
Por Fernando Bossi Rojas
«Expresamos nuestra solidaridad al pueblo de Puerto Rico y su gran líder, Pedro Albizu Campos, el que, en un acto más de hipocresía, ha sido dejado en libertad a la edad de 72 años, sin habla casi, paralítico después de haber pasado en la cárcel toda una vida. Albizu Campos es un símbolo de la América todavía irredenta, pero indómita. Años y años de prisiones, presiones casi insoportables en la cárcel, torturas mentales, la soledad, el aislamiento total de su pueblo y de su familia, la insolencia del conquistador y de sus lacayos en la tierra que le vio nacer; nada dobló su voluntad. La Delegación de Cuba rinde, en nombre de su pueblo, homenaje de admiración y gratitud a un patriota que dignifica a Nuestra América». Esto dijo el Che Guevara en homenaje al revolucionario borinqueño en su discurso en Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964.
Pedro Albizu Campos nació en el barrio Tenerías de Ponce en 1891 o 1893. Estudió en los Estados Unidos, obteniendo títulos de Licenciado en Derecho Internacional, Doctor en Filosofía y Letras, Ingeniero Químico y Teniente en Ciencias Militares. Ya en su patria, dedicó toda su acción a la causa independentista, alcanzando en 1930 la presidencia del Partido Nacionalista.
En 1936 fue arrestado y trasladado a la prisión de Atlanta bajo la acusación de conspiración. Once años después regresó a Puerto Rico donde fue recibido por su pueblo en una muestra impresionante de reconocimiento como líder indiscutido de las fuerzas patrióticas.
El 30 de octubre de 1950, se produjo el Grito de Jayuya, insurrección popular conducida por el Partido Nacionalista. Nuevamente Albizu fue encarcelado. A fines de 1953 fue indultado, pero apenas un año después, a causa del atentado realizado por patriotas puertorriqueños en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se le revocó el indulto y nuevamente se lo mandó a prisión.

El 15 de noviembre de 1964, Albizu fue otra vez “indultado”, hipócritamente como lo señala el Che. Meses después, el 21 de abril de 1965, murió en San Juan. Su salud estaba quebrada; su cuerpo deformado, los carceleros yanquis habían experimentado nuevas técnicas de tortura con el patriota, quemándolo con rayos electromagnéticos.
La lucha continúa en Puerto Rico, y la voz de Don Pedro Albizu Campos sigue agitando corazones: «Una banda de facinerosos la puede acabar la policía matando a los facciosos, pero una organización de patriotas no la destruye todo el poder de Estados Unidos», dijo Don Pedro señalando el camino.
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Portal Alba