
(La agonía del capitalismo imperialista occidental)
Chema Noel
Los buenos tiempos de los «Pablo Escobar», pertenecen a la historia. El negocio de la droga se trasladó a los EEUU. Colombia, país antes beneficiario de la gran renta de narcóticos, ahora sólo le quedaron los muy poco rentables cultivos de la hoja.
Los gringos nacionalizaron y en la actualidad acaparan la inmensa renta derivada del consumo de narcóticos. Los EEUU no tienen las vacas, pero se beben la leche.
No producen pero comercializan y, todos sabemos que, en la venta al detal, está el lomito, el verdadero gran negocio.
En su decadencia como nación imperialista antes la más poderosa, EEUU ha dejado de ser el país industrialmente más productivo y más desarrollado del mundo y, ante la grave disminución de su capacidad productiva, se ha convertido en un país rentista, parasitario, dependiente en muchos sentidos.
En este caso, el de la renta derivada del negocio de la droga, la antes gran nación, ha sustituido la pérdida de su poder industrial por lo que hemos llamado acumulación delictiva de capital. En ese sentido, USA es un Estado fallido, delincuencial.
Hace unos cuántos años, los EEUU sufrían las dos consecuencias negativas de ocupar el primer puesto como país consumidor de drogas ilícitas, es decir, cargar con el gran problema social de la drogadicción ciudadana y además, la gran salida de dinero (la gran exportación de renta que anteriormente circulaba de Norte a Sur). Tiempo pasado.
En este sentido, el gran trabajo de la DEA no fue acabar con el narco tráfico ni con el consumo de drogas en los EEUU. Su eficaz y exitoso trabajo estuvo en cortar el flujo de la renta de narcóticos hacia el sur. Es decir, lograr que esa inmensa suma de dinero, producto del negocio del narco tráfico, se quedara, se acumulara en los EEUU. Otra manera desesperada de afrontar la crisis del modelo de acumulacion.
Con esa política delincuencial, USA pasó a sacrificar criminalmente a su población, al mantener vivo el consumo de narcóticos, y todo para alimentar el gran negocio de la prohibida drogadicción. Ese negocio que va unido a otras inversiones perversas como el negocio de la cárceles privadas (nueva y descarada forma de esclavizar,); el tráfico de armas, sumado a la drogadicción legal de los opioides, además del nuevo narco tráfico: el consumo ilegal de fentanilo, una droga sintética de factura «made in usa».
Además, el gran negocio del narcotráfico, con carteles incluidos, no está ahora, ni en Centroamérica ni en Suramérica: la gran producción y acumulación de riqueza está ahora en los EEUU y lamentablemente, permea hacia su vecino, al sur del Río Bravo. Se trata de unos nuevos cárteles que el gobierno gringo no tiene interés liquidar, porque son parte de su propio negocio, pues hacen el trabajo sucio y son además clientes de ese otro gran negocio que es el tráfico de armas.
Esa relación perversa y delincuencial con México es también una manera de criminalizar y debilitar, culpabilizando a su vecina nación latinoamericana.
Ahora, Donald Trump quiere completar su gran trampa contra Latinoamérica apoderándose de la inmensa riqueza en recursos naturales que posee Venezuela y eso, con el falaz argumento de que el gobierno de este país está en manos de unos políticos que estarían metidos en un negocio que ahora manejan y acaparan ellos mismos.
Un negocio que para nada puede beneficiar ni convenir a quienes están a la cabeza de un pais en conflicto con EEUU. Algo demasiado absurdo para ser creído.
Si el cartel de los Soles existe, existirá dentro de los EEUU. una nación que no sólo es el primer consumidor del mundo sino que a la vez, es el país que más se beneficia del propio veneno que inocula a su población.
Ahora, muy perversamente, quiere escudarse acusando a México, a Colombia y a Venezuela, culpándoles de sus propios delitos y a la vez, bajo ese argumento, apropiarse de las riquezas de Venezuela.
Sin embargo a Donald Trampa, si invade a Venezuela, pude salirle el tiro por la culata. Caerá en su propia trampa. En efecto, los
EEUU no es hoy una nación tan poderosa como lo fue en la época de Truman. Ni Venezuela es tan débil como Panamá o Granada hace medio siglo.
Además, Venezuela no está sola y mucho menos mal acompañada.
El imperio del Norte, en este caso ha terminado haciendo el ridículo, movilizando una flota de guerra, para bombardear pequeñas lanchas de motores fuera de borda.
Y mejor es que dejen quieto, lo que está quieto. Les puede salir muy caro agredir militarmente a Venezuela.
San Felipe septiembre de 2025.