“La historia reafirma la necesidad de un Partido Comunista”


Jaime Caycedo Turriago, secretario general del Partido Comunista Colombiano. Foto Prensa Rural.

Jaime Caycedo, secretario general de esta organización que cumple 89 años de existencia, habla de la vigencia del proyecto revolucionario, el acierto de la solución política al conflicto armado como tesis para construir la paz democrática, las dificultades en la implementación del acuerdo de La Habana y la necesidad de la unidad en el inmediato escenario electoral

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

–Se cumplen 30 años de los acontecimientos del “Muro de Berlín”, la subsiguiente caída del llamado “socialismo real” y el giro de muchos proyectos comunistas hacia la socialdemocracia. Sin embargo, el PCC sigue vigente. ¿Por qué el Partido, que vivió la tragedia de la guerra sucia y divisiones internas considerables, mantiene hoy su cohesión ideológica y una hoja de ruta ajustada al momento político?

–Es real que el Partido Comunista Colombiano se forjó en la matriz del movimiento comunista internacional. Tras la derrota del nazi-fascismo, los triunfos de la revolución china, luego la revolución cubana y vietnamita mostraron una secuencia que sentó ejemplo, esperanza y expectativa, que opacó el sentido crítico frente a las experiencias anticapitalistas de las variantes tempranas del socialismo.

La contrarrevolución mundial subsiguiente no logró consolidar un “fin de la historia”, pero cambió los referentes ascendentes del período inicial. El capitalismo se mundializó, pero sus contradicciones se han ahondado, la desigualdad social ha retomado ritmos preocupantes, sus contradicciones alcanzan dimensiones que ponen en crisis a toda la civilización.

Debimos aprender a luchar también bajo el fuego de la “guerra fría” anticomunista y concebir una estrategia, adecuada a la compleja realidad geopolítica que nos impuso el imperialismo tras el 9 de abril de 1948. Ese punto de viraje en la historia hizo necesario multiplicar las formas de resistencia de masas y aprovechar los escasos resquicios democráticos.

La tan vilipendiada por la ultraderecha “combinación de las formas de lucha” fue un efecto y no una causa, fue una respuesta legítima desde el ámbito popular, fue el resultado de múltiples resistencias y expresión de las rebeldías frente al terrorismo de Estado, la violencia desde los poderosos, los intentos de exclusión de la vida política, las estigmatizaciones, linchamientos y persecuciones contra quienes ejercían la protesta en defensa de los derechos sociales y la libertad política.

El mérito de los comunistas consiste en haber sostenido una actitud coherente en medio de esas vicisitudes y defender con persistencia la necesidad de la salida política hacia una paz democrática.

La paz democrática

–Hoy el país vive episodos de tensión frente al momento que dibuja el Acuerdo de Paz, la continuación de la violencia en los territorios y el regreso de las fuerzas reaccionarias al poder. ¿Cuál es la lectura que hace el Partido frente a la esperanza de este proceso de paz incompleta pero vigente?

–La idea de una solución política la formuló por vez primera el 13 Congreso del PCC en noviembre de 1980. La idea fue que, abriendo la democracia, era posible avanzar en soluciones sociales para superar las causas principales de la guerra.

La transición desatada por el Acuerdo Final, suscrito por las FARC-EP y el Gobierno de Santos en 2016 contiene el componente de la cesación de la guerra más el componente de la ampliación de garantías y reformas que corrijan las causas sociales y políticas que subyacen en el fondo del conflicto armado.

Una fracción de las clases dominantes quiere ahora remozar la contrainsurgencia como línea de Estado, continuar el exterminio de las y los activistas de la oposición social y política. Esto es, reactivar una guerra con un bando armado y otro desarmado. El caso, para el momento actual, es que la vía de la solución política es un proceso de lucha de masas, prolongada y creciente, que requiere acumular fuerzas para consolidarse, obligando al establecimiento a cumplir plenamente el Acuerdo que, por cierto, hoy hace parte de la institucionalidad de la transición.

Duque, como principal responsable, y el Centro Democrático, como partido de Gobierno, buscan demoler esa institucionalidad de la transición. Pero no van a lograrlo. El punto decisivo ahora es la batalla por la democracia, que en Colombia necesita ser reinventada.

El papel del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición, como de la Jurisdicción Especial para la Paz y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, es el de sentar las bases para evolucionar a un sistema distinto. La función de los PDET, del PNIS, de los proyectos productivos, de los Espacios Territoriales, de la recuperación de las 16 Circunscripciones Territoriales de Paz, es acercar el proceso a las gentes.

La movilización popular del 26 de julio debe reclamar, sin excusas, que el gobierno cumpla y que se avance en el Pacto Político para sacar las armas del ejercicio de la política, lo que significa deshacer el entronque de estructuras de la Fuerza Pública y del paramilitarismo.

La unidad

–Hoy el Partido tiene una presencia importante en la Unión Patriótica y mantiene la idea de la convergencia como táctica para el cambio político, siendo el presente año electoral fundamental para este propósito. ¿Cuál ha sido la estrategia del PCC por construir estos estratégicos espacios de unidad?

–La estrategia ha sido y es la de un Frente Amplio por la paz democrática. Para ello se ha dado curso a una táctica exitosa de convergencias en diferentes campos: el de la paz, la acción parlamentaria, las movilizaciones de base, que se conjuga con la flexibilidad en la búsqueda de acuerdos electorales.

Un ejemplo es el acuerdo Colombia Humana – UP cuyo propósito es facilitar nuevas convergencias, compromisos y alianzas. Nuestra propuesta es alcanzar la mayor amplitud compatible con el acuerdo sobre programa común, cero vínculos con la corrupción y cero vínculos con el paramilitarismo.

Nos oponemos a toda forma de exclusión hacia la izquierda y todo veto hacia los comunistas y hacia Farc. La unidad tiene que ser incluyente y guardar coherencia cuando proclama defender la paz. Todo lo anterior significa que hay condiciones para avanzar y ganar espacios en municipios, departamentos y ciudades capitales, en la perspectiva de batallar por un gobierno democrático en 2022.

Mensaje a la militancia

–Se cumplen 89 años de un Partido con historia, que quiere cambiar la historia. ¿Cuál es el mensaje a la militancia y al conjunto del pueblo colombiano en este momento de crisis en la política nacional?

–La historia reafirma la necesidad de un Partido Comunista, con iniciativa y presencia en el pueblo, con una visión revolucionaria de su papel, con una concepción clara de su proyecto de lucha por el socialismo, de las alianzas necesarias y de la unidad. No perdemos de vista la necesidad de la unidad estratégica de los comunistas y de las fuerzas que militan en la izquierda avanzada.

El 22 Congreso subrayó su importancia, sin acelerarnos pero sin subestimar los pasos, los compromisos y la construcción de elementos comunes en la unidad de acción política y programática. La tarea de construir un bloque popular revolucionario es un objetivo que no se contrapone a la convergencia más amplia, su propósito es fortalecerla.

En la batalla de ideas este aniversario del Partido ha estado asociado al Bicentenario de la campaña libertadora revolucionaria, al significado internacionalista de la paz de Colombia para América Latina y a la exigencia que el Estado colombiano cumpla el Acuerdo de Paz y responda por el derecho a la vida digna de todos.

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