
Los nazis las llamaron «Nachthexen» Brujas de la Noche. Eran las pilotos de guerra del Regimiento Aéreo de la Unión Soviética, todas ellas jóvenes mujeres, en promedio de edad no superaban los 22 años.
Volaban de noche tras las líneas enemigas en viejos aviones biplano Polikarpov U-2.
Antes de dejar caer las dos bombas que podían cargar apagaban el ruidoso motor del avión y planeaban hasta el objetivo. Los nazis no las oían llegar, por eso las bautizaron «Brujas de la Noche» y les tenían terror.
Realizaron casi 24 mil misiones de combate, y perdieron más de un 30% de pilotos en acción.
Más de la mitad de todos los muertos en la 2da Guerra Mundial fueron rusos, casi 27 millones de seres humanos. Y este costo, terrible e inimaginable para cualquier nación fue soportado por el pueblo ruso con un heroísmo sin par. Y las mujeres rusas no se quebraron, no se encerraron en las casas e iglesias a llorar. No se cubrieron de luto eterno. Se pusieron de pie y enfrentaron al invencible ejército nazi fascista. Se fueron lejos del alcance del enemigo a trabajar en las fábricas de armas, uniformes, medicina, alimentos. Y en forjar hierro, en hacer bombas, balas y cañones se volvieron expertas.
Se hicieron expertas en cuidar y curar a los camaradas heridos que llegaban de a miles a los hospitales. Se hicieron expertas en volar aviones de guerra. En matar a distancia a nazis y fascistas con un solo tiro de fusil.
Fueron guardianas de los campos de prisioneros nazis, los mismos nazis que habían matado a sus esposos, hijos, que habían violado a miles de niñas y mujeres rusas.
Mariya Oktyabrskaya, cuando perdió a su esposo en combate vendió todas sus posesiones y compró un tanque de guerra T-34 porque el reglamento de batallones blindados no les permitía a las mujeres comandar tanques, entonces Mariya compró uno y partió a la guerra donde murió combatiendo a los invasores.
Si quieren heroínas de verdad, de carne y hueso, con historia reales miren a Rusia. A Rusia les sobran heroínas.
No se quebraron, no se pusieron a llorar en los rincones, no se cubrieron de negro.
Y les sobraban razones para llenar ríos de lágrimas, para desgarrarse infinitamente el alma. Porque después de derrotar a Hitler y volver victoriosas de Berlín se encontraron solas… Y solas bailaron en las calles de Moscú y en todas las ciudades y pueblos de Rusia.
Los nazis las llamaron «Nachthexen» y les tuvieron terror.