
Jorge Rachid
La Soberanía es la capacidad de tomar decisiones, sin depender de terceros y se expresa en cualquier ámbito de la vida, sin ser propiedad exclusiva de la política. Construir Soberanía es una decisión de la voluntad de llevar adelante un proceso, siempre tenso y doloroso, de defensa ante los intereses tanto nacionales como internacionales, de cooptar colonizando, el manejo de la cosa pública.
La democracia que hoy vivimos ha visto degradar la Soberanía Nacional, desde el momento mismo de su nacimiento hace 41 años, cuando la dirigencia política argentina aceptó pasivamente la imposición del Consenso de Washington, de forjar un modelo de país tutelado por el Mercado, como ordenador social y económico.
Ese marco de dependencia explícito, fue profundizado en el Pacto de Olivos de Menem Alfonsín, que permitió la degradación, por fragmentación de la Argentina, en especial de las políticas nacionales de salud , educación y Seguridad Social, que fueron provincializadas y muncipalizadas, permitiendo la entrada del lucro y la mercantilización del capital privado, en los sistemas solidarios, que fueron construidos por el pueblo argentino, como cultura propia, por décadas y que fueron arrasados en su concepción de vida comunitaria, en un nuevo paradigma materialista, egoísta, individualista, con la diáspora social consecuente.
Estas políticas tuteladas y auditadas por el FMI y el Banco Mundial, amputaron la capacidad de decisión de políticas nacionales, destinadas a la construcción de un modelo social solidario biocéntrico, que generase justicia social con cuidado del ambiente, en la totalidad del país.
La fragmentación entrega a múltiples actores la capacidad de tomar decisiones, sin tener en cuenta el equilibrio necesario del bien común, que permite superar las asimetrías, tanto de recursos, como de distancia y capacidades, que es el rol central del Estado Nacional, como ordena la Constitución Nacional en su artículo 14 bis.
El funcionamiento pleno del sistema requiere equilibrios que han sido barridos por una nueva lógica, en donde la política nacional ha sido denostada, los valores patrióticos ignorados y la defensa del patrimonio nacional, simplemente una operación comercial del Mercado de bienes y servicios con objetivos de lucro.
De ahí que la privatización de empresas del estado que construyen Soberanía, como YPF, Aerolíneas Argentinas, ARSAT, INVAP. IMPSA entre otras , junto a la disolución de herramientas del conocimiento como CONICET, INTI, INTA y Ministerio de Ciencia y Tecnología, que son objetivos del enemigo colonizador.
Además de la entrega patrimonial de los recursos como el agua dulce, el litio, el petróleo y gas, tierras raras, Mar Austral, Patagonia, Pasos Bioceánicos y Antártida, se suman por exigencia de la lV Flota, el control del río Paraná, los Puertos privados, las exportaciones argentinas y el Puerto de Ushuaia a cargo de las FFAA de EEUU. Esto tiene nombre y se llama claudicación nacional, rendida ante la colonización de los nuevos tiempos, con pérdida de Soberanía nacional.
Hoy la Argentina está colonizada, en términos que hasta hace poco tiempo eran sólo culturales y económicos, siendo actualmente geopolíticos y cooptando los poderes republicanos, subordinados a los dictámenes tanto de los Fondos de Inversión Buitres, el FMI, el BM y los planes estratégicos diseñados por el mundo Unipolar en decadencia, encabezado por EEUU, Israel, Inglaterra y la OTAN, que nos llevan a una confrontación en terceros escenarios en disputa, con guerras, por recursos que necesitan estos países, a largo plazo, quienes hoy viven la pérdida paulatina del imperio hegemónico.
Recuperar el sentimiento patriótico es el camino de la reconstrucción de la Soberanía nacional, que pasa por jerarquizar la identidad y la memoria de un Pueblo que ha sido sometido al abandono de sus capas dirigentes y que recuperará su vigor de lucha en la medida que surjan dirigentes, que demuestren esa voluntad de conducir un proceso fundacional.
Será con la construcción de un nuevo paradigma, que recupere los valores y virtudes perdidas y que generen esperanzas, elaborando nuevas utopías, que motoricen un nuevo amanecer patriótico.
Como nuestros Padres Fundadores, la lucha por la Liberación de la Patria Grande Latinoamericana, es la construcción efectiva de Soberanía, como marca nuestra Acta de la Independencia Nacional de Tucumán, donde se declara la misma, aclarando que es de cualquier potencia extranjera, como sucede hoy en la Argentina, atada a un Gobierno con legitimidad de origen, pero impunidad de gestión, que pone en riesgo la continuidad de nuestro país soberano, tal cual lo conocemos.
Jorge Rachid
CABA, 15 de mayo de 2025
BIBLIOTECA
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Omar Auton: Patria o Colonia Ed. CICCUS
Alberto Mario Moses: De la realidad a la Utopía Ed. Fundación Ross