Un guerrillero y autodidacta que hoy dispara poesía


La Entrevista Andrés “Papote” Aguilar Texto José Cuevas | Foto I´Grein Hernández

Siempre puntual a las citas, como cuando se batía en una operación de la guerrilla, urbana o en el cerro “El Bachiller”, nos encontramos en la sala de redacción de Ciudad Ccs, con el camarada Andrés Aguilar Pérez, mejor conocido como “Papote”, quien de entrada se definió como un autodidacta de la vida, en todos los órdenes que le corresponde vivir, ya sea poeta, escritor, militante político desde chamo.

Luego de saludarnos, especialmente a la colega fotógrafa I’grein Hernández, entramos en materia.

— ¿Por qué no se sujetó al orden académico?

— Siempre fui un rebelde y hoy, a los 80 años de edad, no creo que cambie. Más bien me aferro a mis convicciones, como son la defensa del ser humano, la naturaleza, la libertad del hombre y, por supuesto, la mujer.

— ¿Ese apego a ser libre, de dónde te viene, enseñanza de tus padres, del sitio donde te criaste?

— Sin duda el andar por esa zona semirrural de Los Teques, de comienzo de los años 40, me contagió ese ambiente de preservar la naturaleza, del trópico de nuestra querida Venezuela. Debemos conservar la Pachamama (diosa totémica de los Incas representada por el planeta Tierra). Cosa que no hemos hecho como ser viviente, que no estamos haciendo y vamos muy mal en ese aspecto. Si no, mira lo del desastre (incendio) de la Amazonía.

Gracias al descuido, abandono de los gobiernos capitalistas, representados en este momento por Jair Bolsonaro. Así que me declaro militante en la salvación de los bosques, el aire, el agua y los animales. En ese caminar en contacto con la naturaleza se fortaleció mi vena poética, que me dijo Doña Carmen Sofía (Pérez Olivares, su mamá) era herencia de mi padre (Salvador Aguilar Toro), a quien no conocí porque falleció cuando yo era muy niño.

— ¿Fuiste guerrillero, y hoy en vez de balas disparas poesías?

— Bueno, te dije que siempre rebelde. Apenas era un zagaletón me largué largo al carajo a conocer a mi país, a vivir mi aventura, en ese andar por Venezuela y el mundo me hice militante comunista. Estamos hablando de 1956 en plena dictadura de Pérez Jiménez. Fui preso varias veces por cabeza caliente, por alborotar las calles. Pero después que tumbamos al cerdito Pérez Jiménez.

Entonces me enrolé en trabajo social, político e ideológico en varios estados, incluso en rol de educador, enseñando a los campesinos que no sabían leer ni escribir. Me enorgullece haber estado en el estado Lara bajo las órdenes del Comandante Carache (Argimiro Gabaldón).

— ¿Quieres hablar de la tortura?

–Estuve preso, fui torturado y acusado de haber cometido el asalto en San Diego de los Altos, estamos hablando del año 1961, al comienzo del gobierno seudo democrático de Rómulo Betancourt y que como sabemos traicionó los ideales libertarios e igualitarios que precedió la caída de la dictadura de Pérez Jiménez. Sí, nos maltrataron físicamente, pero jamás delatamos a nuestros compañeros de lucha. Aquí estamos, siempre revolucionarios.

— ¿Y ahorita en qué andas en este proceso revolucionario chavista?

-–­Soy militante en varias organizaciones, ente ellas, la Célula Andrés y Ramón Pasquier; el Frente de Colectivos Revolucionarios Sergio Rodríguez, de la Parroquia 23 de Enero, de Caracas; soy profesor-coordinador en la Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo) y trabajo como Director General de la Fundación Amigos de los Años 60.

— ¿Pero continúas en la doctrina del comunista?

— Fui del Partido Comunista de Venezuela (PCV) desde 1956 hasta el año 2007, cuando optamos como aspirantes a militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) el cual considero fundamental para consolidar el socialismo en el país y continuar siendo faro de la libertad de los pueblos en contra del capitalismo.

— ¿Crees que es tan fundamental la fortaleza del partidismo?

— En el caso del momento histórico que nos toca vivir, ante el acoso del imperialismo, personificado en la política estadounidense que nos ha declarado la guerra, creo firmemente que el PSUV es fundamental, pues los líderes pasan, pero el partido sigue vigente. Eso lo ha entendido perfectamente el camarada Diosdado Cabello, y espero que otros estén en esa sintonía. Hay que vernos otra vez en Cuba: Ya no está Fidel, Raúl tiene 80 años, pero está el joven Miguel Díaz Canel y la revolución continúa, se fortalece. Ese es el ejemplo a seguir.

— Retomando su rol de guerrillero poeta y escritor, ¿háblanos de tu trabajo en esos campos literarios culturales?

— Entre mis obras literarias que han sido editadas y publicadas, puedo mencionar las novelas: Mala vida; Carlota, una mujer; Un muerto muy especial. Así como Siete fechas y un epitafio (poesía con 3 ediciones). Algunos cuentos como: Los sueños de Carmelo, entre otros. También una novela no terminada, pero que tiene título: El Comandante Elías (novela no terminada sobre la vida de Baltazar Ojeda Negretti).

— ¿Es decir que las editoriales te han tratado muy bien?

— En El Perro y la Rana me han publicado una sola vez. Pero la que realmente me ha apoyado con todos los hierros es la editorial Galac. Cinco de mis obras han sido publicadas gracias al apoyo de Carlos Parra. A él y a la editorial, muy agradecido.

— ¿Cómo ve o siente un poeta como tú a Venezuela?

— Como lo expreso en una autobiografía que te voy a hacer llegar para completar esta entrevista o más bien conversación entre amigos. Amo con pasión desbordada y profundamente esta Tierra de Gracia que se llama Venezuela, la conozco de principio a fin.

Conozco su gente, siempre luchadora y en especial sus mujeres, las más combativas en este proceso revolucionario.

— ¿Si tienes que combatir en el terreno bélico lo harías, pese a la edad cronológica que tienes?

— Mis hijos, hijas, nietos y bisnietos me dicen, “hasta cuándo Andrés”. Y yo le respondo “seré fiel a la causa de la plena soberanía hasta mi último aliento”.

— ¿Combatiste en el Cerro El Bachiller, y ahora es cuando recibes el título de bachiller?

— Cierto. Hasta ahora recibo el título de bachiller, pues mi educación había transcurrido en la informalidad. No sé si la formalidad me encauzará por caminos que todavía voy a transitar… Pero advierto: “Recibí ese título de bachiller, porque se prometió, por mi obra escrita, una licenciatura en literatura, si eso no ocurre me presentaré en la oficina del ministro y le devolveré esa vaina que nunca me ha hecho falta. Siempre rebelde”.

Biografía Mínima

Andrés Aguilar Pérez nació el 11 de agosto de 1939 en Los Teques. Desde niño, por su estatura y corpulencia se le conoció como “Papote”, ya que nadie quería cargarlo. Hijo del matrimonio entre Salvador Aguilar y Carmen Pérez. Jamás tuvo estudios formales, pero acaba de obtener el título de bachiller de la República Bolivariana de Venezuela. Es altamente reconocido por su labor intelectual como poeta y escritor, destacando entre sus obras: Mala vida (novela); Carlota, una mujer (novela); Siete fechas y un epitafio (poesía); Un muerto muy especial (novela con 3 ediciones); Los sueños de Carmelo, una serie de cuentos de un joven guerrillero, y continúa un largo etcétera de su obra escrita.

 

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