueblo dominicano la resistencia a la invasión yanqui.

Sesenta años después del abril en que un movimiento armado de lucha por el retorno a la
constitucionalidad se convirtió en guerra patria, la siembra de esperanza se concreta en la
lucha contra el fascismo, al cual se aferra la clase dominante para preservar el sistema de
sometimiento y saqueo.
La grosera y abusiva ocupación yanqui de 1965 fue la segunda para Santo Domingo en el siglo
XX, aunque fue una toma del Estado la Convención domínico-americana, que el gobierno de
Theodore Roosevelt impuso al entonces presidente Ramón Cáceres, tomando el control de las
Aduanas.
En República Dominicana, una tierra saqueada y ofendida, las tropas yanquis dejaron en el
Palacio Nacional a Joaquín Balaguer, antiguo servidor de la dictadura de Trujillo y
representante destacado del atraso político en los años posteriores al ajusticiamiento del
dictador.
Le dejaron como encargo unificar la clase dominante y coordinar el entreguismo, y la tarea fue
cumplida.
Adaptando a cada momento la forma de asignar las tareas y de ejercer la dominación, cuando
la edad y el anacronismo de sus posturas hicieron retirar a Joaquín Balaguer, ocupó su lugar un
sector politiquero cobijado en asociaciones de latrocinio impropiamente llamadas partidos
políticos que, como él, acepta la imposición, aplica políticas de exterminio de jóvenes pobres y
garantiza la continuidad del delito de Estado.
Como Joaquín Balaguer, los presidenciables de hoy (Hipólito Mejía, Leonel Fernández, Danilo
Medina, Abel Martínez, Carolina Mejía, David Collado y figuras similares) están comprometidos
con la concesión de contratos onerosos a corporaciones mineras, con la firma de acuerdos
elaborados en Washington y acogidos para evitar ser despojados de su lugar en el sistema de
privilegios.
Por eso los que han sido presidentes, además de firmar acuerdos como el DR-CAFTA, se han
prestado a infringir a esta patria una nueva ofensa convirtiéndose en voceros de la solicitud de
intervención al Haití también saqueado y convertido en asiento de bandas que reciben armas
desde el norte.
En un fallido intento de explicar por qué no sienten vergüenza, pagan a comunicadores con
precio y, por supuesto, sin valor, para presentar la invasión como necesaria y el levantamiento
de un muro como tarea urgente.

SEMBRAR ESPERANZA ES COMBATIR EL OPORTUNISMO ENTREGUISTA
Con rebuscamiento o con chabacanería, el poder hegemónico es agresor. Mantiene la
definición que hace sesenta años lo llevó a ocupar Santo Domingo.
En el año 2004 en una convención demócrata en pleno gobierno de Bush, Barack Obama dijo:
“Ahora, permítanme ser claro. Déjame ser claro. Tenemos verdaderos enemigos en el

mundo. Estos enemigos deben ser encontrados. Deben ser perseguidos y deben ser
derrotados”. Años después, siendo presidente, convirtió en acción su palabra con los
asesinatos selectivos.
En días recientes, el soez Donald Trump, durante una cena con el Comité Nacional Republicano
del Congreso, dijo que los países están “urgidos” por alcanzar acuerdos que eviten los
aranceles. “Estos países nos están llamando. Están besándome el trasero”.
Las declaraciones y el estilo responden a la coyuntura, el objetivo es preservar la hegemonía.
De ahí la necesidad de definir a los estrategas imperialistas como enemigos de los pueblos.
Otros enemigos de los pueblos son los lacayos. En este momento, hay que mencionar al
presidente dominicano Luis Abinader, quien sigue diciendo que la comunidad internacional
tiene que hacerse cargo de Haití, pero no denuncia que las armas de las bandas tienen factura
yanqui y la tiene también el caos, no pide sanciones contra las grandes potencias europeas que
han ejercido injerencia, han saqueado y han cometido abusos de todo tipo.
Es la continuidad del accionar de muchas décadas atrás.
Una cita de Mi Compadre el general Sol, muestra el Haití ocupado durante la primera mitad del
siglo XX:
Pese a todos los norteamericanos, pese a todas las sanguijuelas, pese a todos los presidentes
Vincent, pese a todos los comemierda, pese a todos los gendarmes, nuevos brazos de obreros,
nuevos brazos de Charlemagne Péralte y de otros luchadores son los frutos que brotan
constantemente de nuestra tierra, en cada temporada de lluvias, en cada color de cielo, en
cada cosecha. Los niños vagabundos corren por la ciudad como potros. Las gentes viejas dicen
que detrás de los cerros hay otros cerros; pero detrás de los cerros también hay otras ciudades.
Hay ciudades que se consumen. Los cerros también se marchitan porque ya no hay tierra feraz,
y sus huesos de piedra, deslavados por el viento y la tormenta, muestran su miseria bajo el sol.
Detrás de esos cerros requemados están nuestras ciudades carcomidas por el comején,
nuestras ciudades que se ennegrecen, nuestras ciudades donde otros niños sucios y risueños
corren también, llevando otras ciudades en sus brazos y nuevos destellos en sus ojos… otras
ciudades en la lejanía cada vez más cercana, otras ciudades donde todo el mundo recobrará la
alegría y los bríos del potro en la sabana. ¡Pero ya estoy desbocado, siempre me desboco
cuando miro mi país!»
Jacques Stephen Alexis, un haitiano a quien la sensibilidad y la toma de conciencia convirtieron
en literato y revolucionario, describió de este modo a Haití en la primera mitad del siglo XX. El
Haití ocupado entre |915 y 1934. (República Dominicana lo fue entre 1916 y 1924)
En Mi compadre el general Sol, una novela que es poesía, descripción y denuncia, el sensible
comunista asesinado por el duvalierismo habla de niños y de obreros y destaca la
potencialidad revolucionaria de un pueblo golpeado asentado en una isla inmisericordemente
saqueada.
También a mediado del siglo pasado, en la parte oriental de la isla, Pedro Mir habla de su
patria:
«No, no la busque.
Si alguien quiere saber cuál es mi patria,
no pregunte por ella.

No quiera saber si hay bosques, trinos,
penínsulas muchísimas y ajenas,
o si hay cuatro cadenas de montañas,
todas derechas,
o si hay varios destinos de bahías
y todas extranjeras.»
Sí, en esta patria hay penínsulas muchísimas y ajenas y hay varios destinos de bahías
extranjeras. En abril del año 2025, es necesario decir que un sistema político encabezado por
millonarios de nuevo y viejo cuño han puesto bajo el control del Comando Sur del Ejército de
Estados Unidos los depósitos de tierras raras, y que esa es una acción asquerosa, aunque sería
de mal gusto recurrir al vocabulario de un Donald Trump soez y prepotente o de un Obama
amenazante y también prepotente.
Y hay en esta isla, por los predios de Alexis y por los de Pedro Mir, hombres, mujeres y niños
pobres que los sectores dominantes intentan dividir para evitar que identifiquen al enemigo
común y conozcan el origen de la miseria que los golpea.
Es abril, y se conmemora el sesenta aniversario del envío por parte del gobierno encabezado
por Lyndon Johnson de 42 mil marines a este suelo.
Aunque el poder mediático predique el odio a través de plumas y voces pagadas y presente
como imposibles modelos de convivencia que están a la vista de todos, en esa isla hay dos
pueblos heridos y dos territorios saqueados… Y urge sembrar conciencia para enfrentar con
decisión al enemigo, un agresor que es poderoso, pero no invencible.