“Desde los 60 la CIA usa el mismo manual para derrocar gobiernos”


JAIME GALARZA, ASESOR DE LA CANCILLERÍA DE ECUADOR

> Advierte que el calentamiento de las calles es parte de la manipulación de la derecha > Recalcó que la Revolución Ciudadana de su país es hija de la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez, a quien califica como el símbolo mayor de esta nueva generación de revolucionarios

Los procesos progresistas que se viven a partir del viraje de izquierda en América Latina han sido amenazados constantemente por los grupos de derecha, las transnacionales y especialmente por las maniobras de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), la cual busca desestabilizar a países como Ecuador y Venezuela.

Jaime Galarza Zavala, historiador, político y asesor de la Cancillería de la República de Ecuador, ha escrito varios textos con el propósito de denunciar a las grandes transnacionales del petróleo, razón por la que fue apresado.

Su participación en la publicación del texto La CIA contra América Latina, caso especial: Ecuador, es especialmente significativa puesto que en el contenido del libro se muestra la vigencia de los métodos de la agencia gringa para desestabilizar los procesos progresistas.

En tal sentido, a Galarza le preocupa que las actividades de la CIA en los pueblos de Latinoamérica no son conocidas debidamente por las nuevas generaciones y en general por los pueblos de la región.

—¿La CIA conserva los mismos métodos que en los 60 y 70 para desestabilizar a países con gobiernos progresistas como Ecuador y Venezuela?

—Prácticamente es el mismo manual, el que utilizaba la CIA antes y el que utiliza ahora. Sus métodos: comprar agentes, comprar información, producir actos de terrorismo que posteriormente difundían que eran cometidos por grupos revolucionarios de izquierda. En algunos casos se comprobó que en los detenidos había elementos integrantes de la propia CIA, que eran los que colocaban bombas en los campos católicos para incitar a la población católica en contra de la izquierda. Estos métodos de desestabilización han variado muy poco, significan el calentamiento de las calles, manifestaciones que eran manipuladas por la CIA, la utilización de medios de comunicación privados, como parte de su campaña.

—¿Qué lo inspiró a participar en la publicación del texto La CIA contra América Latina, caso especial: Ecuador?

—En los 60 en Ecuador había un gobierno de derecha represivo contra la juventud, no admitía ningún reclamo de carácter progresista y menos todavía que desarrolláramos una labor de simpatía y de solidaridad con la Revolución Cubana. Justamente en esos años Philip Agee, en 1975, publicó el libro Diario de la CIA, en él hace una denuncia de todo lo que fue la campaña anticubana y anticomunista de esos años, que suscitó mucha violencia, muertes de campesinos, jóvenes que fueron perseguidos en el nacimiento de esta unión revolucionaria, en nuestra labor de denuncia.

Un grupo de jóvenes reprodujimos la parte del libro que se refiere al Ecuador. El libro de Agge tiene mil páginas, de las cuales, cerca de 300 se refieren a las actividades de la CIA en Ecuador, con muchos detalles y cerca de 200 nombres de agentes que figuraron en partidos políticos, en movimientos sindicales, estudiantiles, en las Fuerzas Armadas y en la Policía.

Agge reveló los nombres de esos agentes, y en Ecuador suscitó una conmoción. Después entrevisté a Agge en Londres y esa conversación la hemos vuelto a reproducir últimamente por la importancia que tiene, debido a que señala los mecanismos que utiliza la CIA para desestabilizar gobiernos, para producir golpes de Estado, y eso está a la orden del día en la actualidad, no solo en Ecuador sino en varios países de América Latina.

—¿Estuvo preso por sus ideas progresistas en los años 60, cuál fue la denuncia que realizó?

—Me persiguieron y llevaron preso por el libro El festín del petróleo, que se refiere fundamentalmente a cómo las grandes compañías transnacionales, entre ellas a Standard Oil de New Jersey, Royal Dutch Shell, Texaco y Chevron, han saqueado los recursos de hidrocarburos de varios países. Yo doy una breve panorámica allí del caso de Venezuela, México, Brasil, Argentina y Bolivia, para luego dedicarme al caso ecuatoriano.

Nosotros somos un país productor de petróleo y exportador desde 1925. Con todo el señalamiento de gobiernos corruptos que, bajo el amparo de la impunidad, estaban haciendo lo que yo llamo un festín con los recursos hidrocarburíferos.

Ese libro tuvo una fuerte acogida internacional en 1974. También la Universidad Central de Venezuela publicó una edición. Fue motivo de una persecución fuerte, estuve dos años preso bajo la dictadura militar del señor Guillermo Rodríguez Lara. Señalé con mucha claridad y firmeza la complicidad de los gobiernos en esta entrega del petróleo, pues encajaban figuras de militares, políticos, medios de comunicación y más.

Posteriormente publiqué Piratas de los golfos, que es la historia del entreguismo de petróleo del Golfo de Guayaquil a un consorcio norteamericano. Mi libro suscitó un revuelo y el propio Gobierno militar de la época por un lado me tenía preso a mí y por otro lado anunció las concesiones conforme yo había denunciado, que era el famoso caso del nombre de la compañía ADA, compañía norteamericana que en definitiva no existió nunca, era un membrete del grupo de traficantes del petróleo.

—¿Qué movimientos políticos lideró durante su lucha?

—En 1960 dirigí una organización que tuvo mucha importancia, era la Unión Revolucionaria de Juventudes Ecuatorianas (URJE). Esto fue un movimiento que nació casi simultáneamente con los grupos de la Revolución Cubana, pero no exactamente por inspiración de Cuba, sino que coincidió la lucha que sosteníamos allá contra un gobierno tirano, de derecha que era socialcristiano. Tuvimos la necesidad de combatir ese gobierno que cometió masacres como las que se cometió en Venezuela en febrero de 1989 (El Caracazo). Eso ocurrió el 2 y 3 de junio de 1959 en Guayaquil.

Era un gobierno represivo, contra la juventud especialmente. Muchos jóvenes fueron perseguidos en el nacimiento de esta unión revolucionaria, en nuestra labor de denuncia.

—¿Por qué surge un viraje a la izquierda en la región comenzando por la Revolución Bolivariana de Venezuela?

—Yo creo que la Revolución Bolivariana surge en circunstancias en las que prácticamente en todos nuestros países de América Latina y el Caribe se implantaron dictaduras y un sello evidentemente que era el de la CIA.

Era sello norteamericano. Algunos casos no se conocieron a fondo, pero otros perfectamente sí, como el caso del derrocamiento de Salvador Allende, en Chile. En definitiva, la implantación de estas dictaduras estaban encaminadas a fortalecer la política de posesión de hidrocarburos, de minerales, control de mercados, control financiero y también control de las Fuerzas Armadas y policiales del continente.

Esta represión fue la que llevó a muchos pueblos, poco a poco, a buscar lo que se convertiría en una segunda independencia mediante el establecimiento de gobiernos revolucionarios y progresistas, no sometidos al Fondo Monetario Internacional y que al mismo tiempo desarrollarían y como en efecto lo han hecho, políticas de justicia social, para ir eliminando gradualmente los niveles de extrema pobreza que vivían nuestros países. Esas dictaduras que cayeron estaban al mismo tiempo sustentadas en el apoyo de las oligarquías de cada uno de nuestros países.

La Revolución Bolivariana y el papel de Hugo Chávez vinieron a constituir una especie de clarinada de un nuevo amanecer de un camino independiente por los pueblos, un camino de justicia y de transformaciones.

Este nuevo viraje promovió la unificación de los pueblos y gobiernos latinoamericanos y del Caribe, como resultado: Unasur, la Celac y otros organismos de carácter integracionista, en contra de toda forma de dominación extranjera. Hugo Chávez es el símbolo mayor de esta nueva generación de revolucionarios, de esta nueva generación de libertadores.

—¿Cómo es la Revolución Ciudadana de Ecuador?

—La Revolución Bolivariana ha inspirado en gran parte el proceso de Revolución Ciudadana, pero dándose en un contexto propio de Ecuador.

Cada uno de estos procesos tienen sus peculiaridades, aunque se parezcan las situaciones de nuestros países, son realidades específicas. En Ecuador tenemos una masa indígena muy importante; tenemos un desarrollo agrícola que obliga a tomar en cuenta reivindicaciones específicas para ese campo; tenemos el dominio de áreas estratégicas importantes no solo en la geografía sino en hidrocarburos, en minerales. La derecha utiliza mucho el nombre de Venezuela, de Hugo Chávez y ahora de Maduro para decir en su propaganda de falsificación de la verdad que en Ecuador el gobierno de Rafael Correa pretende convertir al país en otra Venezuela y entonces sacan a relucir: “Venezuela es un país que se muere de hambre”, “Venezuela es un país donde no hay derecho democrático”. Dicen en su propaganda que se persigue a la juventud, a la oposición y más.

Y como supuestamente la Revolución Ciudadana es un ejemplo de la influencia de la Revolución Bolivariana, dicen que hay que derrocar al gobierno de Rafael Correa.

Este intento ya se dio hace seis años, el 30 de septiembre de 2010, cuando ocurrió la rebelión de la Policía.

Hay también el interés de los Estados Unidos de tomar posesión de recursos geográficos estratégicos como el archipiélago de Galápagos que siempre ha sido interés de la dominación norteamericana, donde durante 10 años estuvo presente una base militar norteamericana, hasta que el Gobierno de la Revolución Ciudadana la expulsó.

El mismo Gobierno también expulsó a una de las embajadoras norteamericanas por su vinculación en la política nacional; a oficiales de la CIA y a un grupo de 50 asesores norteamericanos, numerosísimo para un pequeño país como lo es Ecuador.

Esta política de Ecuador en defensa de sus recursos naturales, en defensa de su soberanía es lo que ha hecho que se desate una campaña muy fuerte en contra de la Revolución Ciudadana y del presidente Rafael Correa.

—¿Están amenazadas, estas dos revoluciones y demás movimientos progresistas, por un aparente resurgir de la derecha?

—Está lejos de poderse lograr este resurgir en Ecuador. Esto se debe a la misma campaña y manipulación de la oposición, pero no es un sentir de los pueblos. La oposición en Ecuador va desde la derecha, la ultraderecha y grupos llamados de izquierda radical, que siempre están acusando al Gobierno. No hay unidad en estos sectores: hay división de los movimientos indígenas, de maestros, de estudiantes, de trabajadores, quienes han sido engañados por la oposición, pero no se articulan en un solo movimiento.

En Ecuador estamos viviendo una situación similar al de otros países, mediante la política del calentamiento de las calles, para enardecer multitudes con decir mentiras y obviamente se aprovechan de los errores que se cometen por parte del Gobierno, que también son errores producto del sectarismo que no permite la unificación como revolucionarios.

—¿La herencia de corrupción puede ser una de las razones por las que el pueblo pierda la confianza en los gobiernos progresistas?

—Los episodios de corrupción en nuestro sistema político vienen de una herencia de largo tiempo, una herencia de corrupción administrativa. Entonces todo eso se utiliza, se agranda, se crea un ambiente contrario al Gobierno con las circunstancias de que muchas veces nuestros manifestaciones son sumamente violentas.

La Policía y el Ejército en nuestro país no reprime en verdad como dicen los medios, más bien hacen una labor de custodia y de seguridad, pero los grupos más violentos de la oposición atacan a la Policía y a los militares con el objeto de provocarlos, les atacan con piedras, con palos, la defensa pública no utiliza las armas, no hay muertos en Ecuador hasta ahora.

No se descarta que los francotiradores que la misma derecha y la CIA preparan, los utilicen en determinados momentos para eliminar a personas y echarle la culpa al Gobierno, cosa que es un método muy conocido de esta vocación derechista, de restauración conservadora neoliberal. Parecido a lo que pasó en 2014 con las guarimbas aquí en Venezuela.

—¿Hay fragilidad en la memoria colectiva, si es así, qué deben hacer los gobiernos progresistas para conservar la confianza de los pueblos?

—Yo creo que una de las labores fundamentales de los gobiernos progresistas es el esclarecimiento de la verdad, mediante un empleo más adecuado y masivo de los medios públicos que en muchos países se ha venido desarrollando y que desgraciadamente no se les utiliza a plenitud de forma acertada.

El otro punto clave es ir superando, donde se presente, los fenómenos de sectarismo, porque obviamente el sectarismo divide y al dividir ayuda a que se fortalezca la restauración conservadora neoliberal.

Hay que tener mayor claridad en las redes de corrupción porque es evidente que aún siguen elementos que vienen de antes. Son alimentados por las empresas privadas, por capital financiero. Eso lo manipulan con desinformación y lo presentan como una cosa gigantesca, que salpica el honor de los mandatarios revolucionarios.

Eso pasó con Dilma Rousseff en Brasil, luego se hizo contra Christina Fernández, se le hace a Evo Morales, se ha hecho en Venezuela, lo hacen en Ecuador. Y ¿por qué?, porque el tema de la corrupción es de gran sensibilidad popular.

De ahí que sea necesario el poner sobre la mesa todos los casos de duda, de sospecha o casos reales para que los pueblos vean que no hay ni perdón ni olvido contra la corrupción.

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BiografíaMínima

> Nació en Cuenca, Ecuador, en 1930

> Desde adolescente se dedicó a las letras, el periodismo, la poesía y la narrativa

> A los 17 años empieza a dirigir revistas y a estar al frente de diversos medios alternativos

> Autor de una veintena de libros desde 1962, poética, narrativa y ensayos como: El Festín del Petróleo, El Yugo Feudal, Quienes Mataron a Roldós y La CIA contra América Latina, caso especial Ecuador

> Actualmente es columnista del diario El Telégrafo y tiene un blog que se llama La Cometa

> Asesor en política de izquierda

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Manejos golpistas

Son pocos quienes poseen una información cabal sobre el tema de la CIA, mientras la derecha y sus servidores mediáticos procuran desviar las miradas del público calificando de paranoia toda denuncia sobre los manejos conspirativos y golpistas de la CENTRAL y sus múltiples agentes y colaboradores locales (…) Cierto que ha transcurrido medio siglo desde aquella época (…), pero al margen de su identidad y de sus casos, están vivos los métodos empleados por la CIA, tanto para reclutar espías como para infiltrarse dondequiera y ejecutar operaciones de sabotaje, desinformación política y desestabilización de gobiernos. FRAGMENTO

CRISTAL COLMENARES/CIUDAD CCS

FOTOS  LUIS BOBADILLA/CIUDAD CCS

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