Luis Brito García: Un escritor que espolea al mundo


Intelectual orgánico, la huella de Luis Britto García (Caracas, 1940) puede rastrearse en distintos géneros creativos, los cuales viene abordando consistentemente desde al menos 1970, cuando recibe el premio Casa de las Américas por su libro Rajatabla.
Con la vitalidad de un aprendiz y su curiosidad intacta, el escritor de 79 años continúa abordando infinitas ramas del conocimiento sin hacer ascos al avance tecnológico, el cual filtra por el tamiz de lo pretérito, no necesariamente mejor ni peor. Hombre de espíritu renacentista, su columna en Últimas Noticias se ha convertido en una caja de resonancia sobre el revolucionado presente venezolano y sobre el revuelto orden global. A él acudimos en busca de la perspectiva del vigía, observador que no abandona su posición en lo alto del mástil, para usar un símil entrañable a su gusto por el tema marino y las sagas de piratas.

Hoy que la información se encuentra tan a la disposición de los interesados a través de internet, ¿qué tan metódico se debe ser para asimilar el conocimiento?, ¿qué tan riguroso?

Se debe ser tan metódico y riguroso como siempre. En primer lugar, la documentación en físico podía ser tan farragosa y diversa en calidad como lo es hoy en día la información digital. Lo importante es el criterio para valorarla y separar lo pertinente de lo impertinente. Al principio, y todavía lo hago, creaba bibliotecas especializadas sobre un tema: el populismo, la piratería, la identidad nacional del venezolano, la estética, la historia del arte, la ciencia ficción, el cómic. Así tienes en principio todos los materiales sobre un tema al alcance en un área. Ahora, desde luego, voy creando archivos en la computadora, y en ella inserto todos los materiales pertinentes. Por ejemplo: Agresión contra Venezuela, Guerra Económica, Literatura venezolana contemporánea, Estética.

– ¿Cuál es su opinión sobre Wikipedia, que tiende a arrogarse por su ubicuidad digital el papel de gran, y acaso única, fuente del saber?

Es un instrumento útil, pero no debe ser el único. Como toda obra humana, no es inmune al error. Lo interesante es que en muchas de sus entradas comienza advirtiendo: este texto debe ser revisado, porque no parece ser imparcial en algunos aspectos. O bien, faltan referencias. Está abierta a la crítica y en gran parte de las entradas pide ayuda a los lectores para que las perfeccionen, aportando informaciones o llenando vacíos.

Las artes han evolucionado en los últimos tiempos de manera muy dispar, ¿hacia dónde se dirigen el teatro, el cine y la literatura? ¿Cuál será el arte del siglo XXI?

Lamentablemente, después de una tormenta de innovaciones en los primeros dos tercios del siglo pasado, las artes han involucionado hacia la reposición, hacia la transvanguardia o, para decirlo más claramente, hacia el refrito. Se resucitan géneros reducidos a fórmulas, como la novela rosa, la de misterio, el policial y el cuento de hadas o de brujos, con pretensiones de trascendencia y resultados banales. Igual sucede con la transvanguardia pictórica, y el revoltillo de estilos de la arquitectura postmoderna. Veo esperanzas para el teatro, en el género de Danza Teatro de Pina Bausch, la Academia Ruchu, el Odin Teatret de Eugenio Barba y en general los experimentos místicos de Grotowsky. Para el cine, en el estilo alucinatorio y poético del videoclip, que lamentablemente parece haberse estancado o involucionado. Para el cine y la televisión entreveo, primero, el paso de un espectador pasivo a otro activo, que elige contenidos en la televisión por suscripción y en internet, en las plataformas 2.0 y en la tecnología 5G. Luego, la creación de universos virtuales indistinguibles de la realidad. Desde 1970 he presentado mundos de esa índole en mis libros Rajatabla, Abrapalabra y La orgía imaginaria. Veo posible la creación de nuevos sentidos para sensaciones nuevas, la extensión sicológica del tiempo para que parezca eterno, y desde luego, la peligrosa disposición de estímulos placenteros más adictivos que las drogas.

¿Qué será en unos años de los medios impresos? ¿De los libros? ¿De las artes plásticas?

Para libros e impresos veo posible que se pueda grabar el monólogo interior y el mundo mental del autor para compartirlo, que es lo que ahora sucede muy parcialmente con la escritura, en la cual nos asomamos a la mente de otra persona estampada en tinta. Sobre las artes plásticas, se puede ahora dibujar y pintar con luz, crear superficies animadas en perpetua mutación, inventar el mundo en lugar de reproducirlo. Muy frecuentemente he trabajado en mis relatos sobre todas esas artes posibles.
Sobre el tema editorial, y en base a una carrera prolífica en títulos de todos los géneros, ¿tiene una percepción sobre lo que debería ser una política de publicaciones dirigida a captar masas de lectores más o menos críticos?
Tengo unos 88 títulos publicados en diversos géneros, en el único que no he publicado es en poesía, aunque sí he escrito tentativas de ella. He señalado que, con perdón de poetas y ensayistas, las estrellas en la preferencia del lector son los narradores. Noto que, por el contrario, en las revistas literarias no publican relatos ni por error. Recomendaría que los editores en sus tareas guarden en una gaveta bajo llave la amistad. Las estanterías están repletas de poemas fallidos y ensayos que a nadie interesan escritos por amigos de editores.

¿Existe una forma asertiva de enseñar la historia a las nuevas generaciones? ¿Hasta dónde son lícitas la novelización o la puesta en perspectiva de sucesos históricos, como hace la serie “Bolívar” de Netflix?

Aunque hemos filmado muy buenas cintas sobre el Libertador, me parece una vergüenza que no exista una serie venezolana de calidad para difundir la vida tan novelesca y apasionante de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. Igual, he redactado dos guiones sobre Hugo Chávez Frías, que aguardan en alguna gaveta a que las instituciones se acuerden de ellos. Seguramente los funcionarios esperan a que aparezca algún esperpento denigratorio, como “El Comandante”, para preguntarse por qué no tenemos buenas películas sobre el tema. Siempre el tratamiento audiovisual requiere cierta novelización o perspectiva. Si no, sería imposible presentar toda una vida en dos horas, o en algunas decenas de episodios.

¿Qué sucedió con buena parte de los intelectuales venezolanos que se han marginado de un momento histórico tan importante como el actual?

Estoy escribiendo un ensayo sobre la narrativa contemporánea, pues resulta interesante que abunde en textos crueles, pesimistas, paradójicos, absurdos, ácidos, más que en las historias edificantes que podrían esperar las autoridades. Confieso que esos adjetivos también describen gran parte de mi narrativa, de manera que no critico a esos escritores. Pienso que venimos de una generación que fracasó tratando de tomar el cielo por asalto, y que de repente encuentra que lo más parecido a un proceso revolucionario lo están haciendo otros. Aunque el piso ideológico de ese proceso haya sido construido por los utopistas de la insurrección, eso produce un cierto distanciamiento. Noto, en fin, que la mayoría de los intelectuales, y quizá los de mejor calidad, están actualmente con las fuerzas progresistas. Invito al lector a que haga sus listas mentales. A lo mejor no se han marginado, sino que los han marginado.

Sobre el papel de los intelectuales, ¿cuál sería un rol adecuado?, ¿cómo no hacerse incómodos o, quizá, inoperantes al centro de una dinámica cambiante y, a ratos, violenta y atropellada?

El papel de los intelectuales es seguir su propia conciencia, aunque eso los pueda convertir en incómodos. Ya decía Sócrates que él era un tábano que picaba a la gente para sacudirla. Puede ser que yo haya incomodado a toda la gente de la derecha y alguna de la izquierda. Lo lamento, no era mi intención, simplemente he querido exponer lo que pienso para que otros vean si me equivoco. Si en lugar de escribir lo que pienso dijera lo que alguien espera de mí, entonces sí me haría inoperante. Tampoco he sacado ni querido sacar provecho de una vida empleada en eso.

¿Cómo definiría ese proceso en el que una persona se va haciendo mayor, para qué sirve la experiencia de los años?

Woody Allen decía que con los años uno no se iba haciendo más maduro, ni más sabio, ni más experimentado, simplemente se iba poniendo viejo. Yo querría que me sirvieran para contemplar el mundo cada vez más con la perplejidad de un adolescente o de un muchacho.

La poesía: el género que se resiste

Britto García ha publicado obras de todo género a excepción de poesía. El porqué de esta salvedad encuentra explicación, posiblemente, en cierto temor a la vanidad, una trampa del intelecto en la que no pocos suelen caer.

”En el inicio toda la palabra era poesía, y luego se fue ramificando en filosofía, lógica, narrativa, ciencia y pare usted de contar. La poesía sigue siendo el género maestro que lo resume todo. La leo y la escribo constantemente, consciente de que acaso una o dos veces en la vida un privilegiado puede transmitir una iluminación. Por igual razón, me parece deplorable la presunción de cualquier improvisado de que por escribir en toleticos ya está haciendo poesía. Gombrowicz escribió una aguda sátira contra esa vanidad. La poesía sigue siendo el mayor misterio, y es quizá el compendio de lo mejor que se ha creado en cualquiera de las artes y de los géneros, o en la misma vida”.

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