«Estábamos en el corredor de la muerte»

La huida de Kayed Hammad de Gaza tras perder a su hijo

Por Jerry Fisayo-Bambi. Resumen Medio Oriente, 22 de julio de 2025.

Kayed Hammad escapó de Gaza tras casi dos años en los que se ha intensificado la guerra. Perdió a su hijo mayor entre los bombardeos y no puede borrar de su cabeza el horror que ha vivido. Durante años acompañó a periodistas en la Franja. Ahora, en España, busca un nuevo comienzo.

Kayed Hammad ha vivido durante años pegado a los pasos de los periodistas internacionales que han acudido a informar desde la Franja de Gaza. Como traductor les acompañaba para contar lo que allí ocurre.

Dos semanas después de lograr salir con vida junto a su familia de Gaza, cuenta a ‘Euronews’ su historia desde la tranquilidad que ahora vive en España. Es una de las pocas historias que consigue atravesar el muro del silencio que rodea la Franja.

«Jugando al escondite con la muerte»

Durante casi dos años en los que se ha intensificado la guerra, su vida ha sido una huida constante. Diecisiete veces ha tenido que cambiar de casa para esquivar los bombardeos. «He tenido que cambiar de casa durante esta guerra 17 veces, escapando de la muerte. Jugando al escondite con la muerte», resume. Una huida constante, empujada por el sonido de los drones, el estallido de las bombas y el miedo constante a ser el siguiente.

«Hemos pasado una hambruna muy fuerte. Hemos tenido que comer pienso de animales. Yo personalmente he comido harina hecha de cebada y maíz, pero de la peor calidad que le entregan a los animales». Mientras, veía cómo incluso los animales morían de inanición porque ya no quedaba nada para nadie.

El dolor personal atraviesa cada palabra. Kayed perdió a su hijo mayor en un bombardeo. «Dejé mi corazón en el sudario suyo, una vez que lo enterramos», dice, todavía sin asimilar la pérdida. El impacto emocional y físico ha sido brutal: sufrió un infarto durante los asedios, sin posibilidad de asistencia médica.

Aún arrastra secuelas. Y hay escenas que no podrá olvidar jamás: los cuerpos calcinados, el olor de los cadáveres descomponiéndose en la calle, inalcanzables durante semanas por culpa de los francotiradores. «Tienes que verlo todos los días y oler este olor». Kayed relata la experiencia de ver durante meses por las calles cadáveres hinchados, sin nadie que los pueda recoger, por la presencia de francotiradores. «Cuando conseguimos llegar a él, eran huesos dentro de la ropa», apunta

«Cada uno esperando su hora para morirse»

Salir de Gaza es muy complicado. «Prácticamente formábamos parte de una cárcel a cielo abierto», recuerda Kayed. La salida fue posible gracias a una carta firmada por más de 70 periodistas y figuras públicas, enviada al Ministerio de Exteriores para pedir una coordinación que permitiera su evacuación. Entre las personas que solicitaron el regreso de Kayed, se encontraba el exjefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. «Estábamos en un corredor de muerte», recuerda el traductor. «Cada uno esperando su hora para morirse. Y de golpe, en pocas horas, estábamos fuera. Lo hemos considerado un regalo de nueva vida».

A pesar de esta ayuda, Kayed no oculta su decepción y señala con firmeza el olvido de muchos gobiernos europeos respecto a la población atrapada en Gaza. Solo alaba la posición de España e Irlanda. «Solo hay dos gobiernos que están con lo que piensa el pueblo de su país, apoyando la causa palestina y de la del mundo árabe«. Añade también que contrasta con las manifestaciones que se producen en diferentes partes del planeta: «La gente ya ha abierto los ojos y sabe lo que está pasando en Palestina. Pero los gobiernos hacen lo que les da la gana, según ciertos intereses».

Su decepción aumenta cuando cada día se suma alrededor de un centenar de muertos. La cifra, según las autoridades sanitarias de Gaza controladas por Hamás, asciende a más de 58.000 muertos. «Como si no hubiera pasado nada, son números diarios, y creo que todo el mundo se está acostumbrando a este número de muertos», destaca Kayed.

«Me siento afortunado porque hay familias que han sido borradas de los registros»

Desde su llegada a España, Kayed trata de reconstruir una rutina que le permita dejar atrás el trauma sin olvidar lo vivido. Ahora lo que le preocupa es encontrar una vivienda, ya que vive con su hermano en una localidad de la provincia de Málaga. Pero no olvida a quienes siguen atrapados bajo las bombas. Al hablar de su tierra, su voz se quiebra: «Yo he dejado a dos millones de personas atrás. Amigos, familiares, vecinos. Todos siguen allí, esperando su hora».

Ahora, desde la seguridad de España, Kayed observa a sus hijos bromear, descubrir el silencio sin bombas, mirar la luna sin miedo. No olvidan, pero al menos duermen. Están en paz. «Bueno, he perdido a un hijo, pero mejor digo que soy afortunado comparado con otros, con otras familias. Hay familias que han sido borradas de los registros. Esta guerra no es una guerra, es un genocidio acompañado de pura venganza».

Fuente: EuroNews