Maritza Garrido Lecca.

El 459 de la calle 1
A Javier Heraud y a Ilich Ramírez Sánchez por haberse adelantado sabiamente a la militancia global por la defensa de la causa palestina.

El futuro es el único escenario que espera
para poner los pies en la tierra
por liberar, en nombre de la danza originaria
cuya función, aún permanece sin continuar

La belleza también tiene derecho a ser subversiva cuando comprende la plusvalía de la injusticia. Alguien, ya es tiempo, debería comprenderlo, en toda batalla, tanto los justos como los injustos sociales, tenemos que aceptarlo como un inevitable, la lógica es defenderse o atacar. En qué amorosidad se amparan las instituciones cuyo dios es el dinero, para después de décadas, mantener aún cautivos a quienes dispusieron sus vidas para socavar la enfermedad social, en nombre de la humanidad de un ideal. Derrotar el objetivo y secuestrarle los mejores años como designio de vivir es mucho más que una venganza, un sobregiro de la inmoralidad ya fuera de contexto y las razones donde aconteció, desagradable cuando aún persiste en el medio de las nuevas impurezas políticas.

Una situación es cuando los grupos subversivos o guerrillas declaran la guerra de tu a tu, a gobiernos o estados, casi siempre en menores condiciones que el ejército enemigo, poseedor de las últimas tecnologías y apoyos de la injerencia imperial. Diferente a las dictaduras que usan todo el poder ilegítimo para someter a los pueblos, burlando toda ley, sea asesinando, desapareciendo o forjando evidencias para encarcelar líderes del estrato que sea, que vinieron íntimos de no se sabe dónde, a refundar otra manera de vivir

 En América, a causa de la miseria humana, ya debe haber en la historia más muertos que vivos, que en cualquier otra parte, sin obviar el genocidio de la invasión colonial de unos cien millones de originarios y más en nuestra Abya Ayala

Para los años 70, en Suramérica, la represión militar era la hamburgueza nuestra de cada día. El 11 de septiembre del 73, los militares de la ultra maldición, destruyen el sueño de construir un país, a imagen y semejanza del pueblo chileno con unas 40.000 víctimas hasta 1990, sumando los casos de detenidos, desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos, entre ellos Víctor Jara. Como consecuencia Allende es asesinado, el más alma de pan que había al fin aparecido por eso predios. Desde el 76 al 83, Videla en Argentina, desaparece unas 30.000 personas y secuestrado alrededor de unos 500 niños de pocos días de nacidos, aún el llanto y la rabia no termina en Argentina. Del 73 al 85 en Uruguay, las desapariciones continuaron como un método, con 15.000 presos políticos. En Paraguay desde 1954 hasta 1989, 35 años de facto, Stroessner el doble SS del servicio secreto del sur, se le calcula responsable de unas 20.090 víctimas. De esas, 19.862 fueron detenidas ilegalmente, 18.772 torturadas. En Bolivia, a partir del 64 al 82, se sucedieron gobiernos militares con las atrocidades respectivas, que usted puede informarse en las fuentes que han de beber los que sobreviven, para que no sean olvido. Y sin nombrar la barbarie ocurrida en Centro América víctima de la injerencia imperial, digamos El Salvador, y Guatemala la invisibilizada mediáticamente. Se calculan unos doscientos mil muertos, cuarenta y cinco mil desaparecidos, y cerca de cien mil desplazados, la mayoría de estas víctimas en el occidente guatemalteco, esto según el Informe de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI). Citemos entre esas víctimas, el recordado poeta Otto René Castillo quien murió quemado vivo, tal vez deletreando su poema Vamos Patria a Caminar, yo te acompaño que según Roque Dalton, le definía su camino
Después de 17 años de gobiernos de facto y en un mes no casual, mayo del 80, Sendero Luminoso declara la guerra al statu quo peruano. Por alguna razón que tendría que ver con las condiciones objetivas y subjetivas, en 1984 surge otro movimiento revolucionario, el Túpac Amaru (MRTA). En el 92 Perú había agotado sus extremos y Fujimori saca sus influencias de samurái y estaca al estado el 5 de abril. La captura de Abimael Guzmán en septiembre de ese mismo año era un trofeo rezado en las iglesias, para entre bastidores ocultar ese golpe de estado. Los dólares del imperio tuvieron de nuevo sus ganancias y la fiesta de los intereses tuvo su festín, desarrollando triunfalmente aquel guión para la puesta en escena del baile pegadito, de viejas y tristonas baladas
Como consecuencia algo tenía que pasar, alguien tenía que hacer algo. Bien o mal, no soy quién para desenredar la dualidad del pasado, porque la opinión en la mayoría de los casos, soslaya una postura ideológica y todavía no es lo que nos ocupa, como diría Roque Dalton la opinión pública no es más que opinión de clase
En agosto del 2003 la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Perú enunció, que entre 1980 y el año 2000 las víctimas fueron un poco menos de 70.000 personas, exactamente 68.820. Casi la mitad según estiman, fue producto de las acciones de Sendero Luminoso. Del resto de los muertos nunca se dijo, quienes fueron los responsables, y aún la historia espera. Kloaka en Lima, era el lugar donde se celebraba la poesía que asediaba la danza pero no era el destino sino el verso político que seriamente doblega por conciencia. Tampoco era la edad de las derrotas, más sí el principio de Javier Heraud que desliza en el rostro como una cachetada los pormenores de la injusticia. En este terciopelo pobre rico, probablemente hacía cultivo el gen irreverente de la Magdala, la seda fatal en la garganta que moría los pies descalzos de Isadora Duncan, o el discurso incisivo de rosa, la eterna Luxemburgo
A qué ideal se le atribuye encerrarse en un palomar después de bailar el Zorba para una debilidad. En ocasiones, la belleza delata por visible. El humo siempre deja huellas en la angustia de los clandestinos. Toda basura está sujeta a traicionar. Siempre los sabuesos mejoran la digestión cuando capturan la clave de los insomnios. Nadie se cuida sólo, así ande con Dios. Quién dijo que a los dueños del dinero de vez en cuando no se le escapa una vida, que vea el lado oscuro de sus privilegios, porque lo último que muere es lo que se oye, y primero fue el corazón que la clientela
Está bien ya perdí, límpiate los besos fraudulentos de la ardilla, gaviota, que te sobran y no corresponden a ningún amor, a la altura del temblor de tu miseria. No olvides este tiempo, domingo, 8 y media de la noche del 12 de septiembre del 92 que pateas las bridas de esta Helena, porque no perecerá la canción que te incumbe para los que de ahora en adelante, habrán de bailar en la oscuridad. Así haya que tragarse los documentos para que se vuelvan sangre en la sangre, rastros brillantes en el desierto. Cada pueblo va hilando la subjetividad de su alegría. Cada quien denota el soporte contra el miedo y la sumatoria de lo que avanza. Esta no fue, pero quizás ya sean menos los enemigos que se bañan en las aguas de colonia de las ganancias de otros sudores
Algo de necesidad habrá en quien narra las introducciones, a lo mejor decir lo que posiblemente alguien desconoce. No obstante quiero acotar que vine fue a interceder por ella, quien me enseñó el filo de la distancia entre la danza y la guerra, la sumisión de lo posible entre el poeta y la edad, la incomprensión entre el arte y la subversión. Es imposible que no haya algo de razón en los que luchan por un ideal. Como también que no haya algo de culpables entre aquellos encumbrados a los que se les da respuesta a su guerra. Todo depende, desde dónde miran los que están cercados por la historia. La justicia siempre tiene la opción de estar al lado de quien ejerce el poder. La danza sólo tiene los pies para saber de dónde vienen y las manos para saber dónde quedan los finales. Tengo un sentimiento que me dice que hay ápices de incoherencia, en los informes de esta certidumbre. Y hay tal vez un tris de verdad, en quienes no piden clemencia por su porcentaje de inocencia. La objetividad es el dedo de un sistema, lo subjetivo saber que lo humano aún existe, pero cristianamente da miedo perdonar
El movimiento es discursivo y atrae en sí mismo, pero dos por dos no es distancia para estirar las alas. Más de veinte años han pasado como sueños de tortuga, con rayas como cebras, para que dentro de la beligerancia del sur fuese también un trazo de inusual inmortalidad. Seguramente a esta hora, la mirada de un cuerpo cautivo imagina, a 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar, cuyo viento en libertad mueve castillos de arena y una cabellera de azabache que huele a océanos. Alguien, que en el fondo de las pacíficas aguas intuye en las olas que llegan, el encuentro detenido y postergado del origen, que resiste como náufrago llegar a la orilla del abrazo, antes que a la muerte. Quizás tal trébol de cuatro hojas nos insinúe alguna exactitud, la cuota de suerte que a todos corresponde por el hecho mismo de la vida ser un riesgo
Entonces decidí atravesar la frontera entre Ecuador y Perú por segunda vez para intentar visitarla y rememorar, o cumplir con una intuición estrictamente necesaria, cerrar el pasado. La terquedad no es más que mirar de frente lo único que queda, los días nuevos por venir
Huaquilla, población fronteriza del lado de Ecuador, ya no era la misma, hervía de gente y comercio. Tumbes del lado del Perú, era similar. De ahí en adelante la mirada fue de mar, desierto y recuerdos ancestrales y de la lluvia
Al llegar al objetivo, lleno de rayas blancas sobre el asfalto y agotado, pregunté por Ella. Dijeron que tenía visita especial y tardaría. Pensé muchas cosas, intrusas algunas, torpes otras, común casi todas y volví a salir contrariado. Ignoro esas interpretaciones interiores, y echo de menos, porque vine fue por nostalgia y respeto. Un poco más de veinte años hace, de haberle entregado aquel libro con un poema de Cavafis llamado Itaca y una flor silvestre recogida en el camino, puesta dentro del libro para la ocasión. Ella danzaba como los elegidos. Al terminar me acerqué al escenario, se observaba cansada y sudorosa, pero sobresalía la belleza. De mis halagos, fue agradecida y partí. Ahora que escribo, percibo que no era más que un acontecimiento solitario y casual, propio de los que van de paso y se deslumbran, pero no fue así
Indagando llegué a saber que era un periodista, quien la visitaba aquella vez para hacerle una entrevista, que hace poco leí y decía ambiguamente, y de su dureza y del perfil partido por el frío y los años. No sin reiteradamente decirme a mí mismo, por qué no esperé un poco más, para volverla a ver y apoyarla y poner a su disposición las fuerzas que me quedan. Quizás fue mejor así, dirían los resignados, como cuando uno no quiere ver a los amigos que mueren para quedarse con la imagen vital, no sé. Los que regresan, no siempre llegan a donde debían ir, es lo cierto
Quién sabe, si lo único que eternamente habrá de sostener la vida, es ser digno de las decisiones que se hayan tomado, porque no hay más vida, y eso es nuestro pequeño poder. Torpes o precisos, hicimos uso de él. Mas, cuántas cosas se dejan en la vida por algo que uno cree superior y a veces lo es. Cómo saber antes si será fracaso el después. Aún persiste la duda, la historia deberá decir. Es posible que en la danza del porvenir se llegue a saber con exactitud lo que falta por bailar. Definitivamente en los días blancos que vendrán, que aunque no borran lo que pasó, se pudiese saber si fue acertado el coro de la opinión de clase, o era ya fatal en el tiempo, lo que aquella vez se dejó de hacer
La economía de vivir es más densa cuando se hace lo estrictamente necesario, como el pie en la escena de quien baila, o la palabra en el verso de quien escribe. Los sueños y la imaginación danzan también el silencio en las tablas interiores del cuerpo, pero la fiesta de los caídos sólo se hace donde queda libertad. No en dos por dos metros de prisión, a veinte años
Aquí continuamos, como los héroes que perdieron la batalla, pero a mucha honra. Se hace lo que toca hacer, a veces no se puede salir ileso, pero quien lo ha sabido antes. Lo malo de guardar la vida para la perfección es que se nos pasa y no nos dimos cuenta
Solos seremos la soledad, juntos hubiésemos sido la gran victoria de este planeta. Si agradezco al firmamento o al infierno es lo que tengo en la memoria, lo que amé y viceversa, lo que decidí y los días pintados de cristales que voy volviendo recuerdos por ti

Todo es tan efímero. Quise de nuevo avistarla observando las alturas donde se ubican los astros, respirando hondo hasta aparecer vuelos en los pies, pero el silencio y la ausencia que se van poco a poco a esconderse en las regiones íntimas que oscurecen, pudieron definir mejor la incertidumbre. Sé, en mis sentimientos, que no la volveré a ver. La luna tiene en este instante toda la ternura que yo sentí cuando la conocí. Dormir en libertad, con la media libertad que me falta es lo que he soñado en estos años. Allí, en el mediodía de la noche, cuando el sol está del otro lado de la tierra en el centro del cielo, he flaqueado muchas veces. Las alas pesan cuando se dice adiós, pero lo que cubre la noche el día habrá de descubrir

   Más de 7.000 millones de personas vertidas sobre el vapor de la tierra y yo di frente a sus ojos, para algo debería haber sido. Hice lo que podía, con mis limitaciones por supuesto, y ni acerté deslastrarme de aquella indecisión. A destiempo o no, qué importa, para qué sirve lo imposible, la recuerdo con olvido, pero tengo que seguir

Carlos Angulo 2013 Venezuela