Pascual Curcio, NIE Z-3876348-W; Geógrafo – 1983. Cardenalitolito@gmail.com
Madrid, 10 de noviembre 2025
Ha pasado un año de la lamentable realidad ambiental con un saldo trágico en
pérdidas humanas acaecido sobre un paisaje natural urbanizado en la ciudad de
Valencia y, a mi entender por lo que leo en los medios de comunicación social, aun
la lección de la “Madre Tierra” no ha sido asimilada.
Clases de geomorfología con un gran tecnicismo explicativo que solo expertos
entienden, un sadismo mediático referente a una apocalipsis climática por venir y
hasta acusaciones estériles sobre lo que se debió haber hecho y no se realizó con
una rabia manifiesta hacia personajes políticos visibles que, si bien han mostrado
una negligencia clara en materia de planificación medio ambiental, no marcan el
camino cierto para enfrentar la realidad acaecida a futuro para evitar una
repetición de los hechos, algo que perfectamente puede suceder.
Para iniciar nuestra explicación aclaremos inicialmente que la gran mayoría de la
humanidad no termina de entender que el medio físico natural con el cual
convivimos inexorablemente es un ente “vivo” con una dinámica propia, la cual
evoluciona constantemente al poseer su propio metabolismo como cualquiera de
nosotros, metabolismo responsable de estructurar diferentes formas de relieve –
geoformas –, cada una con personalidad propia – características evolutivas que la
definen -. En efecto, la naturaleza por siempre nuestra eterna anfitriona tiene un
activismo propio que en términos geotécnicos recibe el nombre de morfogénesis –
proceso que estructura la geoforma -, siendo su factor motriz o desencadenante
más importante las lluvias, además de los movimientos telúricos, el viento y la
fuerza de las mareas.
Desde mi punto de vista profesional, la tragedia ambiental sucedida en Valencia
tiene un responsable medular, lo llamaré: “pobreza estructural”, algo sobre lo cual
poco o nada hablamos; la defino como la falta de un urbanismo que esté
plenamente consciente y en sincronización con la evolución de los elementos de la
naturaleza, en especial con aquellos factores que estructuraron la geoforma sobre
la cual se proyecta ocupar. Particularmente, la gran zona afectada en Valencia se
corresponde a una superficie plana sin líneas de escorrentías – drenaje natural –
específicas, donde se van acumulando los sedimentos arrastrados por los ríos
frente a la línea de costa debido a la muy poca o nula pendiente general del
relieve; adicionalmente, existe una pobre capacidad de absorción de agua en el
perfil del suelo en una cuenca hidrográfica extensa – 622 km2 expuestas a fuertes
precipitaciones, según cifras aportadas por la Universitat de Valencia – lo que, a
mi juicio, resultan ser los factores básicos poco considerados por los arquitectos al
momento de urbanizar en tiempos pasados.
Se hizo evidente durante las torrenciales lluvias desatadas que los rellenos
necesarios para la nivelación del terreno previos al urbanismo en todo el sector
afectado no guardaron una pendiente general que permitiese la evacuación de las
aguas ante eventos de máxima precipitación; el trazado de la vialidad es usada
muy frecuentemente tanto como dique para represar las aguas – represa Hoover
sobre el río Colorado en USA -, así como para drenajes superficiales alternativos –
observemos las imágenes difundidas por los medios de comunicación desde la
ciudad de Murcia el mes pasado ante un evento de máxima precipitación; la
vialidad servía como orientadoras en la evacuación de las aguas y la población
informada disponía de espacios abiertos para dirigirse a refugios previamente
acordados por la autoridad local -. Se construyeron indebidamente en la extensa
superficie afectada por el DANA centros comerciales con sótanos para
estacionamiento de coches en relieves con alta probabilidad de inundación – han
debido construirse elevados sobre la superficie, útiles incluso para resguardo de la
población previendo estos seguros momentos de inundación dada la característica
evolutiva del relieve a ocupar -.
Ante tales faltas de previsión y con una densidad de ocupación inadecuada, muy
alta, un evento recurrente de máxima precipitación – hasta 600 litros de agua por
m2, según las fuentes meteorológicas oficiales -, era inevitable la formación de
una inmensa laguna de agua represada – origen morfológico de la albufera -, sin
orientación específica para un adecuado drenaje debido a su propia condición
natural sumado a la obstaculización del denso tejido urbano. Situación análoga
ocurrió un mes anterior al DANA en la región italiana de Emilia-Romaña y
recordamos también la tragedia natural en el año 2021 de Schuld y Erftstadt en
Alemania.
Una vez desatado el caos en la ciudad de Valencia al formarse la inmensa laguna
– origen natural de la geoforma dominante – se hace muy difícil implementar
medidas de asistencia a la población afectada incluso teniendo un plan de
contingencia – evidentemente ausente en el plan de orden urbano de la ciudad -,
ya que no existen espacios claros para el desplazamiento de la población; todos
quedamos expuestos a nuestra propia suerte inmersos en un gran terreno
inundado. Tal realidad nos impone como ciudadano responsable desde ahora, la
inevitable necesidad como habitante de un área con máximo riesgo natural a
informarnos sobre el estado del tiempo ante de salir de nuestros hogares a
primeras horas de la mañana, además de exigir información a las autoridades
locales sobre la intensidad de las precipitaciones por acaecer y la existencia de
algún plan de contingencia previsto, según el parte meteorológico oficial.
Recordemos siempre que no somos propietarios del terreno donde construimos y
convivimos, somos tan solo huéspedes temporales y debemos acatar los
lineamientos establecidos por el propietario eterno: “la Madre Tierra” .
Síntesis hoja de vida académica – profesional:
Geógrafo, Universidad Central de Venezuela – 1983; Especialista en Análisis de Datos,
Universidad Central de Venezuela – 1989; Especialista en Fotogrametría, ex -IPO,
tecnológico adscrito a la Universidad de Stuttgart, Alemania 1990; Seminarista sobre
Estadísticas del Medio Ambiente, Cesd – Madrid, talleres realizados en Santa Cruz de la
Sierra (Bolivia) – 1999 y Cartagena de Indias (Colombia) – 2000. Coordinador del Programa
de Estadísticas Ambientales, INE – Caracas, Venezuela 1995 – 2010.