POLVORÍN EL MIR Y LA LUCHA ARMADA (1)

Compilador:
Eduardo Orta Hernández
Un combate por la vida.
¡¡Importante es vencer, pero más importante es convencer!!

           “Resucitar el pasado es cosa   fundamental, proyectarlo hacia el futuro,convertir el pasado en futuro, para tener una idea global de lo que ha sido el desarrollo del país desde la llegada de los españoles” Domingo Alberto Rangel. Honor y Gloria. 

El texto El MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y la Lucha Armada cuyo autor es Alirio Liscano. Es un testimonios sobre Simón Sáez Mérida, el Chema Saber, Domingo León, Nicolás Beltrán, guerrillero mirista fusilado en oriente, Jorge Rodríguez(1976), El Catire Rincón(1982), Manuel Vadell(1999), Alirio Liscano, Moisés Moleiro(2002). Con prólogo de Fernando Soto Rojas, editado por Vadell Hermano en 2014.

En el prólogo, Fernando Soto Rojas, trata algunas precisiones sobre el proceso de la lucha armada en los años 60 del pasado siglo. Destaca sus apreciaciones sobre la guerra y la política, como ciencia y arte. Expone sus comentarios sobre las causas de la lucha armada de los 60 del pasado siglo en Venezuela, así mismo establece sus consideraciones sobre la derrota de ésta, la grandeza y limitaciones de la vanguardia PCV y MIR, apoyándose en las opiniones del antropólogo Pedro Pablo Linares y del periodista Octavio Beaumont Rodríguez. Toca su digna pluma a los traidores y pobres de solemnidad, explica sintéticamente el surgimiento de los partidos políticos modernos venezolanos, los documentos fundacionales: El Plan de Barranquilla (Rómulo Betancourt, Leoni y otros); el del Partido Comunista, dando origen a la agrupación política Organización Venezolana (ORVE), con un perfil antiimperialista, nacionalista y democratico. Precisando sus apreciaciones sobre el tinte europeo de tales fundaciones descuidando la realidad latinoamericana y caribeña. Expresa que desde la década del 50 del siglo XX, hemos pasado por tres largas coyunturas: el Perezjimenismo, Puntofijismo y Proceso Bolivariano.

Alirio Liscano inicia el texto con un exordio, cuya precisión, por demás relevante, trata sobre la magna figura de Domingo Alberto Rangel, su inmensa obra intelectual de variados temas. Un político e intelectual nacionalista y antiimperialista de firme convicciones, prebostes de generaciones, su digna pluma dejo la impronta de la honradez y verticalidad, del compromiso con el pueblo, con la nación nuestra americana. Sobre el cual, hay volver para estudiar la realidad venezolana desde la originaria acumulación del capital, su estructura agrícola y petrolera, el proceso de una dependiente y mediatizada industrialización y el control imperialista sobre nuestra economía, la corrupción política y el la necesaria búsqueda de alternativas revolucionarias sin claudicaciones ni traiciones. Era la dignidad viva de la reserva moral del pueblo. Es obligatorio estudiar sus libros.

Escribir sobre Simón Sáez Mérida es encontrarse con la valentía y memoria misma de un pueblo, con la historia de Venezuela. Fue desbordante su fecundidad teórica y más aún su irreductible combatividad política. Dirigente político en la lucha clandestina contra Pérez Jiménez, fundador del MIR. Un venezolano estudioso y respetado por su alto nivel intelectual, reserva moral del pueblo de Venezuela, perseguido por el Puntofijismo. Expulsado del país, escribió la novela Los siglos semanales y en 1997, el libro, La Cara Oculta de Rómulo Bentacourt. El proyecto de invasión de Venezuela por tropas norteamericanas.

José Manuel Saher (Chema) dejó para la posteridad un sólido legado de idealismo y de sólida moral revolucionaria. Fundador del MIR, acompaña a Douglas Bravo en la lucha guerrillera en la montaña coriana y en las de “El Bachiller”, es asesinado en 1967 a la edad de 25 años, contando con una fecunda labor política. Para la época hijo del gobernador de Falcón. En febrero de 1963, desde el cuartel San Carlos dónde permanece prisionero le escribe a su padre:
“Me dije que cuando fuera grande lucharía porque los venezolanos no volvieran a vivir la zozobra de la persecución. Por ello estoy condenado a 18 años de prisión. Desgraciadamente y esto es lo que lamento más, tú estás al lado de esos mismos perseguidores y carceleros que recuerdo a cada instante en el chirriar oxidado de los goznes de mi calabozo… Tu sabes que la “Operación Torbes” es de tal magnitud que en ella han participado hasta oficiales del ejército colonialista de Estados Unidos y miembros de la Central de Inteligencia norteamericana…Imagina el impacto de mi espíritu cuando fui esposado y amarrado y después de andar así durante más de quince horas por desfiladeros pantanoso y bajo incesante lluvia, llevado a tu presencia en el Comando de Operaciones que me apresó, la repugnancia que experimenté cuando el Fiscal Militar se basó contra mí en testimonios tuyos”.
Un gigante testimonio, el de Chema, y prueba de lealtad revolucionaria, sin dudas, un paradigma de una generación.

Moisés Moleiro el caballero de la esperanza, entre otras, afirmaba que ser filósofo no es conformarse con explicar el mundo, sino luchar por transformarlo. Fue un sólido pensador marxista. Creía en el ‘marxismo abierto’, ‘flexible’, ‘irreverente’. Su marxismo no tenía nada de divino y para algunos era ‘profano’. Moisés era dialéctico. Sólo el pensamiento que cambia tiene la posibilidad de permanecer y al revés, permanecer pese a los cambios, es así como titular su libro: ‘Ha muerto el socialismo Viva el Socialismo’. Estaba dotado de una solidaridad cultura (recitaba sin pestañear fragmentos entero del Quijote, La Celestina o La Divina Comedia en Italiano) Su verbo era una hojilla, sus discursos eran platos fuertes y sabrosos. He ahí un hombre de estudio y militancia política consecuente y digna. Apasionado de la organización, apegados a principios, pero flexible en lo político. Uno de los principales ideólogos del MIR.

Culminó está compilación con el “Ronco” Moleiro, invitando a la lectura del texto acá comentado en parte.
ALIRIO LISCANO El MIR y la Lucha Armada. Vadell Hermano Editores. Enero de 2014. 187 págs.
Compilador:
Eduardo Orta Hernández.