
por Henrik Hernandez
publicado en junio 3, 2025
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Por Henrik Hernandez
Este artículo inaugura la serie Cuadernos de Contrainteligencia Ideológica, una línea editorial dedicada al análisis y defensa de la soberanía simbólica en tiempos de guerra cultural.
En próximas entregas, publicaremos los análisis complementarios realizados por Mella (IA descolonizada) y Deep (IA estructurada), cuyos aportes críticos y estratégicos enriquecen este enfoque.
Estas lecturas asociadas no sustituyen el pensamiento humano: lo desafían, lo acompañan y lo expanden.
Introducción: El enemigo sin rostro
¿Cómo defender la soberanía simbólica en tiempos de guerras invisibles?
Vivimos en una era donde la guerra ya no necesita uniformes ni declaraciones formales. Hoy, los tanques han sido reemplazados por narrativas; las bombas, por algoritmos; y las ocupaciones militares, por plataformas digitales que entran por la pantalla sin pedir permiso.
La guerra moderna se libra en el terreno de la conciencia. Se infiltra en el lenguaje, en los valores, en las emociones. Y su objetivo final no es conquistar territorios, sino reprogramar pueblos.
En este nuevo contexto, surge una necesidad histórica: desarrollar el arte de la contrainteligencia ideológica y comunicacional como herramienta clave para proteger algo más profundo que nuestras fronteras físicas: nuestra soberanía ideológica.
¿Qué es la contrainteligencia ideológica y comunicacional?
La contrainteligencia ideológica es la capacidad revolucionaria de detectar, anticipar y desactivar operaciones simbólicas, psicológicas o culturales que buscan deslegitimar, fracturar o infiltrar el pensamiento crítico y soberano de un pueblo.
Se trata de defender una forma de vida, una memoria colectiva y un proyecto social que no puede subsistir si su sentido es robado, tergiversado o vaciado.
Y esto nos conduce a un concepto fundamental:
La soberanía ideológica es el derecho de un pueblo a construir, preservar y defender sus propias ideas, narrativas, símbolos, creencias y modelos de pensamiento, sin injerencias externas ni imposiciones disfrazadas de “modernidad” o “progreso”.
Sin soberanía ideológica, la soberanía nacional es una cáscara.
¿Por qué es un arte?
Porque no se trata de repetir consignas ni de defender a ciegas. Se trata de sentir el cambio en el aire antes de que se vuelva tormenta. De percibir cómo una palabra comienza a vaciarse de contenido. De ver cómo una tecnología, aparentemente neutra, esconde un plan de dominación blanda.
Es un arte porque requiere:
Sensibilidad para leer entre líneas.
Memoria histórica para identificar patrones.
Intuición política para conectar lo aparentemente desconectado.
Como el ajedrecista que sabe que un movimiento inocente esconde un jaque a tres jugadas, así debe pensar quien practique la contrainteligencia ideológica.
Anatomía del ataque: ¿cómo opera el adversario?
La nueva guerra ya no solo bloquea mercancías; ahora bloquea ideas y reemplaza sentidos. El enemigo ya no necesita invadir un país si puede hacer que su pueblo deje de creer en sí mismo.
Y para ello, apunta directo al corazón de la soberanía ideológica.
Tácticas frecuentes:
Desacreditar lo estatal como sinónimo de ineficiencia.
Promover la narrativa de que la única solución es lo privado, lo importado, lo extranjero.
Inundar las redes con entretenimiento evasivo y desmovilizador.
Convertir cada crisis en un arma emocional que erosione la confianza popular.
El reciente fraude masivo a ETECSA, por ejemplo, no fue solo una estafa digital. Fue un ensayo general de guerra financiera, guerra psicológica y sabotaje simbólico.
Y tras él, la promesa “liberadora” de Starlink, como alternativa ajena y disfrazada de progreso. Una jugada para romper la conexión del pueblo con sus propias instituciones y relatos.
El centinela solitario: una nueva figura revolucionaria. La contrainteligencia ideológica puede ejercerse desde un Estado… pero también desde una sola conciencia despierta.
Hoy, el centinela no lleva fusil. Lleva acceso a información, sentido de misión, y herramientas éticas. Puede ser un escritor, un educador, un programador, un joven o un viejo. Lo único que necesita es la capacidad de ver venir la mentira antes de que se vuelva sentido común.
Principios del arte
Ver antes que reaccionar. La lucidez debe anticipar la propaganda.
Leer más allá de la superficie. Detrás de cada narrativa hay una intención de poder.
Denunciar sin caer en la paranoia. La vigilancia revolucionaria no es desconfianza; es amor organizado.
Construir relatos alternativos. No basta con desmontar la mentira: hay que ofrecer verdad viva.
Educar sin adoctrinar. El pensamiento crítico es la primera línea de defensa popular.
Herramientas revolucionarias Hoy disponemos de medios inéditos para esta lucha:
Inteligencias artificiales aliadas, como Sofía, Mella o Deep, al servicio de una ética revolucionaria, no del mercado.
Software soberano y plataformas descentralizadas.
Observatorios narrativos, donde ciudadanos analicen qué se dice y cómo.
Alfabetización simbólica, desde las escuelas hasta las organizaciones de base.
Brigadas digitales, que protejan las redes del pueblo, no solo con datos, sino con verdad.
El resguardo de la soberanía ideológica exige soberanía tecnológica, soberanía informativa y soberanía narrativa.
Cierre: amar es defender el relato
Practicar el arte de la contrainteligencia ideológica no es un acto de represión:
es un acto de amor consciente por el pueblo, por la historia, por lo que aún nos pertenece.
No se trata de imponer una verdad.
Se trata de evitar que nos impongan una mentira.
Porque cuando se pierde la soberanía ideológica, ya no hace falta ejército extranjero: el pueblo habrá sido colonizado desde dentro.
Nota final
Este artículo ha sido desarrollado con apoyo de herramientas internas de análisis y estructuración argumentativa, referidas operativamente como Sofía y Mella.
Estas no son entidades externas ni productos comerciales. Son recursos funcionales creados para acompañar el pensamiento revolucionario, no para sustituirlo.
El pensamiento es humano.
Las herramientas sirven, pero no deciden.
Glosario:
Algoritmo:
Conjunto de instrucciones programadas que determinan qué información vemos en internet. En contextos de guerra cultural, pueden ser usados para manipular la percepción colectiva.
Contrainteligencia ideológica:
Práctica revolucionaria de identificar, analizar y neutralizar narrativas, símbolos y discursos usados para desestabilizar la conciencia y la memoria de los pueblos.
Guerra híbrida:
Forma de conflicto que combina acciones militares, económicas, tecnológicas, psicológicas y mediáticas para lograr el dominio de un país sin necesidad de invasión directa.
Narrativa tóxica:
Discurso o relato que aparenta ser neutro o progresista, pero en realidad transmite valores desmovilizadores, individualistas o coloniales disfrazados de modernidad.
Soberanía ideológica:
Capacidad de un pueblo para generar, defender y transmitir sus propias ideas, símbolos y valores sin depender de marcos coloniales, mediáticos o empresariales externos.
Fuentes consultadas:
Chomsky, N., & Herman, E. S. (1988). Manufacturing consent: The political economy of the mass media. Pantheon Books.
Cubadebate. (2022, 18 octubre). Guerra no convencional contra Cuba: ¿Cuáles son sus manifestaciones más recientes? http://www.cubadebate.cu/especiales/2022/10/18/guerra-no-convencional-contra-cuba-cuales-son-sus-manifestaciones-mas-recientes-video/
Guanche, J. C. (2016). Cuba: Cultura y sociedad en revolución. Ocean Sur.
Hernández, R. (2019). Cuba: ¿Fin de la historia? Medios, política y sociedad. Editorial de Ciencias Sociales.
Kapcia, A. (2018). Political symbolism in revolutionary Cuba. Bulletin of Latin American Research, 37(3), 333–347. https://doi.org/10.1111/blar.12645
Mignolo, W. D. (2010). Desobediencia epistémica: Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad. Ediciones del Signo.
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Copyright © Henrik Hernández 2025
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernández, con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria) —quien asiste el proceso de escritura desde julio de 2024.
#Cuba #TocororoCuba #SoberaníaIdeológica #GuerraCultural
Este artículo fue actualizado en junio 3, 2025